La energía puede ser simplemente un brillante negocio para grandes corporaciones extranjeras y algunos grupos oligárquicos locales, y casi irrelevante para La Nación y para el pueblo; o puede (y debe) ser un factor primordial impulsor y dinamizador del desarrollo socio económico nacional.
En el primer caso, ya padecido durante el siniestro “proceso”, el noventismo y el reciente muy destructivo macrismo (las tres etapas de neoliberalismo que padecimos dolorosamente), y similares destructivas medidas en menores escalas en precedentes gobiernos liberales, sin ninguna inocencia ni improvisación, se apostó a la regresión a una economía primarizada, exclusivamente productora de materias primas, cuyos ingentes beneficios de exportaciones sin control ni medida, solo beneficiaron a grupos de poder económico concentrado, cuyas ganancias se volcaron casi sin freno alguno a la fuga de capitales, mientras el argentino de a pie, veía caer en picada sus condiciones de vida y su futuro se ennegrecía en la certidumbre de miseria reconcentrada y falta de oportunidades de progreso.
Lo que corresponde, obrando con Sentido de Lo Nacional, es que La Energía sea una palanca y un poderoso factor inductor del desarrollo general, apuntalando mejores niveles de vida en general, y facilitando el desarrollo industrial y tecnológico, así como la productividad en general.
Es necesario revertir la realidad de pobreza energética, consecuencia del neoliberalismo, con sus dos brazos de imposición de las tenazas del subdesarrollo crónico: tarifas o precios de energéticos a valores prohibitivos; y deficiencias en el abastecimiento, provocadas por las pocas o nulas inversiones. Esto último pues casi todos los ingresos extraordinarios que percibieron en esos cuatro últimos años los oligopolios energéticos privatizados, los distribuyeron como dividendos a los accionistas.
Lo opuesto a pobreza energética es la abundancia, que no implica derroche. Tarifas y precios acordes, que no limiten en uso de los energéticos, pero tampoco que promuevan el uso irresponsable o el despilfarro irracional de los energéticos.
Los precios y tarifas deben ser accesibles, evitando las tarifas dolarizadas y a valores impagables; pero no llegando a niveles ínfimos que no promuevan el cuidado y la utilización responsable de los energéticos. Si el consumo dispendioso duele en “la víscera más sensible” (el bolsillo), con seguridad todos los usuarios seremos medidos y criteriosos a la hora de consumirlos, sean ellos combustibles líquidos, o gas, o energía eléctrica.
En lo referente a los combustibles, sin duda la gran apuesta es el mega yacimiento no convencional de Vaca Muerta –una de las principales fuentes potenciales de divisas en gran escala de Argentina-, el cual el ultraecologismo cavernario, al servicio de sus mandantes extranjeros, intenta frenar o al menos entorpecer.
Como referencia, EEUU pasó de primer importador mundial de petróleo y gas natural, a gran exportador, gracias a la activación de sus enormes yacimientos no convencionales de petróleo y gas. Pero acá, las ONGs “ecologistas”, con letras y financiaciones de las Potencias Atlantistas (en particular las dos potencias anglosajonas), quieren impedir que Argentina use adecuadamente esas cuantiosas riquezas hidrocarburíferas.
Tampoco deben descuidarse los yacimientos hidrocarburíferos convencionales, en los que las explotaciones secundarias o terciarias seguro tienen potenciales ingentes recursos a extraer.
Las cuencas marítimas son un tema especial, de particular importancia geopolítica. No solo debe considerarse su enorme potencial, según trascendió de datos conocidos acerca de sus cuantiosos yacimientos, sino que es imperativo revertir las vergonzosas concesiones a empresas británicas, que el neoliberalismo macrista claudicante impuso, pese a las fuertes oposiciones a esa antinacional actitud, que tuvo fuertes reparos y rechazos en diversos ámbitos de nuestro país, en particular en las provincias patagónicas.
Sin duda es de desear la estatización total de YPF, así como la ampliación de su rol de principal petrolera del mercado argentino.
Seguramente son necesarias al menos un par de nuevas destilerías, una de ellas al pie de Vaca Muerta, para facilitar la provisión local y exportaciones de petróleo elaborado, con valor agregado nacional. Seguramente se podrá conseguir financiación de China o Rusia, o tal vez India, para concretar esas grandes inversiones; lo cual a su vez tendrá pleno sentido desde lo geopolítico, pues ninguna de esas tres grandes potencias evidencian la agresividad económica, financiera y militar que demuestran las Potencias Atlantistas, en partículas las dos grandes potencias anglosajonas, usurpadoras de nuestros territorios insulares y amenazantes de la Antártida Argentina.
La reactivación carbonífera, otra actividad paralizada por el macrismo y puesta en rumbo a su disolución total, volvió a cobrar impulso, la cual con la terminación de la Central Carbonífera de Río Turbio, proveerá Potencia y Energía, en el extremo sur del Sistema Interconectado Nacional, lo que es técnicamente necesario; además del innegable rol geopolítico de evitar el despoblamiento del extremo sur oeste del territorio continental nacional.
