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Julio López: privilegios de mazmorra y misterios del hijo bastardo

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BRILLANTE ANÁLISIS DE JORGE ASÍS
BRILLANTE ANÁLISIS DE JORGE ASÍS

Tío Plinio querido:

 

Antes de firmar el Convenio contra las Desapariciones Forzadas, en su discurso solemnemente impostado, la señora Cristina Kirchner no sólo se sumergió en ligerezas conceptuales. Como comparar el Holocausto, con la carnicería de la represión doméstica.

La frivolidad oral fue completada con la explotación, audazmente forzada, del Caso López. Delante, para colmo, de la señora Hebe de Bonafini.

París vale, después de todo, tío Plinio querido, la imprecisión de otra complacencia. Si es que pasa, la complacencia, inadvertida. Entre el fárrago aceptable de la pedantería intelectual que representa el envoltorio del kirchnerismo.

Cuesta creer, tío Plinio querido, que ahora hasta las desapariciones sean bastante truchas. La transversal habitualidad del truchismo conecta la desaparición de López, con la aparición de Gerez.

Casos que se autodegradan solos. Por graves dosis de misterios que no amenazan con aclararse.


Colaboracionismo

El infatuado progresismo de pizzería suele instalar cuentitos rosas. Ideales para la prensa izquierdista del corazón.

Ilustran, irresponsablemente, a la gilada. Por ejemplo con el precepto que "no se debe investigar a la víctima". Una "fugazza", tío Plinio querido, para crédulos. Como la "muzzarella" de aceptar que "la Side no puede hacer inteligencia interna".

En la Argentina culposa, infectada de progresismo de pizzería, puede construirse, con asombrosa facilidad, el rol de víctima. Para traficar, en el nombre de la víctima, en adelante, cualquier verdura.

Hasta convertir, a la víctima artificial, en pretextos imantados. Eficazmente emotivos para convocar, tío Plinio querido, a las movilizaciones. Con consignas remanidas, versos viejos, sin ideas.

Hasta conseguir el ansiado objetivo de tomar, a la sociedad, como una invención, colectivamente estúpida.

Sin reparos, a esta altura de la carta puede sostenerse, por ejemplo, que los investigadores más sensatos, sospechan que J.J. López fue, por lo menos, un obligado colaboracionista.

Un capturado que, lícitamente, se quebró. Como tantos que redibujaron su pasado. Sin embargo, al desaparecer la ceremonia del secreto, saldrán, muy pronto, al escarnio público.

"Buche", como vocablo, es, tío Plinio querido, excesivamente cruel. Es suficiente con puntualizar, sin rasgos de perdonavidismo, que si el pobre hombre, don López, mantuvo sus vinculaciones, con los responsables de la represión, fue doblemente víctima.

Por informado, algo debe saber, al respecto, la señora Hebe de Bonafini.

Aunque escuchó, seguramente molesta pero imperturbable, en París, a la señora candidata. Con la debida explotación humanitaria del Caso López. Una de dos. O a la candidata, la Primera Ciudadana, la pasaron al cuarto, y se encuentra escandalosamente desinformada.

O la señora Cristina se sumerge, a "conciencia pura", en el escenario cómplice de la tergiversación que impulsa, por ineptitud, su gobierno.


En el nombre del Hijo

Cuéntele a tía Edelma que, según nuestras fuentes, algunas semanas atrás, la señora Hebe de Bonafini fue convocada por el señor Oscar Parrilli.

Es el Secretario General de la Presidencia. En el tembladeral del primer cordón del imberbismo suelen denigrar, con unanimidad, al funcionario.

En presencia aparente del hijo espiritual, el Presidente, Parrilli le consultó, a la Madre Hebe, acerca de la existencia de un hijo bastardo de J.J. López.

Un hijo gestado, para ser exactos, tío Plinio querido, en aquellas mazmorras "de la dictadura". Donde, acaso por la condición de doble víctima, López mantenía inquietantes privilegios especiales.

Quién le dice. A lo mejor, la policía de Camps adhería a las concesiones melodramáticas del sentimiento.

¿Conocía, la señora de Bonafini, la existencia del rumor que prospera? Aquel párvulo, gestado en la mazmorra, hoy tendría entre 27 y 28 años.

Persisten fuertes sospechas que aquel hijo haya sido gestado, tío Plinio querido, en el cuerpo de otra cautiva.

