Hace un año, cuando se hicieron las PASO, los números de la economía eran preocupantes y para la oposición de entonces -oficialismo hoy-, la situación era dantesca. Sin embargo, hoy a un año de aquel episodio que disparó e hizo saltar a todas las variables, las diferencias son notorias y el daño que se generó a partir del triunfo de la actual coalición gobernante es de una magnitud inconcebible.
Desde hace un año, la base monetaria crece al 67% muy por encima del nivel de precios que ronda hoy el 45% anual. Esto está indicando que la inflación cuando se compute el retraso tarifario se va a acelerar porque la cantidad de dinero en el mercado que se vuelca todos los días va a acelerar los precios. Esto es, la cantidad de dinero crece más rápido que los bienes y servicios disponibles, por lo tanto, inevitablemente habrá un crecimientos sostenido de los precios, lo que desatará más pobreza y tensión social.
Los mecanismos de absorción de liquidez resultaron estériles como puede apreciarse, a pesar de que el Banco Central paga fortunas por las tasas de las Leliq -de paso, AF no compró los medicamentos para darle gratuitamente a los jubilados con los intereses que se pagan por esas letras-, y por los Pases Pasivos que crecieron 21.500% en el año.
Lo que es peor aún y un presagio del desborde monetario e inflacionario, el M1 cuando a la base monetaria se le suma los depósitos a cuenta corriente y el M2 que es el M1+los depósitos en caja de ahorros, se duplicaron.
La inflación se va acelerar muy peligrosamente porque si el dinero crece más rápido que la inversión y el crecimiento económico, es inexorable que ese excedente se traslade a los precios porque los ajustes de precios actúan con rezagos respecto de la cantidad de dinero.
Paralelamente, mientras las reservas cayeron casi 35%, los depósitos en dólares se contrajeron 44%.
Pero más allá de lo que pasó desde el efecto PASO, uno de los elementos que es irresoluble para el gobierno es el día después de la pandemia. El nivel de endeudamiento de empresas y familias resulta insostenible y se ha convertido en una avería en la línea de flotación de la sociedad.
El gobierno calcula que la deuda por la moratoria tributaria enmarca una deuda de unos 350.000 millones de pesos que tienen los agentes económicos con el Fisco.
Pero al mismo tiempo, hay una deuda muy voluminosa de la gente con el sistema financiero. La deuda por préstamos supera los 2,2 billones de pesos donde los documentarios -descuentos de cheques-, creció 140% en el año y los adelantos en cuenta corriente subió 74%.
De ese monto de deuda, la mitad corresponde a las familias tanto sea por compras con tarjetas de crédito y por préstamos personales, lo cual deja excluida a miles de personas. Esto es apenas una reseña del daño producido por el efecto PASO.