No usa barbijo, o lo usa mal. Se saca selfies, da abrazos y no respeta la distancia social. Alberto Fernández no cumple nada de lo que pregona respecto de la cuarentena por el coronavirus.
Esta semana lo demostró en varias de las visitas protocolares que hizo a provincias y empresas. Las hemos agrupado en nuestra cuenta de Instagram (ver al pie, hay que deslizar para ir viendo).
Es una conducta irresponsable, como mínimo. De hecho, 24 horas después de la visita del presidenta a la planta de Toyota de Zarate se detectó un primer caso de coronavirus asintomático en uno de los operarios de la empresa. ¿Qué ocurriría si Alberto ahora aparece contagiado?
El portal Chequeado explica muy bien por qué la conducta del mandatario es temeraria, al menos a la hora de saludar con abrazos.
“Un abrazo sin barbijo en este país, en este contexto, no es correcto. Punto. Se acabó. No es correcto”, dijo a Chequeado la infectóloga Liliana Clara, médica honoraria del Hospital Italiano de Buenos Aires. Al ser consultada sobre si el abrazo sin barbijo era admisible en una provincia sin casos, la especialista respondió con otra pregunta: “¿Y cómo sabe usted que el Presidente no tiene COVID-19?”. De todas maneras, Clara señaló: “No quisiera estar en el lugar del Presidente, porque debe ser un infierno, presionado por todos lados. Errores tenemos todos, porque somos humanos”.
La ex presidenta de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI) consideró, de todas maneras, que el Presidente carece de asesores que le indiquen correctamente cómo protegerse y proteger a su entorno en sus actividades públicas. “¿Cómo es que no existe alguien detrás de él que le diga: ‘Usted fue testeado, no tiene síntomas, pero tiene que presentarse en cámaras con un barbijo’. No lo cuidan. Lo mismo le pasó el sábado, cuando presentó filminas que tenían errores graves”, planteó, en relación con los gráficos que mostró en el último anuncio de extensión de la cuarentena obligatoria (ver acá y acá).
Afirmó que “muchos de los asesores” del jefe de Estado “son excelentes infectólogos, pero trabajan en otras cosas, en consultorios para el tratamiento del HIV, por ejemplo, pero no en la organización para que la gente del hospital no se infecte, en lo que se llama control de infecciones“.
“Si usted mira las estadísticas del Instituto Nacional de Epidemiología, las tasas de infecciones hospitalarias no se han modificado en 20 años, porque no se les da importancia, no se trabaja, y la demostración está en quiénes están al lado del Presidente ahora”, espetó Clara. Sostuvo, además, que “en los hospitales no se ha trabajando correctamente en cómo usar los elementos del Equipo de Protección Personal (EPP)“. “Puede ser que no haya suficientes, pero si además no los saben usar, seguiremos teniendo infectados en el personal de salud”, aseveró.