El impacto que produce la cuarentena en la vida de los argentinos va más allá de lo económico.

Miles de pacientes con enfermedades graves están dejando pasar el tiempo y quizás su oportunidad de curación.

Volviendo a lo crematístico, la pobreza no viene sola, viene con falta de alimentos, de abrigo y de medicamentos; todas condiciones que favorecen al desarrollo de enfermedades y a la mala evolución de las mismas.

A continuación describo algunas de las medidas que considero esenciales para volver a poner en marcha nuestro país.

Medidas para salir de la cuarentena

1) Testeo masivo. Nada mejor que la medicina para trazar un paralelismo en este momento. Si no tengo un diagnóstico claro, no puedo definir el mejor tratamiento posible.

Somos uno de los países que menos test hace en el mundo. Se alega que son muy caros pero ¿acaso no es inmensamente más caro parar la economía? También aseguran que hay faltante de kits en el mundo, entonces ¿Cómo se explica que Uruguay y Chile hacen muchísimos más test que nosotros?

Decía Ayn Rand “Puedes evadir la realidad, pero no puedes evadir las consecuencias de evadir la realidad”. Se ocultaba la pobreza para no “estigmatizarla” pero la pobreza estaba; ocultar los contagiados no los libera del virus.

Los kits no deben ser necesariamente hechos y financiados por el estado. Seguramente muchos particulares querrán saber si están infectados ellos y sus familias, lo mismo cuenta para muchas empresas con respecto a sus empleados.

Los testeos no solo identificarán a los contagiados (que deben permanecer en cuarentena) sino también a quienes han generado anticuerpos y están inmunizados (aún no hay confirmación de posible re-contagio).

2) Eliminación absoluta de impuestos a las importaciones de elementos de protección, test y medicamentos relacionados con el Coronavirus. También debería eliminarse los impuestos sobre la comercialización de los mismos y sobre las prácticas profesionales relacionadas a la pandemia.

3) Levantar el aislamiento masivo. El aislamiento debe ser para los sectores de riesgo y la cuarentena para los contagiados. Siguiendo el razonamiento del punto 1, las empresas podrán volver a trabajar con los empleados sanos manteniendo las medidas de prevención. Los propios empresarios serán los interesados en mantener su plantilla sana para poder trabajar.

Se hace referencia permanentemente acerca del elevado porcentaje de contagios dentro del personal de salud, algo lógico pues están en contacto permanente con enfermos. Pero, ¿Qué pasa con los que trabajan en supermercados y almacenes?, ¿han tenido muchos contagiados?, ¿acaso un bajo porcentaje de infectados en estos ámbitos sería atentar contra la cuarentena?

4) Fronteras afuera. Si bien el virus YA está en Argentina, es importante no sumar más focos de contagio. Las personas que deseen ingresar al país deberán realizarse un test a su propio costo para demostrar que son sanos o recuperados. Los que resulten enfermos, deberán regresar a su lugar de origen o cumplir con la cuarentena en un espacio controlado bajo su propio costo.

Los productos de las importaciones deben ser desinfectados y se debe comenzar con aquellos insumos más urgentes. Las exportaciones deben ser desinfectadas también y la misma debe estar certificada. Los costos de estos procesos serán deducidos de los impuestos al comercio exterior.

5) Frontera adentro. El tránsito entre provincias de personas debe ser testeado a costo del pasajero, siguiendo la misma modalidad que en el caso de fronteras afuera. Las mercaderías recibirán el mismo tratamiento que en el comercio exterior.

El distanciamiento social, el uso de barbijos y el lavado de manos es imprescindible. Para que sea efectivo debe haber una concientización plena de la sociedad. La gran mayoría de los argentinos lo han comprendido y esto debe seguir siendo difundido entre la población.

La imposición policial de medidas de convivencia en tiempo de coronavirus es mayormente poco efectivo y costoso. Basta ver lo que pasa en el conurbano bonaerense y en las villas de emergencia.

