El pasado viernes la noticia sorprendió a propios y ajenos. Florencia Kirchner vuelve a la Argentina de la mano de su madre, la hoy vicepresidenta Cristina Fernández.
Por obviedad en el marco de su regreso no faltó la polémica, la propia CFK lo dijo en uno de una retahíla de twits confirmando lo mencionado: “Algo tan humano y por eso tal vez incomprensible para los depredadores de almas y corazones que durante esta semana especulaban mediáticamente, como siempre, el porqué de este viaje; el décimo en un año”.
Si bien su respuesta ante el análisis de puntuales personajes tiene cierto nivel de elocuencia, la ex presidenta deja de lado ciertas cuestiones que están íntimamente relacionadas con dicho accionar.
El hecho de que le hayan encontrado poco más de 4 millones y medio de dólares en una caja fuerte del Banco Galicia. Que se haya fugado con el pretexto de una filmación de una película que encima es fácilmente refutable de forma científica sobre Santiago Maldonado. La supuesta “persecución” política-mediática-judicial que llegó a “enfermarla” (entre comillas porque nunca se supo si realmente estuvo enferma).
En fin, todas esas cosas fueron dejadas de lado desde el momento uno, obviamente, los intereses hacen al razonamiento del clan Kirchner.
De otro twit se desprende que “ella junto a sus médicos y sus médicas lograron restablecer parte de su salud perdida y hace un tiempo vienen trabajando su regreso a casa”. Cuando hace referencia a “un tiempo” ¿Estará hablando del trascurrido entre el 10 de diciembre próximo pasado a la fecha?
También mencionó que “si bien Cuba no es un país de riesgo, al llegar cumpliré con los 14 días de aislamiento”. No obstante no es casual que sólo unas horas después de que se haga este anuncio el Gobierno de Cuba cerrara las fronteras tras registrar 21 casos de coronavirus, con un muerto y 716 infectados ¿Cristina tenía la información de antemano? Es algo prácticamente obvio.
Pero hay otras preguntas de alta gravitación pululando por lo largo y lo ancho de la sociedad, todas ellas con cierta grandilocuencia.
Por caso ¿Es casual que el viaje lo haga en plena pandemia? ¿Acaso no suena un poco conveniente el momento teniendo en cuenta que los Tribunales Federales de Comodoro Py casi no ostentan movimiento? ¿Tiene algo que ver el hecho de regresar a 100 días de ganadas las elecciones?
No pueden ser respuestas, al menos no por ahora, de forma fehaciente. Lo que sí es seguro, es que en política no existen las coincidencias.