“Hay dos cualidades que el medico no puede dejar de tener: esperanza y paciencia; la paciencia es lo único que lo va a llevar a un conocimiento verdadero del enfermo y la esperanza es también lo único que lo ayuda a triunfar sobre la angustia de la muerte” (Osvaldo Fustinoni 1909-2000).
Palabras sabias de un Maestro de la Medicina a quien tuve el gusto de conocer. El cómo René Favaloro y Raúl Matera marcaron mi práctica profesional y mi vocación en mis 20 años. Como decía otro maestro del psicoanálisis Guillermo Maci en momentos críticos en donde se juega la vida o la muerte o en donde todo ya está casi jugado lo “importante es estar ahí”; acompañar siendo eso ya una praxis reparadora y de sanación.
Hoy vemos jóvenes solos, post-40 también solos y dependiendo de sus padres setentaañieros o post-50 con múltiples fallas neurológicas, renales, cardíacas y fundidos económicamente luego de años de consumo. Parecen ser los que sobran en la cultura actual; la epidemia ignorada; el “corona virus” que nos ataca diariamente. Hay que renovar ahí como decía en el viejo hospital de Clínicas Fustinoni la paciencia y la esperanza que son los mejores medicamentos.
Son tiempos distintos a los de mis maestros. La época marca nuestra acción. Individualismo, soledad, perdida de referentes y garantes privan a nuestro paciente de un solar seguro. Estamos más solos con él y eso debe aguzar nuestra humanidad y nuestra cercanía. Eso lo enseño a mis alumnos. Estar cerca es un valor en épocas de distancia emocional y de ruidos que parecen tapar los vacíos.
Llegan tanto los jóvenes aun con su omnipotencia intacta vencidos y ni hablar los post-40 o los post-50. Pero solos profundamente solos y ese es quizás el mayor dolor ya que solo tienen el carnet de la Obra Social como garantía de un cierto porvenir.
Las guardias de Gradiva son el testimonio de la recepción de “descartes humanos” con años de consumo y lo mismo sucede en las guardias hospitalarias. Alcohol naturalizado desde la pubertad, marihuana que se consume desde temprano desconociendo los efectos sobre un sistema nervioso en maduración.
Ignoramos el efecto psicotrópico de estas sustancias y las consecuencias psiquiátricas (el 20% de los consumidores tempranos de marihuana tiene rápidamente efectos psiquiátricos que van desde la depresión hasta los síntomas psicóticos delirantes) más allá de la caída de los desempeños académicos y del aprendizaje. Los que comienzan a consumir en la adolescencia el 30% tiene consumo abusivo y más del 46% consumen habitualmente.
Vamos generando un “politoxicómano” en donde se empiezan a usar pastillas sedantes, y distintos tipos de drogas. Quedan, así como “un descarte” fuera de los circuitos de relación social y de desarrollo emocional. Muchos padres también consumen y esto agrega un elemento que lleva al hundimiento del sistema familiar que agrava las soledades masivas. El 62% de los pacientes de Gradiva tienen algún familiar en carrera de consumo.
Épocas de aceptación de las drogas
Ha triunfado la naturalización del consumo. Teoría cultural que ignora la existencia de un Sistema Nervioso (los daños neuronales que se generan son muy grandes) y de una Identidad adolescente en formación: además llegan al consumo con multitraumas infantiles (abandonos, negligencia, abusos, etc.).
Son en el fondo residuos de momentos de la cultura de gran cambio y de gran crisis. En el 68 de Paris se predicaba el “Prohibido Prohibir “y el “Padre está muerto” como festejo supremo. La "vida gracias a la química" decía la pancarta en la Universidad de Berkeley (California), luego de la revolución química a partir de los "80 y como reacción al París del "68, anunciando una nueva época en donde la química iba a ser fundamental.
Épocas en donde una de las tantas llamadas "liberaciones" pasaría por desafiar las puertas de la percepción y superar todas las barreras anímicas. Esta magia a través de las sustancias no era nueva. En ese aspecto la cocaína como euforizante inmediato ocupa el podio de la vida química de hoy. En tiempos de "No future" y en donde la noción de porvenir parece incierta, la sustancia muestra al "ahora, ya" como disvalor central.
El “prohibido prohibir”(recordemos lo que nos enseñaba Chesterton “si nada está prohibido nada vale la pena”) , la caída de la vida familiar y ende las familias extensas junto con las culturas barriales y territoriales se dan la mano con el individualismo, la masificación del uso de drogas y la errancia de los amores(germen de la cultura de la desvinculación y de las soledades masivas); todos estos fenómenos en los últimos 50 años desencadenan el germen del vacío de sentido de jóvenes y adultos .
Así va apareciendo la mega barbarie-organizada de la venta masiva de drogas y alcohol (industria de los estupefacientes), las industrias de la diversión con la noche sin fin como eje y además las industrias del sexo (“fiolos” posmodernos que explotan chicas con promesas de drogas y de clientes que conseguirán en presentaciones) y la pornografía. Mercado hay y además están sedientos de sensaciones y vacíos en sus contenidos vitales. El descarte ya está ahí…muchos quedarán en el camino.
El refugio en los nuevos “campos de concentración postmodernos” (villas, prostitución VIP, boliches de noches sin fin, explotación por “fiolos”, etc.) es un estimulo permanente para seguir ignorándose a sí mismo.
Caminos de salida
Poder generar movimientos culturales de protección de los más vulnerables con alerta temprana en todos los estamentos institucionales, detección precoz, redes de prevención escolares y familiares y sistemas asistenciales profesionalizados y con amplia participación de organizaciones sociales.
Llegar a las máximas del Maestro de la Medicina Fustinoni: paciencia para llegar a la intimidad del sufriente ya que no cree en nada ni en nadie y esperanza para enfrentarse con la muerte que está ahí en las cercanías de las sobredosis letales que pueden tentar y estimular todavía al paciente. Es nuestro otro “corona virus”.