El término 5° columna se popularizó durante la 2° guerra mundial, con más fuerza en Francia, pero también en otros países dominados por los nazis ya sea militarmente, amigos o neutrales, el mismo hacía referencia a personas o grupos que decían ser patriotas, desde combatientes guerrilleros a funcionarios del gobierno, pasando por todo tipo de actividad, pero en realidad eran nazis que trabajaban en contra de sus conciudadanos, engañando, mintiendo, desparramando noticias falsas y cuando podían realizaban atentados a favor del III Reich.
Normalmente respondían a la Abwehr que fue una organización de inteligencia militar alemana que estuvo operativa de 1921 hasta 1945. Fue creada pocos años después de proclamarse la República de Weimar y estuvo en servicio hasta la caída de la Alemania Nazi. Pero según los “partisanos” de Francia, también detuvieron a unos que respondían a las SS de Heinrich Luitpold Himmler.
Era muy difícil detectarlos por lo que los hacía muy peligrosos, no solo fueron utilizados en tiempos de guerra, también han cumplido y cumplen actualmente con su labor en tiempos de paz, pero siempre beneficiando a un potencial enemigo geográfico o ideológico. En la Argentina hubo varios 5° columnas que trabajaron para los nazis y dos de ellos muy conocidos, no por sus actividades, sino por sus actuaciones posteriores, según documentos presentados por Silvano Santander se trata del entonces (1941) Coronel Juan D. Perón y de la actriz Eva Duarte.
En la época referida los 5° columnas Argentinos y los de Uruguay planificaron y comenzaron a aplicar un plan para realizar un golpe de estado en Uruguay que luego giraría hacia el Estado Socialista de los Trabajadores, pero varios errores e infidencias de algunos complotados, permitió al gobierno del país vecino desarticular toda la nefasta organización nazi, ya que el fin último era anexar Uruguay al III Reich Alemán y de ganar la guerra los nazis, Argentina también sería anexada
Este tipo de traidores trabajó con éxito en Cuba, Venezuela, Bolivia, y actualmente en Chile con las protestas “populares” contra el actual gobierno. En la Argentina tenemos un interesante historial de luchadores por la libertad, y en la actualidad también aparecen en destacadas actividades. No se pueden presentar pruebas, pero sus actos son delatores de sus intenciones. ¿Para quién trabajan? Obviamente no para el interés y bienestar del pueblo argentino.
¿Cómo detectarlos? No es fácil, requiere de un buen tiempo de estudio, observación, recopilación de datos, de entrevistas radiales y en TV, algunas notas periodísticas y su forma de vida, poco o nada llamativa, pero cuando llegan al nivel de intocables, legisladores, políticos, jueces o millonarios, se hace muy difícil desenmascararlos y condenarlos, en algunos países se opta por la solución rápida.
Imaginemos a un personaje que en toda oportunidad habla sobre el gobierno y dice barbaridades de su conducción, quiere entrar en las ligas mayores y promete cualquier cosa, pasando de la simple modestia a la soberbia del que todo lo sabe, pero un buen día se transforma y si bien no deja de mentir y prometer, ha conseguido financiación para su campaña y hasta puede disponer de una legión de seguidores igual o más mentirosos que él, como dispone de muy buenos contactos, hasta instituciones importantes y el clero lo apoyan proporcionando material de propaganda fraudulenta, su carrera está casi ganada y en ese momento promete más cosas imposibles de cumplir porque los números de la economía no dan para tanta fantasía. Tan bien le salió la mentira que hasta se da el lujo de cambiar sus promesas culpando de todos los males a los opositores. Etc, etc, etc
La pregunta del millón, ¿para quién trabajó este señor? Si nunca fue gran cosa y de golpe dispone de incontables recursos, pero como tiene muchas limitaciones se rodea de amigos y recomendados que tampoco sirven para mucho. Luego deberá aparecer el verdadero dueño de la situación.
La farsa de la pandemia ayuda. Recuerden: “En boca de mentiroso lo cierto se hace dudoso”.