Acceder al feed de los comentarios de este artículo
El poco conocimiento que la población tiene sobre la adopción y la apropiación de bebés de todos los tiempos en Argentina, impone una responsabilidad especial, cuando de emitir mensajes sobre esta temática tan sensible se trata.
El cartel que aparece al pie fue publicado en Facebook y es importante analizarlo, a la luz de la mente de cualquier observador, para mostrar la metamorfosis que sufre entre lo que se supone que quiso decir el autor y el impacto del que lo percibe.
a) El color del cartel es atractivo, pero en segundos provoca irritabilidad, por la gama de tonalidad elegida.
b) La repetición del término “convierten” en tan poco espacio, advierte sobre un anuncio casero, utilizado para contar relatos de neto corte informal.
c) La unión a través de una inusual puntuación “.adopción.apropiación.” Invita a leerlas como una sola palabra. Lo mismo ocurre en el acoplamiento de los términos hijo-objeto favorecidos por la jerarquía que le otorgan las minúsculas que lo rodean.
Lo que recepta el observador: “Adopción” igual a “apropiación”, “hijo” igual a “objeto”.
En la cultura popular y en la Ciencia Jurídica un objeto es asimilable a una cosa, al punto que cuando describe sus características, el Código Civil dice: la cosa que es encontrada en la vía pública sin dueño, su propiedad pasa a ser de quién la encuentra.
El receptor adoptado-apropiado concluye para su humillación que el cartel lo hiere, al señalarlo como objeto-cosa, cuando por su Naturaleza humana se siente persona. Esto lo abruma y enoja.
Ellos, los adoptados-apropiados al observar el cartel sienten la impronta que los remite a sus pasados/presentes:
Un día desconocido los separaron de sus mamás. Aparecieron en un lugar que nadie recuerda. Dos elementos suficientes para que el subconsciente los aísle como objeto-cosa.
La explicación surge de la lectura…por no ser de nadie, pasó a ser propiedad de quién lo encontró, de aquel que “con todo derecho”, se arrogó su titularidad y por ende la arrogancia de ponerle un nombre, sin interesarle su verdadera identidad como corresponde a las personas.
Como dueño del objeto-cosa, siempre se auto percibe orgulloso de lo que encontró. Nunca recuerda porqué calle, en qué dirección ni en qué lugar.
Muchas veces mira, como si pensara con ternura y conmiseración… ¡qué hubiera sido del objeto-cosa, si no la hubiera recogido de aquel lugar!
El cartel pretende definir, qué es un adoptado-apropiado.
Cómo un objeto-cosa, si no tiene “dueño” puede ser considerado de propiedad de quién lo encuentra y finalmente, que la adopción-apropiación, son tan sólo dos estilos para llegar al mismo fin.
Los medios de comunicación deberían tratar este tema con especialistas en la materia. En lugar de estar diciendo tantas barbaridades todo el día.
La nota demuestra solamente que el autor es un inepto para analizar este mensaje y aparentemente muchos más. a- El color no dice casi nada. b-Se repite la palabra convierten porque pretende mostrar la diferenica entre dos supuestas opciones. c- Ni la puntuación ni las minúsculas tienen ningún significado especial y menos el que interpreta el autor de la nota porque no se trata de puntuación. El autor supone, o da por hecho, que el receptor no tiene más alternativa que recibir el mensaje. Nadie está obligado a recibir ningún mensaje, ni tiene derecho a sentirse ofendido por la estupidez o ignorancia de quien eventualmente lo emite. La comunicación unilateral nunca determina hechos ni situaciones, ni tampoco califica ni debería afectar al receptor. La comunicación siempre es tentativa y su estilo y contenido sólo dicen algo del emisor del mensaje, y muy poco o nada, de su destinatario. La mayor equivocación del afiche es dirigirse al adoptado o al apropiado, porque es obvio que se refiere a las supuestas opciones de los adoptantes o eventualmente apropiadores. No hace falta demasiadas luces para darse cuenta que el mensaje pretende desalentar la adopción por fuera de los procedimientos legales calificándola de apropiación. Es evidente que ninguna ceremonia y ningún trámite legal puede garantizar que las personas hayan renunciado realmente a cualqueir pretensión de propiedad sobre sus parejas o descendencia. Esto es muy evidente en todos los aspectos del relato del derecho al matrimonio igualitario y la adopción; o incluso en los diversos tratamientos de fertilidad; todas instancias que counmente se describen en términos muy similares al derecho de propiedad. El segundo error grave del afiche es que insiste en suponer que la decisión o la ideología de los adoptantes o apropiadores define al sujeto adoptado o apropiado. Muchos tienen la idea de que los hijos son una propiedad. Esa perversión es ideológica o filosófica y no surge del origen de los hijos sean apropiados, adoptados, o biológicos y la mejor demostración es que la gente que se cree con derecho a esas perversiones, sean territoriales o de apropiación, tiende a actuarlas en todas sus relaciones, laborales, políticas, familiares o sociales. Obviamente, desde la abolición de la esclavitud y los títulos d nobleza, la pretensión de propiedad o señoreo sobre otras personas no es más que un delirio de quien tenga esa pretensión, y por lo tanto la suposición de que el delirio de unos automáticamente pueda generar inevitablemente alguna situación concreta en otros no hace más que favorecer esa situación deliante y agravar las consecuencias sobre sus eventuales víctimas.
No entendí nada. ¿Qué quiso decir el cartel? ¿Qué quiso decir el cronista? Si hay que explicar tan enrevesadamente, algo no está bien.
Impresionante la opinión de Morgan Freeman, evidenció que no entiende nada por que en realidad es un actor extranjero, que no tiene idea sobre lo que dice el cartel y bué como buen artista quiere robar cámara, micrófono y hasta papel y tinta.