Los técnicos del FMI se llevaron de Buenos Aires un portafolios llenos de dudas y una sola certeza. En ese attaché, los hombres del FMI volvieron a Washington con grandes interrogantes. Eso sí, hay una certeza: no hay plan económico.
Para los técnicos del FMI, el gobierno no controla la inflación, el tipo de cambio, las exportaciones, la emisión de dinero, el tráfico de estupefacientes y todo lo que tenga que ver con una organización económica eficiente. La inflación se amesetó en el 3% mensual promedio y difícilmente pueda retroceder.
La emisión de dinero está descontrolada y todo dependerá de la evolución de la pandemia. Las exportaciones languidecen de la mano de la parálisis económica y el aumento descontrolado del narcotráfico, promete oscurecer el cielo de la Argentina con una creciente red de clientes que perdieron su empleo.
Al mismo tiempo, los técnicos del FMI decidieron presentar a sus jefes en Washington un posible esquema de salida para el país que contempla, en primera instancia, una fuerte reducción del gasto público para ser posible una financiación genuina. La ausencia de un plan implica que el gobierno deberá correr de atrás a la crisis y eso implica si o si que deberá negociar con la oposición.
Por ahora, el FMI pidió a las autoridades que preparen un programa económico para cuando se vuelvan a ver las caras. Eso será el mes próximo y sólo habrá progresos en la mesa de negociaciones en la medida que el eventual plan económico se milimétrico en cuanto a las reducciones de gasto y el comienzo de un proceso que lleve a un sinceramiento de variables económicas como tarifas y tipo de cambio.
Es el costo de haber puesto esas variables en el freezer y no haberlas actualizado.
Hay algo de lo que hay que estar seguro: El FMI no tiene ningún apuro en mostrar un acuerdo con la Argentina y luego tener que arrepentirse. Va a ser muy difícil que el gobierno encuentre un punto en común rápidamente con el FMI. El traumático desenlace del acuerdo alcanzado con Macri es un antecedente de lo que no quieren los hombres del FMI repetir.
Es que los técnicos del organismo saben que dependen de la recuperación de los fondos aportados por millones de contribuyentes en todo el mundo porque de eso viven los organismos multilaterales y los hombres que trabajan allí.
Por ahora, todo es un gran abismo donde la alta inflación se apoderará de la vida de los argentinos y donde la devaluación será un proceso permanente.
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Bueno hubiera sido que así como CRISTINA FERNANDEZ suele impulsar a los suyos que "AGUANTEN A LOS TRAPOS", ella HUBIERA "AGUANTADO" A ALBERTO mas cuando ELLA es la GENERADORA DE "ESE PRODUCTO ELECTORAL". Ya es HORA DE QUE SE INVOLUCRE CON EL GOBIERNO QUE ARMO y no se concentre SOLO EN SUS OBJETIVOS PERSONALES. Le guste o no, Alberto Fernández, FUE SU UNGIDO, no puede mirar para otro lado y aparecer que ELLA NO TIENE NADA QUE VER CON EL. Todos los aciertos y yerros de Alberto Fernandez, son EFECTOS DE SU DECISION EN MAYO DE 2019. ¡Ahora ya es tarde para diferenciarse! ¡HAGASE CARGO "DE LA CRIATURA" Y ACOMPAÑELA EN TODA LA GESTION....ES LO MENOS QUE PUEDE HACER! Así como no zafó de la elección que hizo POR BOUDOU, ahora menos lo podrá hacer por Alberto
No falta un plan economico a no ser que quien escribe la nota quiera el plan de ajuste que siempre aplica el FMI.-
Los cuadros patronales argentinos en general carecen de dotes oratorias. El ex presidente Mauricio Macri es un ejemplo acabado, ojalá que en cualquier acepción de la palabra. Dispone de un vocabulario pobre, ignora el encadenamiento sujeto-verbo-predicado, se le hace cuesta arriba exponer algo interesante sin libreto. O aprender uno y transmitirlo de modo convincente. Fernández adujo que el capitalismo nativo se echó a perder cuando los gerentes financieros acumularon más peso interno que los gerentes productivos. Los dueños del poder pagan con munificencia a gurúes para que defiendan sus proclamas. Cabe reconocer que es una astucia aunque asombra que crean las falacias que les han encargado. Quienes les tiran la manga en los pasillos, hacen lobby, los ningunean en los quinchos y los señalan con el dedito desde el púlpito son ciudadanos comunes sin eminencia ética. Se expresan como defensores de la (su) propiedad privada, jamás de intereses colectivos.