A estas alturas, ya no es casual la desesperación de la administración de los Fernández por prolongar sine die, el actual período de excepcionalidad de la cuarentena surgido como consecuencia de la pandemia del coronavirus. Cuando ya han transcurrido 100 días de confinamiento, la cuarentena deja al desnudo el difícil escenario que ocultó el gobierno detrás de la mácula de la crisis sanitaria.
Todas las decisiones tomadas por los Fernández en los primeros 100 días de gobierno demostraron impericia y negligencia económica. Y todas las decisiones tomadas en los 100 días subsiguientes empeoraron la situación.
El desastre de la gestión de gobierno estaba escondido debajo de la alfombra y la pandemia hizo que quedara al descubierto, tras conocerse los números oficiales del primer trimestre. En este período,el PBI se contrajo 4,8% en términos desestacionalizados respecto del último trimestre de 2019 y en la comparación frente a igual período del año pasado, el PBI cayó 5,4%, donde incidieron negativamente el sector Industria manufacturera, Comercio mayorista, minorista y reparaciones y la construcción.
En el análisis respecto de la demanda se observaron reducciones en todos los componentes: Consumo privado -6,6% interanua, Consumo público (-0,7% ), Formación bruta de capital fijo o la tasa de inversión se redujo -18,3% y las Exportaciones -4,7%.
Los números son concluyentes y afectaron notoriamente al empleo y a la calidad de vida de la población. La tasa de actividad se ubicó en 47,1%, la tasa de empleo en 42,2% y la tasa de desocupación en 10,4%. Con relación al primer trimestre de 2019, estas tasas no presentaron variaciones estadísticamente significativas.
Sin embargo, en la comparación respecto del cuarto trimestre de 2019 se observa que la tasa de empleo se redujo en 0,8 puntos porcentuales, mientras que la ocupación demandante se redujo en 1,1 p.p. Como también ocurrió en los primeros trimestres de los últimos años, la tasa de desocupación mostró una suba de 1,5 p.p. en este trimestre. Todas estas variaciones son estadísticamente significativas. Como consecuencia del mencionado incremento en la tasa de desocupación y de la disminución de la tasa de ocupados demandantes, la presión sobre el mercado de trabajo presentó un incremento de 0,7 p.p.
La reducción en la tasa de empleo se verificó con mayor incidencia en mujeres jóvenes (14 a 29 años) y en varones de entre 30 y 64 años. También entre quienes registran niveles educativos altos y entre los que se ocupan en el sector privado. Las ramas de actividad en las que se observa mayor reducción de la tasa son Construcción, Transporte, almacenamiento y comunicaciones, Enseñanza y Servicios sociales y de salud.
La tasa de desocupación se incrementó principalmente entre quienes tenían una ocupación anterior y, en términos de tiempo de búsqueda, crecieron especialmente quienes llevan de 3 a 6 meses buscando empleo. Se verificó una suba en la participación, dentro de la población desocupada, de aquellos que en su última ocupación eran no asalariados, así como de quienes provienen de ocupaciones de calificación operativa.
Todos estos datos dejan al descubierto que la economía argentina fue arrasada por una máquina diseñada para impedir el desarrollo productivo, la calidad de vida y el bienestar general, montada en la impericia de los políticos de turno que priorizan sólo su interés particular, postergando nuevamente a generaciones enteras.