Las señales de la anomia, de disolución de las normas sociales en medio de un malestar creciente están en todas partes. Noventa mil policías se rebelan sin preaviso en la provincia de Buenos Aires.
En menos de 24 horas un gobernador asustado concede un aumento. Pero la protesta sigue. En medio de una ola de inseguridad.
Vecinos de un country transforman la orden de la Justicia de prisión domiciliaria para Lázaro Báez en papel mojado. Ponen la excusa de que el empresario K no pagó expensas. Pero resulta que nadie le inició una demanda comercial al respecto ni un juicio de desalojo.
Miles de personas copan propiedades públicas y privadas mientras que funcionarios del mismo gobierno se acusan entre sí de ser instigadores o represores de las tomas.
Un grupo de personas se asienta de prepo en el predio de un ferrocarril y la respuesta oficial es que el tren deje de funcionar, mientras los responsables debaten si eso es o no un delito.
En una economía ahogada por una cuarentena pésimamente administrada hay gobernadores que deciden derogar la unidad territorial del país sin que el poder nacional intervenga siquiera de palabra.
Hace días, la Argentina salió formalmente del noveno default de su historia. Pero el riesgo país sigue en 2.100 puntos. Es decir, si el Estado quiere tomar un préstamo tiene que garantizar al inversor una renta de 21% anual, en un mundo donde la tasa es cero. Con viento a favor, esa tasa podría bajar a 10%. Igualmente inviable.
La razón es que el gobierno sigue sin decir cómo piensa ordenar el desmadre del gasto público en el que incurrió con la excusa de la pandemia para seguir alimentando su histórica pasión clientelística.
Pero el gobierno sigue tocando el violín sobre la cubierta. Y Alberto Fernández dinamita puentes, no sólo con la oposición, sino con la mitad de la población. Justo cuando más necesitaría de su colaboración y paciencia.
Pero, claro, no le queda otra: el pacto privado que lo puso en la Presidencia lo obliga a poner su puesto al servicio de su jefa y no de un país crispado por la inflación y la recesión de años, por la decadencia generalizada, por la corrupción que se percibe impune y, también, por la pandemia.
La sociedad les está dando todas las señales. Después no digan que nadie les avisó.
Ëste periodista cordobés , seguro no conoce al Presto tampoco. Y de las señales que habla no ven, se está refieriendo a los Gobernantes de Córdoba, porque trabajar los que mandan de boligomas ya no les va más y la gente les picó el boleto.
La sociedad no existe, les avisé yo.
La sociedad avisa? La sociedad opinan lo que le meten en el cerebro medios como Cadena 3 o Radio Mitre. Como no va a estar derechisada la sociedad de Córdoba, si Mario Pereyra dice: Pobresito Pinochet.-
ÁRMENSE Y PRACTIQUEN. Estamos SOLOS. (...y vos TAMBIÉN, "maría"... Pobre infelíz. :P )
maría: Si la derecha y ultraderecha prosperan son por las TORPEZAS de los inutiles que DICEN ser progresistas. Ahora es una VERGUENZA que sigan alimentando la creencia de que el progesismo, es MAS MISERIA, PROFUNDIZACION DE LAS DESIGUALDADES (empezando por SUS TESTIMONIOS DE VIDA bien pagas). INEFICIENCIA, CORRUPCCION,NEPOTISMO, INEPTITUD, IMPROVISACION, CARENCIA DE VISION,NECEDAD PARA CAMBIAR Y ACEPTAR LA CRITICA, PROMOVER LA SUPERFICIALIDAD, y por sobre todo caer en el IDEOLOGISMO QUE HUELE A RANCIO POR LO DESCOMPUESTO. ¿Quién va a querer "abrazar" al progresismo así? Así pasó en Europa y es por eso que los INTERESES se impusieron a las IDEOLOGIAS. ¿Cuando se van a avivar que eso de la "izquierda y la derecha" fué? SON LOS INTERESES LOS QUE HAY QUE EVALUAR Y SOBRE ELLOS PROYECTAR EN SERIO.¡Basta de perder tiempo en RELATOS Y ALEGORIAS ridiculas, mas cuando provienen del PERSONALISMO ABYECTO DE CRISTINA FERNANDEZ! Ya se lo he dicho, tanto Cristina como Macri, debieran DEJAR LA POLITICA POR FRA-CA-SA-DOS y que vengan otros elegidos POR LA CIUDADANIA no por EL DEDO DE UNA "PSEUDO ILUMINADA", como ocurrió con Alberto Fernández....¡Y así nos vá! Flor de mentiroso.