Otro sector a apuntalar es el de los biocombustibles, que surgido prácticamente de la nada, en los doce años precedentes alcanzó un rol destacadísimo a nivel mundial ubicándonos entre los primeros productores y exportadores, aun pese al evidente boicot instrumentado por España y la Unión Europea, como represalia ante la reestatización parcial de YPF, pretendiendo negar nuestros derechos de manejar el estratégico Sector Hidrocarburífero.
Durante el macrismo, como sucedió con casi todos los sectores económicos, la producción de biocombustibles fue sumida en grave crisis, de la cual no caben dudas que se harán acciones para revertirla. Una de las herramientas, debe ser aumentar los porcentajes de biocombustibles en las naftas y combustibles Diesel que se venden en el mercado interno; además de promover precios justos y facilitar las exportaciones.
En lo referente a Energía Eléctrica, los desafíos y necesidades son múltiples.
Sin duda lo coherente seria reestatizar los tres grandes sectores componentes del sector: Generación, Transmisión y Distribución, exceptuando a las Cooperativas Eléctricas de ese proceso de reestatización. Si bien la reestatización “convencional” puede ser difícil de aplicar por sus altos costos, la metodología general utilizada por la Rusia de Putin fue muy exitosa, para volver a manejar sus grandes empresas hidrocarburíferas, que habían sido privatizadas durante la gestión neoliberal de Yeltsin, y en serio riesgo de ser transferidas a petroleras anglosajonas). Si bien el análisis minucioso del accionar del gobierno de Putin en la materia, ameritaría un estudio mucho más profundo y detallado, trascendió que la operación se basó en los incumplimientos de inversiones acordadas, y en precisar evasiones o elusiones impositivas cuantiosas, exigiendo el debido resarcimiento al Estado.
Por otra parte, en muy necesario revertir la patológica muy alta dependencia de los combustibles fósiles en la matriz de generación.
Parte de eso puede hacerse con las centrales de biomasa, las que pese a sus bajas potencias, pueden operar como complementos de las centrales de base, pues sus funcionamientos son similares a las termoeléctricas convencionales, pero sin consumir recursos no renovables como el petróleo y el gas.
Tal como estaba previsto en 2015, y fue paralizado con excusas insostenibles, por el neoliberalismo macrista, se debe volver a dar muy fuerte impulso a inversiones en las Energías Hidroeléctrica y Nuclear, que son técnicamente aptas para funcionar como Energías de Base del Sistema, además de bajos costos por kWh y mucho más limpias que la Energía Termoeléctrica a la cual suplantarán.
Es de recordar que para varios de los grandes proyectos en carpeta, existían muy interesantes acuerdos de financiaciones y de apoyaturas tecnológicas, ofrecidas por China y Rusia, en los marcos de amplios acuerdos estratégicos que oportunamente se habían rubricado. Esos acuerdos podrían ampliarse a otras grandes obras, que cuentan con todos los estudios técnicos ya completados.
Eso puede y debe ser complementado, con diversos proyectos hidroeléctricos de mediana potencia, los cuales pueden ser financiados por el Tesoro Nacional o por vía de moderados impuestos específicos.
Por caso, en Misiones tenemos el muy interesante proyecto del Túnel del Urugua-Í, que permitirá triplicar la producción de la central, sin añadir ninguna turbina adicional, y con un costo muy reducido que se pagará con la energía producida en unos pocos años, siendo de costo casi nulo toda la energía adicional a producirse luego de los primeros seis a ocho años.
Tenemos también el muy interesante Proyecto CAREM, de centrales nucleares modulares, de mediana potencia y con tecnología totalmente nacional, el cual confiamos que volverá a tener fuerte impulso.
Otro tema no menor, de urgente anulación o reversión, son las leoninas condiciones perjudiciales para el Estado Nacional y los potenciales usuarios, pactadas para imponer al como sea, las muy costosas e ineficientes Energías Eólica y Solar, las cuales por sus intermitencias y variaciones bruscas en el voltaje, son inútiles para funcionar como Energías de Base de ningún sistema, por lo cual requieren el respaldo “en caliente” (o sea funcionando) de Centrales Termoeléctricas Convencionales, quemando petróleo o gas.
En base a respaldos implícitos de sus “socias”, las grandes hidrocarburíferas anglosajonas o europeas, y con las fuertes presiones del lobby de las ONGs pseudo “ambientalistas”, asociadas con fabricantes extranjeros de equipos y grupos
financieros muy dispuestos a firmar jugosos contratos con prebendarias facilidades, respaldados a la vez por varias publicaciones pseudo técnicas ad hoc, con las complicidades del establishment neoliberal (siempre pro hidrocarburífero y anti nuclear y anti hidroeléctrico), presionaron para imponer contratos dolarizados e indexados, con una sumatoria de otras facilidades prebendarias, como la prioridad en el despacho (venta) de energía, sin importar que sus precios sean sensiblemente mayores a otras alternativas de generación.
Son de recordar, algunos operativos de “pasamanos” implementados por el propio expresidente Macri y/o vinculados al mismo (trascendió que con los futbolistas Tévez y Barros Schelotto como algunos de los copartícipes), que operando de los dos lados del mostrador, montaron jugosas ganancias con simples operaciones de compra venta de dudosa ética, lo cual está ahora judicializado. El tema no se agota.