“Los gérmenes no respetan la censura”, dijo Kenneth Roth, director ejecutivo de Human Rights Watch. “La censura podría detener las críticas a corto plazo, pero podría alimentar la crisis de salud pública”.

Como sabemos el virus no puede ser arrestado, censurado o prohibido. El costo económico de una pandemia generará presión en las redes de dádivas o planes sociales que sostienen a muchas autocracias. Los líderes que, con campañas de la prensa militante, se presentan como salvadores están expuestos a ser culpados cuando la cifra de muertos se eleve.

“El coronavirus es el nuevo terrorismo”, dijo Roth, quien teme que una gran expansión de poderes draconianos podría convertirse en el legado duradero del virus. “Es el pretexto más reciente para las violaciones a los derechos y temo que persistirán mucho después de que la crisis termine”.

Por su parte, el International Center for Not-For-Profit Law, con sede en Estados Unidos, creó una base de datos para supervisar las leyes y cómo afectan a las libertades cívicas y los derechos humanos.

Según su recuento, hasta el momento 68 países realizaron declaraciones de emergencia, mientras que 9 introdujeron medidas que afectan a la libertad de expresión, 11 aumentaron la vigilancia y 72 implantaron restricciones a las reuniones.

Nuevo mapa geopolítico

Según destaca el vicepresidente de Council of The Americas, Eric Farnsworth, todo este escenario ha puesto a China en una posición en la que, comparándose con las formas en las que otros países hacen política, busca demostrar que puede sacar adelante sus metas ideales, como lo demostró con la reapertura de Wuhan, epicentro de la pandemia.

Farnsworth asegura que el gigante asiático puede salir de las crisis de igual forma o incluso más rápido que otros países líderes en el mundo. “Porque si puede mostrar a los mercados emergentes, u otros, que, de hecho, el mercado chino es tan bueno como otros, entre comillas, entonces ¿por qué sería tan difícil vincularse o trabajar estrechamente con Beijing? Creo que esta es realmente la estrategia en marcha. El coronavirus quizás ha acelerado eso”.

Pero ahora, una investigación comprobó que el sistema sanitario de Wuhan ya estaba a punto de colapsarse meses antes de que se conociera la nueva cepa Sars-Co-2 e incluso con anterioridad a que informaran a la OMS.

Las nuevas informaciones confirmarían lo que muchos creen: que de haberse conocido de inmediato la información referente al nuevo virus, la comunidad internacional hubiera podido combatir con mejores herramientas al brote que ya es pandemia y se cobró la vida, hasta el momento, de más de 100 mil víctimas alrededor del mundo y paralizó la economía de manera brutal, beneficiando significativamente a China.

Mientras tanto, el gobierno de Japón informó que gastará más de U$A 2 mil millones para ayudar a las empresas de su país a sacar su producción de China.

¿Qué pasará en el futuro?

Evidentemente, esta pandemia está rediseñando el nuevo tablero de las relaciones y el comercio internacional. Por un lado Estados Unidos y la Unión Europea, por el otro China y Rusia, y por último África y América Latina, quienes deberán esperar por los equipos sanitarios y reactivos, porque primero están los países del norte de la línea del Ecuador.

A todo esto, que pasará con el Mercosur, (Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, Venezuela y en proceso de adhesión Bolivia) la Unión Europea, (Alemania, Austria, Bélgica, Bulgaria, Chipre, Croacia, Dinamarca, Eslovaquia, Eslovenia, España, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Irlanda, Italia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Malta, Países Bajos, Polonia, Portugal, Reino Unido, República Checa, Rumanía y Suecia) el BRICS, (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) la Comunidad Andina (Venezuela, Colombia, Perú, Ecuador, y Bolivia).

Grupo de Lima: Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay y Perú, uniéndose posteriormente Guyana, Haití, Santa Lucía y Bolivia.​ Siendo avalado también por Barbados, Estados Unidos, Granada, y Jamaica, que condenan la ruptura del orden democrático en Venezuela.

Grupo de Puebla: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México, Paraguay, República Dominicana, Uruguay, Bolivia, y Perú. Entre sus participantes se destacan siete ex mandatarios. Todos apoyan al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela y se han convertido en el nuevo eje “progresista” de América Latina.

"Si algo bueno se puede sacar de esta tragedia, es que acá nadie se salva solo", fue el mensaje que dio en videoconferencia el presidente Alberto Fernández durante la primera cumbre del Grupo de Puebla. Lo escucharon los ex presidentes de Brasil Luiz Inácio “Lula” da Silva y Dilma Rousseff; de Ecuador Rafael Correa, de Bolivia Evo Morales, de Colombia Ernesto Samper, de Costa Rica Luis Guillermo Solís, y de Panamá, Martín Torrijos. También expusieron ex el jefe de Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero y el dirigente chileno Marco Enríquez Ominami.

Nueva Realidad

En España una pista de patinaje se ha convertido en morgue. Las redes sociales nos muestran imágenes de Nueva York que impactan: entierros masivos de víctimas del coronavirus en gigantescas fosas comunes. Y en todo el mundo, las prácticas funerarias han tenido que adaptarse para manejar el dolor cuando es imposible recuperar el cuerpo de los difuntos o recibir un abrazo de consuelo.

El trabajo se transformara y los arquitectos encargados del futurismo tendrán que repensar cómo serán los espacios donde se desarrollen las futuras actividades.

Nuestros dirigentes, políticos, sindicales, empresarios y docentes estarán -en estos momentos- pensando en que la crisis es en el mundo y sus soluciones se darán según las medidas que se adopten a nivel local.

“Ni los empresarios son miserables ni quieren echar a la gente. Si la actividad económica está paralizada no hay riqueza y terminamos en un país de pobres. Este país arrastra desde hace mucho una falsa dicotomía entre empresarios y trabajadores que hay que abandonar”, dijo Miguel Ángel Pichetto, quien también fue partícipe necesario para no modificar las políticas laborales, durante su gestión como Presidente del Senado. Esta es nuestra sociedad hoy, donde reinan la apatía, el desencanto, la corrupción y la hipocresía.