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USA 2020: ¿Una elección bisagra?

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¿En qué medida ha cambiado Estados Unidos?
¿En qué medida ha cambiado Estados Unidos?

La elección interminable de Estados Unidos finalmente llegó a su fin. No importa tanto, a la hora de analizarla, quién ganó. Pues fue tan reñida que pudo haber sido para cualquiera.

 

Lo que sí podemos aventurar es que fue una elección especialmente singular. Desde luego, todas las elecciones son importantes, y más si se trata de la primera potencia mundial y la democracia más antigua. Pero ésta fue inédita en varios sentidos.

En cierto modo, se trató de una elección que confirmó y consolidó tendencias que apenas habían empezado a asomarse en 2016. Nadie sabía a ciencia cierta si habían sido meros eventos excepcionales y espasmódicos o reflejos de cambios estructurales.

Por un lado, otra vez las encuestas fracasaron, y lo hicieron en ambos casos a favor del Partido Demócrata. Esto habla de un voto oculto o “vergonzoso” (como le dicen algunos). Hay personas que no les gusta decir que van a votar por Trump, que sienten un poco de culpa por ello o temen cierto rechazo de familiares y amigos. Esto se puede explicar fácilmente porque Trump ha sido el primer presidente en la historia de Estados Unidos que ha desarrollado una mecánica netamente encuadrable en el populismo autoritario, totalmente ajeno a la tradición y cultura democrática de ese país.

Por otra parte, el autoritarismo cínico y patológico de Trump no fue una anomalía pasajera o una suerte de error histórico casual. Muy por el contrario, incluso con una parte importante del Partido Republicano en su contra, con un senador republicano como Mitt Romney habiendo votado a favor de su juicio político, con figuras principales de su partido apoyando públicamente a Biden, con ex funcionarios de su gobierno denunciándolo y con la mayor parte de los medios de comunicación en contra, Trump ha sido muy difícil de derrotar. Esto nos habla de que es el emergente de un cambio más profundo y estructural en el electorado americano.

Así y todo, también se puede interpretar la elección como un freno al populismo autoritario de derecha que pretendió llevar adelante Trump. La democracia estadounidense demostró capacidad de reacción y de unidad para defenderse a sí misma. La cultura democrática de algunos sectores del “cinturón oxidado” puede haberse deteriorado mucho, pero en la mayor parte del país dicha cultura sigue intacta, fiel a la historia de la nación.

Otra tendencia que se pone de relieve es la crisis del sistema del colegio electoral. Es una institución tradicional de la democracia estadounidense, y es difícil que sea reemplazada en lo inmediato, pero da lugar a una creciente desigualdad entre los partidos mayoritarios, perjudicando sistemáticamente a los demócratas.

Históricamente, era menos común que quien ganara los electores no ganara el voto popular. Y ello podía favorecer a cualquiera de los partidos, porque ambos tenían fuerte presencia rural. Empero, desde 1993, prácticamente se puede afirmar que los republicanos no hubieran ganado ninguna presidencia de no ser por el colegio electoral (excepto la reelección de Bush Jr., que se descuenta no hubiera tenido lugar de no haber accedido a su primer mandato gracias al colegio electoral). Es decir, de tenerse en cuenta el voto popular, todos los presidentes de los últimos 30 años hubieran sido demócratas. ¿En qué medida se podrá continuar con un mecanismo electoral que siempre perjudica al mismo partido y le impide regularmente a la mayoría del pueblo designar a su presidente?

Más allá de eso, podemos preguntarnos de cara al futuro. ¿Fue el populismo autoritario de Trump una anomalía pasajera? ¿O acaso llegó para quedarse? ¿En qué medida o porcentaje la lealtad es a Trump o al partido? En lo inmediato ¿cuál será el futuro de Trump? ¿Buscará romper con la tradición de caída en desgracia de los presidentes no reelectos? ¿Elegirá a un sucesor y logrará movilizar a su favor a su leal y activo electorado de extrema derecha? ¿Afrontará juicios por sus abusos en el ejercicio del poder, así como por acusaciones de corrupción que ya sobrellevaba antes de ser presidente?

Llegamos así al interrogante final y más importante: ¿qué perfil adoptará el Partido Republicano? En cierto modo, la solidez y lealtad del electorado de Trump, capaz de tolerarle cualquier tipo de exabrupto, abuso o desprolijidad, podría convertirse en un incentivo para profundizar el camino iniciado por el magnate. Sin embargo, por otro lado, Trump es uno de los pocos presidentes que no lograron la reelección. Esto, sumado a la constante pérdida del voto popular, así como al cambio demográfico, podría acelerar una renovación y modernización en el Partido Republicano.

