Todo llega tarde. Hasta las decisiones de prorrogar o no una cuarentena que tiene costos multimillonarios y beneficios inciertos. Los casos de nuevas infecciones tienen una marcada curva ascendente y la relación entre la cantidad de casos infectados y las muertes por el Covid-19, va en aumento, semana tras semana.
Sin entrar a polemizar si el aislamiento está bien o no, la férrea prisión domiciliaria de millones de argentinos no muestra otra cosa más que la impotencia del gobierno en dirigir sus acciones en pos de un control de la pandemia.
A esta altura, ya casi un mes de cuarentena, el gobierno debiera buscar la forma de ir flexibilizando las restricciones.
Está claro que quien pueda trabajar desde su hogar es mejor que lo siga haciendo, como así también evaluar si es necesario concurrir todos los días a un mismo sitio a trabajar. Al mismo tiempo, muchas empresas debieran empezar a evaluar si la modalidad de teletrabajo no les permite hacer economías en gastos como la sede administrativa de la empresa, para la ejecución de meros trabajos burocráticos que pueden ser realizados a distancia.
Eso también provocaría un ahorro importante en el costo del seguro laboral por accidentes ya que con los teletrabajos disminuiria el peligro de una siniestralidad de los casos “in itinere”.
Menor riesgo, menor prima. Pero si la pandemia se prorroga y no se le da la posibilidad a las empresas de poder volver a la actividad, aunque sea bajo la modalidad de trabajos espaciados o bien por turnos en la madrugada, va a ser muy difícil que esas empresas puedan salir indemnes de esta crisis.
Aún cuando el gasto realizado por el gobierno sea elevado, no estuvo bien direccionado porque las empresas no han podido siquiera pagar sueldos en tiempo y forma porque no se dieron ayudas a costo mínimo.
Esta crisis tiene un costo elevado para todos. Para las empresas, lo ya dicho, para los bancos resulta también elevado porque deberán enfrentar el recupero de créditos con clientes que no se sabe si podrán sortear lo peor de la crisis. En el caso de los trabajadores, coloca sus empleos en peligro y deja sus salarios a expensas de la inflación.