La distribución de las vacunas contra el COVID-19 en todo el territorio nacional es uno de los mayores desafíos logísticos de la historia argentina. Involucra a funcionarios de tres ministerios y a todo el sistema de distribución y alistamiento de las Fuerzas Armadas.
El presidente Alberto Fernández anunció que se creará "un comando con las provincias para organizar la vacunación" y que estará encabezado por el mismo e incluirá a los ministerios de Salud, Defensa, Seguridad e Interior, ya que la tarea "exige una logística singular".
“Me voy a poner al frente”, repite enfático el propio Fernández a cada uno de los funcionarios y ministros que pasaron por Olivos en las últimas horas.
Este comando, según pudo saber A24.com, se va a apoyar específicamente en una tarea coordinada por las Fuerzas Armadas. Un dato importante: desde el inicio de la pandemia, son quienes vienen trabajando en la denominada 'Operación General Manuel Belgrano', de protección civil ante la emergencia por el COVID-19.
Esta red alistada especialmente para la tarea fue brindando apoyo a la comunidad y asistencia logística, y corre con la ventaja del camino recorrido. De hecho, todo el sistema sanitario militar está coordinado de una forma que solo rememora los tiempos de la guerra de Malvinas.
Se espera que para fin de año pueda empezar a vacunarse a diez millones de ciudadanos con la vacuna rusa Sputnik V, ya que se acordó con el gobierno de Vladimir Putin el envío de 20 millones de dosis. La vacuna requiere dos dosis. Además, en los primeros meses de 2021 también podrían estar listas partidas de la vacuna de Pfizer.
En el caso de Astrazeneca el gobierno confirmó en las últimas horas un acuerdo para el suministro de más de 22 millones de dosis de la vacuna llamada AZD1222 desarrollada en alianza con la Universidad de Oxford.
“Se espera que las entregas comiencen durante el primer semestre de 2021, en caso de que los ensayos en curso resulten exitosos y posteriores a la aprobación de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT)”, dice el comunicado del ministerio de Salud.
Las campañas masivas de vacunación implican un enorme desafío logístico para lo cual también se requiere de un recurso humano especializado en la materia y tecnología aplicada a tal fin. Un ejemplo concreto son los propios aviones que traerán las millones de dosis. Brasil tiene la mejor red continental. Nuestro país aún debe hacer mejoras al respecto. “No es sólo traer las vacunas hasta el aeropuerto internacional de Ezeiza sino ver como luego las repartís en el territorio”, le explicó a A24.com el médico infectólogo Roberto Debbag.
Un dato extremadamente sensible de todo este proceso tiene que ver con lo que los especialistas llaman “la cadena de conservación de frío”.
Cada una de las vacunas que están en la mira del gobierno argentino tienen un sistema de conservación diferentes. Por ejemplo, la vacuna inactivada china se conserva a temperaturas que oscilan entre los 2 y los 8 grados. En el caso de la vacuna Rusa, al involucrar la aplicación de dos dosis con 21 días de diferencia la tarea es más compleja. Cada uno de ellas tiene un vector diferente, lo que científicamente se llama adenovirus, y en cada caso requiere de un tratamiento de conservación distinto.
La primera tiene lo que técnicamente se conoce como “adenovirus 26” y la segunda uno denominado “adenovirus 5”. El primero requiere un proceso de frizamiento y el segundo un tratamiento de entre 2 y 8 grados. En el caso de Pfizer la conservación debe ser si o si a menos de 70 grados, es decir bajo una tecnología que no existe en ningún país de latinoamérica. “Efectivamente nuestro país no cuenta con ese tipo de posibilidades para tantos métros cúbicos como los que llegarían”, confirmó el infectólogo Debbag.
Una vez superado el escollo de la cadena de frío, es clave que se pueda aplicar con efectividad la fase 4 de las nuevas vacunas. También para esta etapa el desafío logístico será histórico, ya que ahí es donde se podrá demostrar la efectividad de los tratamientos. Es decir, de qué manera la campaña de vacunación masiva impactará en la evolución global de la enfermedad.
Para esta etapa también se mide lo que se considera como la “farmacovigilancia”. Esto tiene que ver con poder determinar si las vacunas producen o no efectos adversos, sobre todo cuando se superan las 40.000 aplicaciones y ya se puede advertir un resultado concreto. Y para esta etapa también el país deberá contar con un buen sistema logístico que involucre un sistema electrónico de trackeo e información de cada uno de los pacientes para saber si la vacuna termina o no con la pesadilla del Covid.