Cristina busca, con la reforma de la Justicia de Alberto, que desaparezcan los juicios por corrupción en su contra. Pero no solo eso: también aspira a remover todos los obstáculos que aún impiden que se imponga plenamente su voluntad y su versión de las cosas, para asegurarse definitivamente, como ella misma explicó, “su lugar en la historia”. Sabe, desde su último mandato, que el Poder Judicial, el único que ni entonces ni ahora controla del todo, es el principal de esos obstáculos. Ni los medios, ni los políticos opositores, ni las voces disidentes de la sociedad, ni los actores externos: de los jueces va a depender que se salga o no con la suya.
A sus ojos y los de sus seguidores las reacciones desatadas desde que el presidente presentó el proyecto en cuestión lo han confirmado: no dejan de multiplicarse las voces de jueces, fiscales y asociaciones que los representan en contra de sus lineamientos principales. ¡Ahí lo tienen!, es el “poder corporativo a plena luz del día”, el “partido judicial en acción”, el espíritu reaccionario y antidemocrático de quienes no quieren perder sus privilegios.
Félix Crous, el funcionario que Alberto designó al frente de la Oficina Anticorrupción, debería dedicarse a investigar casos de mal comportamiento de sus colegas del Ejecutivo. Es decir, darle material a los jueces para que castiguen a políticos poderosos que se corrompan. Pero no es lo que hace. Dedica sus días a lo contrario: retira a la OA de todas las causas por corrupción, avala los sobreseimientos que se multiplican, sin insistir como corresponde a su rol de querellante, y cada vez que puede denuesta a los jueces y enaltece a los políticos, más específicamente a los de su partido, sus amigos. Acaba de hacerlo con un argumento fenomenal.
“En Comodoro Py, tirás una banana al aire y no toca el piso”, sostuvo Crous. Por eso, se estarían oponiendo allí a la reforma de Alberto y Cristina, porque son gorilas, odian al pueblo, porque odian al peronismo. Mirá vos.
A su criterio “el sector más poderoso del Poder Judicial Federal se ha extraviado de la función republicana que debe cumplir. Entender que deben ser inexorablemente consultados sobre cualquier iniciativa que los involucre y no respetar las leyes que sienten que los perjudiquen, fallando en favor de sus propios intereses o lisa y llanamente ignorándolas, no sólo desafía la división de poderes sino también la democracia representativa.. hay una autopercepción torcida … en un sistema democrático donde el pueblo es el soberano… Una Corte de cinco miembros es excepcional en la región. Todas las cortes son más numerosas. Es demasiado poder para sólo tres personas que hacen mayoría y pueden poner jaque a las políticas públicas de quienes reciben el mandato de millones de votantes”
No debe haber advertido que con sus palabras contradice de cabo a rabo al presidente, para quien el problema es que “Comodoro Py está contaminado de interferencias de la política” y se usó “para resolver disputas políticas”. Según Crous, sucede lo contrario: el problema es que debería dejarse influir más por los “poderes representativos” y se resiste, porque defiende “intereses propios”, no los de la “gente”, que es la que habla cuando hablan Crous y sus conmilitones.
¿En qué quedamos, la Justicia Federal es poco independiente, o debería serlo aún menos? ¿Hay que politizarla del todo para que sea “nacional y popular”, o despolitizarla para que sea prescindente de todo interés político? No es la primera vez que en este gobierno se dice una cosa y la contraria para justificar una medida. Pero es la más sintomática de un estilo, consistente en sacar argumentos de la galera según lo que haya que justificar en cada momento, sin temor a contradecirse con lo que se haya dicho cinco minutos antes o en la oficina de al lado.
Y es también muy sintomática de la pretensión de este gobierno de borrar su propia historia y desconocer su papel en los problemas que enfrentamos para presentar sus más rancias costumbres y malos hábitos como frescas y novedosas soluciones.
Porque lo más curioso de todo este asunto es que no uno sino muchos peronistas, todos los que están hoy en el gobierno, digan que el problema de la Justicia se origina en que no se hizo con ella lo que ellos dicen ahora que hay que hacer. Y que el peronismo y la Justicia son dos realidades aisladas una de la otra, hasta contrapuestas.
Desde 1983 a esta parte los jueces se designan en el Senado. Y un solo partido tuvo mayoría o, en algunas breves etapas de repliegue, primera minoría en el Senado: el peronismo. Siempre fue ese partido el que cortó el bacalao en la designación de los jueces. Todavía hoy, que se les quiere sacar todas las causas importantes a los jueces de Comodoro Py, y si es posible, poner patas para arriba la Corte, la enorme mayoría de sus integrantes debe su designación al peronismo, y una buena porción son ellos mismos peronistas.
¿Por qué son tachados de “gorilas” si a cualquier descripción imparcial le resultarían demasiado o al menos suficientemente peronistas? O, puesto en mejores términos: ¿por qué será que, aún siendo entre bastante y muy peronistas, no lo son lo suficiente para que se sientan a gusto Alberto, Cristina, Crous y toda la troupe?
Debe ser por los efectos por ellos no deseados del sistema republicano que Crous dice querer restablecer, pero se ve que muy bien no entiende cómo funciona. En una república, los poderosos se atan a sí mismos al darse leyes y delegar en los jueces su aplicación, que deberán hacer valer aún cuando se contraponga a los intereses de esos poderosos. Es esa la condición para que la gente pueda defenderse de los gobiernos que ella misma elige.
Aún en un mundo en donde todos seamos peronistas, y ya nadie pueda ser acusado de gorila, habrá algún juez peronista que cada tanto ponga en aprietos a los políticos peronistas que los designaron, desmintiendo su versión de las cosas y sacudiendo los pedestales desde los que quieren mirar la historia. No hay forma de escapar de ese peligro, más que dejar de afanar, de abusar del poder y violar la ley cada dos por tres. No lo lograron Stalin y su séquito en la URSS, ¿por qué les iría mejor a los Crous, a Alberto y Cristina? Seria bueno que de una vez lo entiendan, van a vivir más tranquilos.
Eso no dice el proyecto, los juicios contra Cristina seguirán en los juzgados donde actualmente están. Lo que tienen que hacer Juntos por el Cambio es discutir la reforma en el Congreso. Eso es DEMOCRACIA.
Los Gorilas ponen el foco en el DESEO DE OPONERNOS POR OPONERNOS, en vez de analizar la conveniencia o inconveniencia de las propuestas, no podremos sostener debates interesantes y enriquecedores ... Quedaremos en la etapa del berrinche de niños de corta edad, y la sociedad argentina seguirá cosechando frustraciones de poca monta...y acumulando los fracasos que nos tendrán en el atraso, la ignorancia y la pobreza... Y viene a la memoria las palabras de Don José Ortega y Gasset: "Argentinos, a las cosas!!" Agarremos los libros, QUE NO MUERDEN!!!!!