Se la promociona como una de las “grandes soluciones” a las necesidades energéticas argentinas y del mundo.
Pero se oculta, tergiversa o se engaña en forma sistemática, por parte de fuertes intereses que evidencian responder a objetivos impresentables.
Datos para entender:
Omisiones
Casi nunca declaran cual es el costo real total por KW de Potencia Instalada. No lo dicen pues son desproporcionadamente costosas.
Nunca definen públicamente cual es el Factor de Carga real, o sea el rendimiento real respecto del máximo teórico del 100 % de la Potencia Instalada declarada multiplicado por las 24 horas diarias, durante todo el año. Y no lo hacen, pues es ridículamente bajo, muy ineficiente.
Nunca difunden cual es el costo real –por kWh- de la energía generada. Dato que se oculta, pues por el bajísimo rendimiento –que es consecuencia directa de depender de las horas de sol, y de la intensidad de la radiación, solo en su máximo pocas horas por día, siempre que no llueva o esté nublado-, ese costo real es desorbitadamente alto, debiendo compensarse con subsidios y otras maniobras de ventajas prebendarias, que sus promotores nunca presentan ni explican.
Nunca explicitan cual es la Generación Media Anual de esos proyectos, pues es muy baja, acorde a su muy pobre Factor de Carga. Fácil de entender si se razona que solo producen cuando hay sol, y solo lo hacen a plena capacidad durante escasas cuatro a cinco horas diarias…siempre que no llueva o este nublado.
Casi nunca mencionan cual es la vida útil, la cual es bastante breve, sobre todo comparando con las muy duraderas usinas hidroeléctricas, e incluso las nucleares. Hasta las centrales termoeléctricas tienen una vida útil previsible mucho más prolongada.
Se oculta que en los sistemas promocionados mediante licitaciones con mecanismos impuestos por presiones de ONGs ultra ecologistas, las tarifas son dolarizadas e indexadas, y energía con venta asegurada sin importar que existan otras fuentes más económicas, por lo que pasarán a ser salvavidas de plomo para la economía en general y para los usuarios obligados a comprar esa energía.
Verdades a medias
Se dice que es “energía renovable”, pero se oculta que su estructura de recepción y transformación de la radiación solar en electricidad, no es renovable.
Se dice que “es una solución apta para todos”, omitiendo que solo es una solución real coherente para consumos aislados, en los que su baja productividad y sus altísimos costos reales por kWh resultan la única alternativa, al no existir conexiones cercanas con ninguna red eléctrica, y en esos casos no se suele explicar que es necesario contar con un sistema de baterías, para almacenar la carga y poder usarla de noche. Tampoco se dice que las baterías son totalmente anti ecológicas.
Se dice que producen energía limpia que puede reemplazar a usinas convencionales (termoeléctricas e hidroeléctricas), pero la energía solar no es limpia, por los costos ambientales vinculados, y no pueden reemplazar a las usinas convencionales, por ser energía intermitente, de muy baja calidad, y no apta como base de ningún sistema interconectado.
Se mencionan que las “renovables” solares y eólicas se instalaron masivamente en Europa, pero se omiten los serios problemas de costos de la energía crecientes, y las carencias energéticas, por las que tuvieron que apelar a incrementar los consumos de gas –importado- y en algunos casos de carbón, como debieron hacer Alemania y otros; así como los elevados costos fiscales de las enormes subvenciones a esas energías, que profundizaron la crisis económica en España y otros.
Se menciona como “un gran ejemplo” a Uruguay, por las masivas inversiones en energía eólica, pero omiten las consecuencias de pobreza energética resultantes de eso, por los altos costos de ese tipo de energía; y por supuesto, ciertos grupos de poder omiten que la energía solar es incluso más cara que la eólica.
Mentiras alevosas
Dicen que es “energía limpia”, y es falso, pues construir, montar el sistema de paneles o similares, y al cabo de su vida útil, desmontar todo, es ambientalmente oneroso, así como puede ser una complejidad operativa deshacerse finalmente de la chatarra, al caducar su vida útil. Y la suma algebraica de comparar los costos ambientales en los que se debe incurrir, en zonas de poca insolación, pueden ser mayores que su muy baja producción en toda su vida útil.
Respecto a los sistemas solares más complejos, que no se basan en paneles, sus instalaciones además de la complejidad para montarlas y operarlas, pueden tener otros efectos colaterales, como afectar o matar a los pájaros en los casos en que se concentran los rayos de luz en un punto, provocando muy altas temperaturas.
Se las presenta como grandes soluciones, diciéndose en muchos casos que “cubren la demanda total del pueblo en el que se montan”, omitiéndose que solo lo hacen durante el breve cenit de cuatro a cinco horas, para luego depender de la conexión a una red eléctrica convencional. Y que necesitan de una central convencional, o de una interconexión, como respaldo “en caliente” (funcionando), pues la energía solar es intermitente, y ese defecto solo se supera con el respaldo de una conexión a un sistema de distribución, o con una usina convencional, o con baterías para almacenar la energía solar consumida, esto último muy costoso y muy contaminante.
Considerarlas como ”partes de la solución de la demanda”, cuando se refiere a un gran mercado consumidor como el de toda la provincia de Misiones, es una mentira total, pues sus bajas potencias, sus bajísimos rendimientos de producción real de energía, y sus problemas de intermitencia, terminan resultando en incrementos reales de Potencia y de Generación, insignificantes, de forma tal que prácticamente ni mueven el amperímetro en el contexto general, y son nulos de noche. Por ejemplo, en tan solo 10 años, Misiones necesitará contar con 550 MW adicionales, con los picos de demanda al anochecer. Una escuálida “usina” como la montada en Itaembé Guazú, de 10 MW teóricos (al mediodía, si no está nublado o llueve), aportará efectivamente 0 MW (nada) al anochecer.
El tema no se agota. Mientras tanto se omite utilizar el enorme y variado potencial hidroeléctrico de Misiones, que puede producir enormes cantidades de energía limpia, muy económica, de calidad (apta como base del sistema interconectado), y con muy prolongada vida útil de las instalaciones.
Y nada parece estar haciéndose, para recuperar los ocho proyectos hidroeléctricos terminados, existentes, con los que se pueden hacer obras de mediana y baja potencia (no las inviables micro centrales) y optimizar la eficiente Hidroeléctrica Urugua-Í, proyectos que fueron pagados con fondos provinciales de Misiones, de los cuales nadie parece conocer su paradero, pero que aun pueden recuperarse.
Respecto a las micro centrales hidroeléctricas, solo pueden funcionar cuando abastecen a consumos aislados de una o dos familias, que se encargan por consiguiente de su mantenimiento. Pero cuando abastecen a un pequeño núcleo poblacional, como sucedía en Pueblo Illia, la muy reducida recaudación no alcanza para cubrir elementales gastos administrativos más el elemental mantenimiento, terminando en el abandono por inviables.
Y producen tan poco, que no mueven la aguja dentro de las crecientes necesidades de Potencia y de Energía de la provincia.