Si ello sucediera, podríamos ver un retorno a un liberalismo conservador clásico, lo cual sería bueno tanto para el partido como para el país. Paradójicamente, sustituir el sistema del colegio electoral podría, en contra de lo que parece a simple vista, beneficiar al Partido Republicano. Lo obligaría a reformular su base electoral y a buscar una renovación y modernización, dejando de ser un partido netamente rural en retroceso, que necesita aferrarse a un colegio electoral distorsionado para ser competitivo.

De lo que decida y haga el Partido Republicano de aquí en más, dependerá la estructura que adopte el sistema de partidos en Estados Unidos. Una opción parece ser un retorno a la normalidad, con un Partido Demócrata de corte socialdemócrata o de centroizquierda (para estándares americanos, desde luego) y un Partido Republicano liberal-conservador o de centroderecha. Sería lo mejor desde el punto de vista de la salud de la democracia norteamericana.

La otra alternativa, más revolucionaria, sería que el Partido Republicano consolide el perfil nacionalista y populista que quiso imprimirle Trump. En este caso, el electorado liberal-conservador podría repartirse entre el Partido Demócrata y el Partido Republicano. Así, la nueva base electoral del Partido Demócrata tendría un componente liberal adicional que presionaría hacia el centro y haría aún más moderado a un partido que de por sí se ha caracterizado, en las últimas décadas, precisamente por su moderación.

Tendríamos, entonces, una fuerza democrática de “extremo centro”, que dirimiría en internas si adoptar un perfil más socialdemócrata o más liberal, y una fuerza autoritaria, de tendencia nacionalista y populista, totalmente inédita para la historia de Estados Unidos. Este último sería el peor escenario posible. Implicaría una constante y latente amenaza de exabruptos autoritarios y degradación institucional en la primera potencia mundial, con los consiguientes efectos de inestabilidad e incertidumbre para el planeta, tal como sucedió durante los últimos cuatro años de gestión de Trump. No podemos saber el futuro, pero analizar y conocer escenarios posibles nos ayuda a estar mejor informados y a ser mejores ciudadanos dondequiera que nos toque serlo.


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6 comentarios Dejá tu comentario

  1. Micheletti cae en la misma equivocación que gran parte de la prensa. Es una equivocación muy grave con efectos lamentables. Como periodista Micheletti debería tener dos opciones, o nos expone la evidencia y los hechos, o nos expone la evidencia, los hechos y también su evaluación. Si cumple con lo anterior, se le acepta además su opinión, porque no somos autoritarios. Pero que un pibe como Micheletti venga a entregarnos una descalificación y un ataque personal sin fundamento alguno, es totalmente inadmisible para el periodismo. Y es inadmisible,porque o el lector se acostumbra y se somete a un periodismo autoritario que pretende imponer cualquier cosa a su conveniencia, o el lector comprueba que se acabó el periodismo. Si Micheletti actuara como periodista debería mencionar dos o tres actos de gobeirno de Trump; que loe elija como le parezca, y dejar que el lector juzgue qué tan cínico y autoritario es Trump. Micheletti puede ayudarnos con su evaluación si desea. Nosotros juzgaremos si lo expuesto por Micheletti justifica sus conclusiones, o si por el contrario está simplemente repitiendo algo que le mandaron a decir, o si trata de quedar bien con todos repitiendo algo de lo que dicen los opositores de Trump. En principio, Micheletti debería tener una formación suficiente para saber que la imposición de una noción de realidad metafísica es excluyente de toda objetividad y que necesariamente conduce a un sistema autoritario y también populista. No importa cuál realidad metafísica sea, las realdiades metafíscias tienen dueño y tienen una estructura autioritaria y patriarcal, incluso las que se muestran como diversas y tolerantes. Las realidades metafísicas se apoderan de la noción de pueblo y construyen un enemigo a su antojo. Pero no pueden ocultar su tendencia a erradicar desterrar, o eliminar, a los que no se someten. Eso es lo que intenta hacer la progresía yanqui con Trump y sus votantes, y eso es lo que deja en evidencia el ataque sin fundamentos de Micheletti. La prueba de eso es bien fácil: Micheletti no aporta hechos ni evidencias porque en su realidad metafísica no es necesario aportarlos porque no existen. Micheletti y la progresía quieren vivir en un mundo dictado por sus sentimientos y sus opiniones, todo lo demás afuera. La actitud de Micheletti es la misma que la de toda la secta progre: "armen un partido e impongan su propia noción de realidad". El que queiere vivir en su propia nube de humo metafíscia, percibe la realdiad objetiva y a las personas que están fuera de su nube, como un ataque autoritario a su identidad y a su razón de vivir.

