De pronto, como quien no quiere la cosa, el documento se empezó a viralizar sin prisa y sin pausa. Se trata de una supuesta nota firmada por tres “capitanes” del Ejercito Revolucionario del Pueblo (ERP), aquel que supo dirigir Gorriarán Merlo.
Allí, en esa carta, la “organización guerrillera” le manifiesta al ministro de Defensa de la Nación, Agustín Rossi, su intención de colaborar en la lucha contra el coronavirus (ver al pie).
Quienes la firman son Ángel Gutiérrez, Mario Paz y Martín Jaime, sobrevivientes de lo que se conoció como la Compañía de Monte “Ramón Rosa Jiménez”.
Los activistas plantean en su comunicado que “hoy nuestro único enemigo es viral”. En ese contexto, “no puede haber otro combate que el de enfrentar (organizados) codo a codo una aproximación entre argentinos que nos viene siendo esquiva en el largo historial de los desencuentros”.
Por lo antedicho, los guerrilleros piden “respetuosamente” al ministro Rossi que interceda ante Alberto Fernández a efectos de “ofrecer toda la colaboración que fuere posible, donde nos encontrará Ud. en el lugar que así decida”.
¿Realmente hay quien pueda creer que tres ancianos que reportaron a una agrupación repudiada entonces y ahora están interesados en colaborar con el gobierno nacional? ¿No suena más a una operación de distracción que busca desviar la atención respecto de los problemas que acucian al país?
¿Quién podría creer que aquellos que combatieron al ejército argentino ahora estén interesados en colaborar con este, su enemigo natural?
Gutiérrez, Paz y Jaime, los firmantes del payasesco comunicado, ¿no saben de antemano que su presencia generará repudio, tal cual ocurrió cuando cobraron sus indemnizaciones como “terroristas” durante el kirchnerismo?
Por otro lado, llama la atención que el documento contradiga lo que publicó el ERP en enero de 2019, adhiriendo al socialismo y poniéndose en contra del kirchnerismo y el macrismo, como puede verse a continuación:
¿Qué agregar? No es casual que los grandes medios ignoren la carta del ERP en sus ediciones de los últimos días. Nadie en su sano juicio puede creer algo tan disparatado. ¿O sí?