6) La administración pública I. Se debe levantar el aislamiento del sector público en forma gradual y aprovechar la situación para reestructurar el estado. Abrir tribunales, controles bromatológicos, edilicios y otros imprescindibles. Dejar cerradas las áreas que no son fundamentales y licenciar a sus empleados, reduciendo sus sueldos al 75%, dicha reducción se compensa con el ahorro de los gastos que realiza el empleado al no tener que ir a trabajar.

7) La administración pública II. Simplificar drásticamente los trámites burocráticos. De este modo se alivia al sector privado (generador de empleo genuino) de trabas administrativas y de gastos absurdos. Al cerrar áreas innecesarias, el ahorro en gastos de infraestructura y de servicios que tendrá el estado, puede volcarse al tratamiento de la pandemia.

8) Una Argentina federal. Devolver el derecho, el deber y la función de control de la convivencia ciudadana a las provincias e incluso a los municipios. Responsabilizar a los municipios en la tarea de supervisar el tránsito de ciudadanos curados o libres de infección.

La existencia de provincias libres de coronavirus, libera las fuerzas productivas de la misma.

9) Certificado “libre de coronavirus”. Las personas que se hayan curado o que no se han contagiado, deberán tener una certificación de ello para concurrir al trabajo, la misma puede idearse a través de una aplicación en el celular y expedida por los municipios, las ONG y las fundaciones habilitadas.

Si sumamos a las personas de las áreas de educación, administración pública no esencial, jubilados, habitantes de las provincias libres de coronavirus y a todos aquellos que pueden realizar su trabajo desde su hogar, veremos que el número de ciudadanos que precisarían generar el certificado para poder salir a trabajar, es mucho menor de lo que suponemos.

También se puede implementar sistemas como el Contact Tracing para ofrecer información inmediata y personalizada a quienes circulan por las calles, acerca de las zonas “calientes” de la ciudad.

10) Rebaja de gastos de la política. La política debe bajar drásticamente sus erogaciones, al menos en un 50%. Este sin dudas es el punto más difícil de llevar adelante, pues los políticos han demostrado ser de todo menos solidarios y patriotas. Aun así, esta imprescindible medida, podría llegar a hacerse efectiva si la presión social es la suficiente.

11) Reforma impositiva. Las empresas deben capitalizarse y los negocios deben ser rentables para que existan. La reforma impositiva debe ser a todo nivel: nacional, provincial y municipal. No sólo deben bajar las alícuotas, es fundamental simplificar el propio sistema impositivo, eliminando los tributos distorsivos.

12) Suspensión de la lista de precios máximos. Los precios máximos actualmente impuestos, son mayoritariamente superiores a los que se encuentran en el mercado (estudio Agustín Spaccesi-Fundación LiberAR). Son medidas costosas en su ejecución e ineficientes en sus resultados, por lo tanto innecesarias.

Si estos precios máximos, con el paso del tiempo, se volviesen inferiores a los que establece el mercado, generarían SI o SI, un progresivo desabastecimiento y la aparición de un mercado negro.

13) Habilitar sistemas de capitalización personal. Bajar el aporte a la caja de jubilaciones a su mínima expresión y abrir fideicomisos que les permita a los ciudadanos planificar su propia jubilación. Esto permitiría acrecentar el capital disponible para invertir en el sector privado. Estos fideicomisos puede estar supeditados a la legislación exterior de países con instituciones reconocidas por su probidad, de este modo, se genera confianza en quienes realicen sus aportes.

Para atenuar el aumento del desfinanciamiento que ya presenta el sistema jubilatorio, quienes opten por el sistema de capitalización, podrán hacerlo sólo en un porcentaje de sus aportes y el mismo ira en aumento a mientras el sistema lo permita.

Procurando la igualdad de género y mejorar el financiamiento del sistema de reparto, los hombres y mujeres se jubilarán a los 65 años y dicha edad se irá incrementando año a año en 6 meses hasta alcanzar los 68 años de edad.

14) Moneda extranjera. Quitar toda restricción a la compra-venta y uso de moneda extranjera y liberar su cotización. La economía en Argentina está “dolarizada” de hecho desde hace décadas, su aceptación legal le quitaría al estado la herramienta del impuesto inflacionario y lo obligaría a buscar equilibrio fiscal real.