  2. ...pibe, dedicáte a comentar "los chimentos de rial" a la tarde... No te dá el piné para estos temas. http://www.cluborlov.com Date una vuelta por acá, si no te gustó "lo del Dmitry": https://www.globalresearch.ca/ https://www.lewrockwell.com/ https://caitlinjohnstone.com/ https://www.unz.com/ https://theduran.com/ https://katehon.com/ru Es PENOSA la calidad de los que escriben sobre Geopolítica o Internacionales en este blog. Sí, PENOSA...!

  3. Es evidente que desde el gobierno de Obama el Partido Demócrata quiere imponer una ingeniería social basada en una ideología excluyente. La perspectiva de género, el lenguaje inclusivo, y la victimización y reivindicación de grupos, son sólo una muestra. Es muy fácil verificar que si todo eso se basa en una creencia metafísica, no hay hechos ni datos objetivos que valgan, especialmente a la hora de explicar el fracaso de esa creencias. El fracaso lo explican siempre por el miedo al enemigo, es decir todo el que no se anota en la secta, y a la falta de unidad. Está muy claro que Trumpo puede no ser muy agradqable como persona, pero también está muy claro que el sistema autoritario y fascista es el de la Correción Política de los Demócratas. Lo único que tuvo que hacer Trump es cosechar el desagrado que producen los progrenazis. No es una elección bisagra, porque los poderes que tratan de rebajar a los ciudadanos a simples soldaditos de un control social superior ya están instalados en la cultura y en las universidades hace rato. Esa "redefinición" de la dignidad humana y del "contrato social" es vista con simpatía por las corporaciones y los especuladores financieros. La idea del fascismo siempre sedujo a la Industria porque lo ven como un "cliente" fácil para negociar en el corto plazo, y siempre creen que si se les complica el líder lo pueden cambiar. Por lo visto el exceso de optimismo está en todos lados. . . https://divergente2020.blogspot.com/2020/11/auto-test-cual-es-tu-verdadero-nivel-de.html#more

  4. Hace 51 minutos ha salido en you tube el robo masivo y cambio de votos a las 4am del dia 5 del corriente mes, que un tal DOMINIUM ha cambiado millones de votos que iban para Trump, para colocarlos a Biden. Chequear noticia, ver si es fake news o es genuina. Si es genuina, son todos bravos ladrones, y la empresa dominium tiene coneccion con....Venezuela. Que asi vino ganando eleccion tras eleccion. durante años. Si todo esto es verdad, es un explosivo y escandaloso kilombo lo que se viene encima.

  5. Gracias a los que comentan o critican con respeto. A los que agreden o insultan no. Son tan mediocres que ni siquiera sirven para alimentar un debate. Por cierto, es la primera vez que me dicen "zurdo". Aclaro que soy liberal y tengo simpatía por el Partido Republicano. Muchos republicanos apoyaron a Biden en esta ocasión por ver que Trump perfilaba a su partido hacia el autoritarismo y el populismo de derecha. Sobre el autoritarismo de Trump he escrito mucho. Los invito a visitar mi blog (www.rafamicheletti.blogspot.com). Por eso no lo incluí en este artículo. Pero va un resumen: - Desconoce sistemáticamente resultados electorales y denuncia fraude sin pruebas cuando le toca perder (tanto en 2016 en votos populares como en 2020), deslegitimando el sistema democrático. Las elecciones de 2020 fueron según la agencia de ciberseguridad las más seguras de la historia (https://apnews.com/article/top-officials-elections-most-secure-66f9361084ccbc461e3bbf42861057a5) y no tuvieron un margen de error mayor al mínimo propio del error humano marginal que hay en toda elección en los procesos de conteo. Todas las denuncias de fraude que circularon se comprobaron falsas. - Agrede y amenaza a la prensa que lo critica de manera sistemática, mostrándose intolerante. - Ha tomado medidas legales concretas contra medios críticos (como en el caso de Twitter). - Demonización de los adversarios, pintándolos a todos como extremistas y radicales (probablemente para mimetizar su propio extremismo y autoritarismo). - Se negó a transparentar sus impuestos, rompiendo con una larga tradición de transparencia de todos los presidentes estadounidenses. - Redujo la mayoría necesaria del Senado para designar jueces de la Corte Suprema, rompiendo un sistema bipartidista que buscaba garantizar la independencia e imparcialidad de dichos jueces. - Ha elogiado personalmente y reconocido admiración por dictadores extranjeros, como Putin o Kim Jong Un. - Ha afirmado que la Constitución lo habilita a indultarse a sí mismo, colocándose por encima de la ley. Saludos. - Ha dicho que "podría dispararle a alguien y mis seguidores me seguirían apoyando", demostrando el tipo de lealtad incondicional que promueve entre sus seguidores, propia del fanatismo y del autoritarismo.

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