Una cautiva de las que probablemente los represores solían entregarle a menudo. Para que atravesara, la terquedad del castigo, con superior entretenimiento corporal.


Interna policial/comercial

La cuestión de los hijos bastardos suele rozar, tío Plinio querido, como lo sabe, la refinada sensibilidad presidencial.

Igual que la persistencia de otros feroces rumores que adquirieron consistencia, hasta transformarse en verdades. Surgen de fuentes tanto policiales como judiciales. Que se reservan.

Indican, por ejemplo, que J.J. López no sólo mantenía, en su condición de prisionero, atributos especiales.

Disponía de alguna ingerencia servicial en la interna policial y comercial. Interna que disputaba el fruto de rapiñas redituables. Botines intratables de la represión de los setenta. Pero como estallaron los secretos no habrá otra alternativa que tratar.


Producción de testimonios

A pesar de la emotividad movilizadora, evalúan, los que saben, que J.J. López desapareció por propia voluntad.

Porque lo que López necesitaba era ayuda para borrarse.

Por lo tanto, en el origen, no ocurrió ninguna desaparición forzada. Se asiste entonces al dispendio de una desaparición por encargo.

Una especie de desaparición por delivery. Que se complicó. Por la dinámica evolutiva que adquirió el asunto.

Versión que explicaría, acaso, la incierta tranquilidad de la familia oficial. La desidia que atormenta, según nuestras fuentes, a los hombres de Arslanián.

Los que se desconfían, con reciprocidad, con los hombres de Jaimito.

En realidad ocurría que J.J. López, el sobreviviente de la unidad básica de combate J.P. Mestre, no se encontraba en condiciones morales de repetir, tío Plinio querido, en setiembre del 2006, el testimonio minuciosamente elaborado.

Acerca de la malignidad del comisario Etchecolatz.

Trátase del testimonio producido en el honorablemente mediático Juicio por la Verdad y la Justicia.

Conmovedoras argumentaciones que no podían, tío Plinio querido, repetirse. Frente a un Tribunal de Justicia de verdad. Podían derivar, como un tubo, en clavado falso testimonio.

Las impactantes palabras, que a menudo suele repetir TN, fueron elaboradas, según nuestras fuentes, en sendas reuniones de un bar de La Plata. En las adyacencias de la Diagonal 74 con la esquina 49.

Por dos señores que supieron aleccionarlo a López, considerado un P.T. Un Propia tropa.

Junto a la señora enigmática, respetable traficante de los derechos humanos.

Trátase de la dama que padece la sistemática desconfianza de otros cuadros que mantienen la misma vocación, por el humanitarismo militante.

Otra víctima, que también resultó, según nuestras fuentes, una amante fundamental del hiperactivo López. A los 77 años, el hombre solía ejercer, admirablemente, sus pasiones módicas, naturales.

Sabrá que el Portal, tío Plinio querido, se la banca. Y siempre apuesta por la verdad.

Habrá entonces que volver hacia Atalaya. Adónde se lo vio a López por última vez.

Antes que irrumpiera la notable investigación de Christian Sanz, en Tribuna de Periodistas. Indica su presencia, hacia octubre, en el campo San Genaro, por San Miguel de Monte.

Sin embargo, aunque atemoricen a los lugareños que lo detectaron, habrá que regresar al Atalaya, partido de Magdalena.

Volver sobre las razones que evitaron aquel allanamiento. En la casa del Delegado Municipal. Debieran también abandonar el silencio aquellos policías de Los Hornos que estaban formidablemente orientados.

Aparte, si tampoco se avanza desde la fiscalía, habrá que indagar, aunque sea, a aquellos perros que olfateaban, desesperados, cierto colchón.

Datos elementales para tener en cuenta, antes de convocar, el próximo 17, a la nueva manifestación. Donde podrá prescindirse, con suerte, de la lectura de Daniel Fanego.

Fanego no volverá a leer, sin ademanes, otro comprometido poema de Pablo Neruda, como "Los enemigos", compuesto en 1946. Fue inspirado en aquel fascinante período, cuando Neruda le cantaba, con su fervor encendido, a Stalin.

Dígale a tía Edelma que la runa para la semana es Thurisaz. Representa la frontera entre el cielo y el mundo. Es una puerta. Va a entender.

 

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