El regreso del expresidente Mauricio Macri a la visibilidad mediática, en una serie de entrevistas, volvió a marcar diferencias entre duros y moderados dentro de Juntos por el Cambio y mostró que la distancia entre los "halcones" y las "palomas" marca el ritmo interno de la coalición opositora.
Según fuentes de su entorno, Macri no tiene intenciones de ser candidato en las próximas elecciones legislativas. Siempre centrado en lo ejecutivo, no le gusta el trabajo parlamentario y el episodio con el diputado Juan Ameri terminó de convencerlo de que el Congreso no pasa por un buen momento.
Sin embargo, buscará revalidar su liderazgo dentro del PRO y de JXC, en principio para mantener fuerte a su sector "duro", tener influencia en las listas nacionales que se vienen y mostrar voz y voto en la elección del próximo líder de la coalición opositora, según manifestaron sus allegados.
Con contacto poco o nulo con sus exasesores todo terreno como Jaime Durán Barba y Marcos Peña, hoy su círculo íntimo lo conforman los exfuncionarios Hernán Lombardi, Guillermo Dietrich y Fernando De Andreis, junto a la titular del PRO, Patricia Bullrich, y otros referentes de ese espacio.
En diálogo con ellos, Macri vio necesario volver a las entrevistas con medios argentinos, luego de haber hablado durante estos meses con algunos medios internacionales y opinar sobre varios temas en sus redes sociales.
"El mensaje es 'Yo no estoy jubilado'", dijo a la agencia de noticias Télam un colaborador muy cercano al exmandatario, en referencia al pedido del extitular de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, para que Macri diera "un paso al costado".
Justamente el regreso mediático de Macri marcó las diferencias con este sector, que busca armar un nuevo polo opositor, con más peronistas y lejos del macrismo.
En su primera entrevista esta semana, Macri había dicho que se arrepentía de "haber delegado la negociación política" en el ala más "filoperonista" de su Gobierno, en clara alusión a Monzó y su ministro del Interior, Rogelio Frigerio.
Los aludidos se llamaron a silencio por unos días, mientras dirigentes como el vicejefe de Gobierno, Diego Santilli (quien dijo que eran "personas muy valiosas"), entre varios otros, los defendieron.
"Cuando incluye un paso de factura a terceros deja de ser autocrítica y para ser crítica a otros", apuntó por su parte el radical Ernesto Sanz, en un llamado de atención directo a Macri.
En sus entrevistas posteriores el exmandatario evitó cargar las tintas sobre el tema y aseguró que se trató de una autocrítica a su propia falta de armado político. Y su grupo más cercano en el PRO insistió en este punto.
"Macri no va a hacer público su enojo con Monzó y Frigerio, que es muy superior a cualquier comentario periodístico que pueda hacer. Pero sus declaraciones son una verdadera autocrítica hacia él mismo y a lo sumo a Marcos Peña", señalaron a esta agencia fuentes muy cercanas al exmandatario.
Como sea, hoy en el grupo de Monzó y Frigerio (que incluye a varios dirigentes cercanos a ambos) creen que el reproche público de Macri los fortaleció en su posición moderada "alejada de los extremos" como se definen ellos mismos.
Mientras todo esto sucede bajo la superficie de la coalición, por arriba también hubo un reconocimiento interno a la autocrítica presidencial (Macri dijo que "no estuvo a la altura" de las expectativas que generó), algo que muchos consideraban una cuenta pendiente de su líder.
"Nunca hemos visto a un expresidente hacer una autocrítica pública con sinceridad y realismo. No estamos acostumbrados a esto y ayuda mucho escucharlo porque es una forma de reconocer qué debemos cambiar para seguir avanzando", sostuvo el jefe del bloque PRO en Diputados, Cristian Ritondo.
Más cerca de la exgobernadora María Eugenia Vidal y del jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, hubo en cambio silencio, y consideraron que el regreso de Macri "generó más expectativa mediática que dentro de Juntos por el Cambio", según las fuentes consultadas.