Hasta hace
muy poco tuvo mucha exposición mediática, aunque por venirse en falsa escuadra
terminó cayéndose, previo empujoncito final. Su inmediata reacción fue de
virulenta incontinencia verbal urbi et
orbi. Y por sus dichos lo pescó un afilado periodista de un famoso matutino
de Buenos Aires, quien con paternal enjundia le arrojó (¡es una exageración!),
le aconsejó más bien, que no se
hiciera autobombo (el término corre por mi cuenta) adjudicándose triunfos y méritos
a granel que otros atribuyen al presidente Kirchner.
Tanta vanidad
-fue su conclusión- podría acarrearle la misma desventura de Narciso, quien se
cayó al agua de tanto mirar embobado el reflejo de
su cara en un lago.
Mmm…
para mí que le quiso decir otra cosa… ¡Difícil que el chancho vuele! Eso
nunca podría ocurrir, pues si hay algo que lo impide es la desidia con que la
Madre Naturaleza modeló cada arista de su fisonomía y de la estructura toda
-si miramos con detenimiento la obra y la consideramos concluida- en tanto que
puede ensayarse una disculpa a su favor concibiéndola tan sólo como un
proyecto inacabado.
Veamos,
contradiciendo los cánones de la estética de figurín -según un famoso conde
ruso contemporáneo del inefable Lombroso- su cabeza tiene forma de pera, las orejas
las tiene mal talladas, ¿o será que están puestas al revés? Por tanto, no
puede presumir de poseer un cráneo con una presunta masa cerebral importante,
como era el caso de Sarmiento, quien mal o bien, pensaba. En lugar de ello una
cucuza timidonga que desplaza el centro de gravedad craneal hacia las fauces, vía
de entrada a otras vísceras muy distintas que vinculan con pasiones menores,
propias de espíritus pedestres, poco sutiles.
Para
colmo, por culpa de unas carnecillas excedentes estuvo a punto de ser un ñajo
como aquel que popularizó Carlos Mejía Godoy, el amigo de Daniel Ortega, otro
conspicuo miembro del club y futuro amigo suyo si no lo es ya. Pero zafó, de
allí esas mandíbulas imponentes, esos carrillos formidables, fruto no se sabe
si natural o resultado de largos años de ejercicios
de oratoria con guijarros en la boca, frente al mar, haciendo caja con
alguna caverna de las inmediaciones, como Demóstenes.
Pues
sí, pese a su voz meliflua él también es un orador de fuste y su prosodia reviste
gravedad y pompa como corresponde a un “cuadro político”, si bien se
considera cuadro político militar en
suspenso, pues está listo para marchar al norte a defender a otros amigos
de la inminente invasión de las legiones infernales.
Un
verdadero dinosaurio setentista (dicho con afecto), aunque por su escasa edad no
ha de haber pasado de plantita,
relicto y reliquia revalorizada por la política oficial actual.
Lamentablemente, si se tiene en cuenta sus pretensiones, debería ponerse a
dieta pues su fofo y grosero abdomen no corresponde a su pregonada jerarquía de
Subcomandante e integrante del Estado Mayor Revolucionario latinoamericano. Por
más que para llevar jinetas hoy no sea necesario tener valentía, una guerra no
es lo mismo que una patoteada, una pechada, hacer espamento o tener ínfulas de
toro mañero para la gilada que lo
mira por TV.
Pero
puesto en el trance de la vida democrática, imperfecta por cierto pero
mejorable, el candidato, ¡pues siempre es candidato a
candidato!, debería tener un asesor de imagen para la competencia
electoral. ¡Con esa facha de cocoliche digna del Conventiyo de Don Nicola o de
La Barra de Pascualín, emblemas de la cultura nacional, no puede pretender
seducir ni convencer a la coqueta clase media argentina -más numerosa entre
nosotros que en las vecindades- por más verba inflamada de santa indignación
que imposte frente a las cámaras!
Una
cirugía de párpados y un agrandamiento de ojos le vendría muy bien. Le
ampliaría el campo de visión y le dulcificaría la mirada. ¡Los ojos son las
puertas del alma y el público lo sabe o lo intuye! Lo mismo cabe para su
diferida operación nasal, que no será por falta de recursos económicos ni de
los otros, ya que en Cuba se la harían gratis junto con todas las demás
refacciones de su carrocería.
También
es aconsejable una liposucción abdominal, una reducción lateral de las mandíbulas,
un mentón más atrevido que denuncie su firmeza de carácter en lugar de
ocultarla. Especialmente le haría falta dotarle de cierto refinamiento en zonas
sensibles para la estética como son los tobillos, el cuello y las muñecas: allí
es aconsejable una reducción. Y siempre es recomendable hacerse las uñas
semanalmente.
Sólo
así podrá competir con un tipo fino y refinado como es Mauricio, un bon
vivant vernáculo con resonancia en la prensa internacional del corazón y
el entretenimiento. Alguien a quien el saco le cae con elegancia y el moño le
luce, lo cual confirma su pertenencia a ese lado del mundo de donde los de abajo
aprenden lo que se usa, cómo se usa, dónde y cuándo se USA.
¡Y
por qué no ha de tener derecho Mauricio! ¡Si hoy sin padrino no se puede
andar!
¡Ah…!
Lo de rabdomante se debe a que anda buscando agua (acuíferos le dicen
ahora) con una horqueta de arce en sus manos. Ello se explica por su
fanatismo por las antiguas sabidurías de pueblos extinguidos a cuyos modelos de
vida desea que vuelva la humanidad. Es decir, a esos tiempos en los que no existía
el dinero, lo cual coincide con el pensamiento profundo de Fidel Castro, quien
sueña con la eliminación del dinero en el futuro. De tal maestro, tal alumno.
¿Adivinó
ya? ¿O es demasiado difícil?
Carlos Schulmaister