Las arengas a quemar cultivos, a tajear silobolsas y a generar un clima de odio a la agroindustria son evidentes. Y vienen de un sector político muy claro.
A veces la instigación parte de bien arriba. Hebe de Bonafini puede convocar a “quemar los campos de soja”, como lo hizo hace un tiempo en un acto público, y no pasa nada.
Y muchas más veces la arenga es un poco más subterránea, se propaga en las redes, por una militancia más o menos rentada. Miren este ejemplo de un militante K llamado Ezequiel Guazzora que transmite un programa periodístico por Internet (ver al pie).
En un editorial en el que le reclama a Alberto Fernández más dureza contra el campo, dice: “Pasaría con un avioncito, yo tiraría dos cosas del avioncito, no lo puedo decir… lo segundo que tiraría sería una antorcha, así que imaginate qué sería lo primero que tiraría”.
Y más adelante insiste: “Qué lindo sería que alguien, con una navajita nomás ¿eh?, se los abra, qué lindo sería”.
El que dice estas cosas se autoidentifica como un militante peronista, y es o ha sido asesor de una diputada nacional por el kirchnerismo y asesor de prensa de un partido del conurbano gobernado por el PJ. Sólo un ejemplo. Así funciona la máquina que mete fichas.
Se han contabilizado ya medio centener de ataques.
Es jugar con fuego ¿Qué va a pasar si llega a haber un muerto? Hace dos días ya hubo peligrosas noticias falsas al respecto ¿Alguien está buscando un muerto?
No lo sabemos. Estamos en el pico de esta pandemia, pero el gobierno no muestra ningún interés en aplanar la curva, aunque el Estado es el socio más beneficiado por la agroindustria. Se lleva un tercio de cada silo sin mover un dedo y antes de que el productor pueda pagar insumos, máquinas, el trabajo y el resto de los impuestos.
Sin embargo, los militantes de Alberto y de Cristina Fernández están ahí, a la vista de todos, bajando estos discursos.
Sus opiniones son sagradas, como lo son las de cualquiera, para la libertad de expresión. Y necesitamos que lo sigan siendo, para todos. No se trata de cercenar a nadie.
Pero lo interesante sería saber si la dupla de Fernández que gobierna está de acuerdo con sus militantes intensos o no. Si ese es el discurso del Frente de Todos o no. Hasta ahora, insólitamente, ni el presidente ni la vicepresidenta han dicho una sola palabra.
Bueno, sépanlo: hay silencios que dicen todo.