Zbigniew Brzezinski, el polaco-norteamericano halcón del
liberalismo, viejo conocido por sus posiciones extremas, ha revalorado su
actualidad mediática. A los 79 años de edad, un par de semanas atrás escandalizó al mundo con una nota publicada en el Washington Post con
críticas contra su antes admirado presidente George W. Bush. Le atribuye
haber desatado “la cultura del miedo en Estados Unidos”. Sus acusaciones son tan
tremendistas que Roberto Bardini estima que “parecen formuladas por
Fidel Castro y Hugo Chávez".
Brzezinski considera que la llamada Ley Patriótica
concedida por el Congreso a Bush sobre seguridad contra el terrorismo
luego de la “prolija” demolición de las Torres Gemelas y otros atentados
más o menos reales y docenas de falsas alarmas, ha provocado una peligrosa
psicosis en el pueblo norteamericano de progresivo deterioro.
El ex consejero de seguridad del presidente Jimmy Carter y
apóstol desde hace unos 30 años de la Comisión Trilateral (o
sinarquía como llamaba el General Perón al gobierno universal de las
multinacionales), hoy enumera el daño que significa interior y exteriormente a
Estados Unidos y al sistema liberal global. Culpa a Bush de la
desestabilización y retroceso de la economía norteamericana, la baja de las
inversiones, los equívocos de la política en Medio Oriente y la
encrucijada tenebrosa a que ha llevado al país. Detalla asimismo la baja de
visitas a América (del Norte). Esto lo confirman los empresarios dedicados al
turismo, denunciando que sólo en ese rubro se han perdido 200.000 empleos y día
a día se reducen los viajes de ejecutivos y las convenciones, perjudicando a las
aerolíneas y hoteles por las complicaciones a sus pasajeros por “razones de
seguridad”.
Tanta razón tiene Brzezinski que los males y errores ya
consumados requerirán años para normalizarse, cuando todo tiende a empeorar. El
miedo avanza. Si hasta la fortaleza de la NASA fue violada en su seguridad por
un loco tomando a un rehén a quien mató antes de suicidarse.
La “aliada” Europa aterrorizada
Hemos dicho más de una vez que el Norte de África sería mejor
verlo como cercano Sur de Europa. Y el viejo mundo comienza a sentirlo
cada día más inquietante. Al respecto, hay algo concreto. Es el caso del GSPC
(Grupo Sofista para la Predicación y el Combate) ahora aliado a Al Qaeda,
para operar en España, según lo anunciado por Al Zahuahiri,
segundo de bin Laden. Acusan a Madrid de integrar los “ejércitos de
ocupación” con tropas en Afganistán y el Líbano. Al Zahuahiri, que es de
origen egipcio, tiene estrechos vínculos con los siempre activos
Hermanos Musulmanes, con centro en el país de la pirámides.
Téngase en cuenta que el Norte de África llamado Magreb,
originariamente estaba compuesto por Marruecos, Túnez y Argelia, pero
luego se han integrado Libia y Mauritania, países todos con casi el 100 %
de islámicos. En el conjunto operan células de GSPC y a Al Qaeda,
entrenándose al Sur del Sahara cerca de pueblos pobrísimos.
En Argelia resurgió el FIS (Frente Islámico de
Salvación), partido religioso que en 1992 cometió el “delito” de imponerse
avasalladoramente en elecciones libres, pero un autogolpe del gobierno militar
le impidió tomar el poder. Desde entonces, el FIS quedó proscrito. La
GIA, fuerza armada del FIS, cometió infinidad de actos terroristas
que, junto a una violenta represión, provocó una verdadera guerra civil con más
de 100.000 muertes silenciadas en Occidente. Luego d lentas transacciones y
treguas, siempre sin acceso a las urnas, con ayuda de Al Qaeda, ha
vuelto al terrorismo.
Este llamado de alerta a Europa proviene del CNI
(servicio secreto) y la policía española, según el diario El País
de Madrid de anteayer.
El GSPC se ha atribuido la autoría de dos sangrientos atentados,
ambos del día 11 de este mes de abril en dos países del Magreb: uno en la
capital de Argelia y otro en un cibercafé de Casablanca (Marruecos).
Más muros y más miedo
Los atentados en Iraq cada día son más frecuentes y violentos.
La llamada “Zona Verde” de Bagdad, acaba de ser violentamente burlada.
Ocurrió en un barrio cerrado y fortificado donde está el gobierno “democrático”
y los comandos y embajadas de los Estados Unidos, la Gran Bretaña
y otros aliados. Viven en ese sitio los principales “contratistas”, una especie
de mercenarios sicarios expertos en torturas y asesinatos selectivos. Allí, en
la riñonada de los invasores, explotó un coche bomba conducido por un suicida
matando 34 personas, entre ellas cuatro diputados. Los heridos y daños
ocasionados fueron considerables.
¿Cómo pudo llegar hasta allí un vehículo cargado de tan poderosos
explosivos, superando media docena de controles de seguridad? Ante la demostrada
insuficiencia de medidas de defensa, el presidente George W. Bush ha
anunciado la inmediata erección de un muro.
Otro muro más se agrega a la ya larga lista de los existentes y en
construcción. Hasta en nuestra América progresa uno de 1.200 kilómetros para
dividir a México y Estados Unidos. Y ahora ¡sorpréndase! Brasil,
hará otro en sus límites con Paraguay en la zona de la Triple
Frontera.
Los abundantes “expertos” de empresas de seguridad en la Argentina,
propiedad en su mayoría de firmas extranjeras que nos cuidan, ya constituyen una
poderosa fuerza armada. Pero no evitan las irrupciones delictivas en los barrios
cerrados. Culpan a los pobres de los barrios “carenciados”, como llaman ahora a
las villas miseria. Una innovación modernosa de cambiarle el nombre a los
problemas para que todo siga igual, o sea… empeorando.
El “peligro” de los inmigrantes
En Francia y España como en menor escala en otros países
europeos, ya han comenzado repeticiones de disturbios aun no lejanos de hijos de
inmigrantes nacidos en el viejo mundo. Motivo: la discriminación. Mientras,
Alemania, el país que hasta hace poco demandaba más rigor contra la entrada
clandestina a la Unión Europea, su gobierno acaba de anunciar, para
sorpresa continental, que regularizará la situación de todos los inmigrantes
indocumentados, cuando la mayoría son islámicos, pues provienen de Turquía y
el Norte de África.
Las contradicciones y vacilaciones de Europa dependiente
política y militarmente de Estados Unidos y presionada en sus
aprovisionamientos de combustibles y materias primas por los países islámicos,
no es de suponer que disminuirá el miedo globalizado.
Evidentemente, el mundo carece hoy de estadistas del calibre de
grandeza visionaria de los inspiradores de la unidad europea: Konrad Adenauer
y Charles de Gaulle, cuando pensaron formar un bloque libre del imperio
glotón. Aquel presidente bien francés comenzó por echar de su país a la OTAN
pero cuando alcanzó el poder el socialista progre François Mitterrand,
los galos volvieron a la dependencia.
Enrique Oliva