Existen decisiones del gobierno nacional que evidencian ya, no
sólo el
doble discurso que todos conocemos, sino la falta de criterio a la hora de
evaluar las medidas “correctas” ante esos “problemas” que, por sí solos,
terminan con el discurso elaborado para la masa.
El conflicto gremial docente de Río Gallegos -en la provincia del mismísimo
matrimonio K- amenaza con terminar en un escándalo no sólo social, sino mediático
a pesar de que muchos medios, si es que se los puede catalogar así, no escriban
una sola línea al respecto.
Pero este no es un reclamo más. En este, los ánimos son variados en ambas
partes, por un lado, los peticionantes llevan sobre sus espaldas años de
promesas no cumplidas, conocen muy bien el "actuar oficialista" por haberlo
padecido y, por el otro lado, desde el gobierno nacional sienten la preocupación
de que esta gente sabe muy bien de qué habla. Tal vez por ese motivo, antes de
recibir un golpe que no puedan digerir o responder dignamente, algunos de los títeres
provinciales, han hecho circular el rumor de que todo el reclamo no es más que
una campaña política por la proximidad de las elecciones.
La provincia que durante años gobernara nuestro señor
Presidente, está plagada de casos de corrupción y de mala gestión de gobierno.
De no haber sido por los recursos de la provincia y la asistencia del gobierno
nacional en su momento (presidencia de Carlos Menem), seguramente la realidad de la
misma hubiera sido muy similar a la de otras provincias en cuanto a panorama
social se refiere, pero todo tiene un final, y esto se evidencia cuando las
medidas son tan efímeras como las promesas de los responsables políticos.
La imprudencia de haber “mostrado” como logro de gestión un aumento salarial
a todos los docentes del país, tiene consecuencias que aún no las apreciamos
pero que darán más de un dolor de cabeza a algún gobernador. En medio de la
campaña política iniciada por el propio oficialismo, se movieron las piezas de
la gran maquinaria denominada “militancia”.
Así las cosas, el gobierno nacional ha hecho todas las gestiones necesarias
para contener los diferentes reclamos sociales, ha pactado con los dirigentes
sindicales más permeables a acuerdos que no son más que ingresos personales
para ellos, pero que en definitiva no representan los intereses de los afiliados
o del resto de los trabajadores.
Esto indudablemente ha generado que en varios sindicatos, surjan “grupos”
rebeldes que no reconocen los acuerdos y por fuera del propio sindicato realizan
sus propias medidas de fuerza. Hasta acá, esto no causaba preocupación al
oficialismo, ya que en estos casos la fuerza de los trabajadores se encuentra
dividida.
Otro cantar es lo que ocurre en Santa Cruz, allí el gremio apoya el reclamo, y
en busca de un punto de acuerdo en común, incluso recurrieron a la mediación
del Obispo Juan Carlos Romanín. A pesar de ello, el oficialismo no ha demostrado
un real compromiso de llegar a una solución del conflicto, sino que por el
contrario, ha preferido realizar campañas
de desprestigio para con los sectores que reclaman mejoras. Obviamente con la
ayuda de todo
el aparato político, la prensa mercenaria, los grupos de choque y la fuerza
"oficial",
es decir, las fuerzas de seguridad, incluido el envío de tropas de la Gendarmería
Nacional.
Esto, que no se justifica, es un papelón mayúsculo. Se pretende
“coaccionar” a los manifestantes y, en ese marco, uno no puede dejar de compararlo
con lo ocurrido en la Comisaría 24 de la Policía Federal por parte de
piqueteros encabezados por Luis D'elía. Las medidas adoptadas en uno y otro
caso demuestra que no hay igualdad ante la Ley ni ante el
propio Estado.
La profesora Milagros Pierini, un referente de los derechos humanos en la
provincia, en una carta abierta, ha culpado directamente al Presidente de la
Nación de lo que pudiera ocurrir, y de utilizar además de forma espuria los
derechos humanos en beneficio propio, cuando en la provincia no ha sabido
manejar adecuadamente esa sensible parte institucional de todo Estado.
El envío de gendarmes a cubrir la marcha es una clara evidencia de que este
reclamo molesta y mucho, el sorpresivo anuncio de un aumento del 15%, pero que
no incluye la modificación del básico es otra muestra de la necesidad de poner
orden en la provincia (Ver recibo haberes al pie).
Al buscar información al respecto, debo confesar que sentí
asco, sobre todo de algunos
medios de la provincia, por la forma en que relataban el conflicto. Resulta
gracioso, por así llamarlo, el ver publicidad oficial y pretender citar frases de
ocasionales entrevistados, obviamente todas contra la marcha y la medida.
Semejante muestra de servilismo, hacen cada vez más lejana la credibilidad de
los medios de información.
En este punto, debo destacar la cobertura de la Agencio de Noticias OPI, con
variados artículos e imágenes, a ellos mis saludos y respeto, no es fácil
escribir con independencia y mucho menos en una provincia controlada con la
billetera y las presiones.
También destacar la actuación mediadora y objetiva del Obispo Juan Carlos
Romanín, personalmente me siento orgulloso del sacerdote en que se ha
convertido, siempre demostró tener cualidades y condiciones para representar el
verdadero camino de un representante de la obra de Cristo y de Don Bosco, pero
su participación ciudadana, lo ha puesto en el lugar que debía ocupar, al
frente de su rebaño. Tanto él como los sacerdotes que lo acompañan en su
gestión, merecen de mi parte el más alto reconocimiento, en especial por
impulsar a la gente a no temer expresarse.
Concluyendo
La política oficial encuentra en sus actos desesperados su propio enemigo,
muestra su lado más débil, y hasta se muestra incoherente, a días de que se
conmemore en todo el país con distintos actos el repudio del 24 de marzo de
1976, es el propio gobierno nacional el que toma la decisión de
“amedrentar” con la saturación de efectivos las calles de Río Gallegos, y
más aún, “blindar” la casa del propio Kirchner.
¿Qué hizo el presidente en su gestión municipal y provincial para solucionar
un conflicto que tiene más de 15 años de duración?
¿Quién paga las movilizaciones de efectivos y de “mercenarios” en este
tipo de operaciones?
¿Qué preocupa tanto al oficialismo, como para callar en los medios las
acusaciones de los manifestantes?
¿Hasta cuándo seguirán mintiéndonos en la cara minimizando la cantidad de
manifestantes y sus reclamos?
¿Cuándo terminará esa obsesión de controlar todo que tiene el Ejecutivo?
¿Sentirán vergüenza algún día los medios y periodistas
que hoy escriben mentiras en sus páginas?
¿Estamos tan bien en materia de seguridad como para enviar tropas a una marcha
y no hacer nada por controlar la escalada de robos y ataques a jubilados que el
Ministro del Interior prometió públicamente combatir?
Dicen que perro que ladra no muerde pero, por las dudas, vacúnese.
Me queda una reflexión relacionada con el tema. El oficialismo no ha aprendido
nada, pero lo peor es que con sus acciones nos quieren enseñar algo, algo que
se llama “temor”: temor a reclamar, temor a exigir, temor a unirse.
Marcelo Hawrylciw
Diario El sindical
Recibo de sueldo trabajador Santa Cruz (Gentileza Agencia OPI)