La encuestadora inició su rutina semanal
visitando un comercio de alimentos en plena Ciudad de Buenos Aires. Una empleada
del lugar aportaba los datos habituales: algunos de los precios relevados
indicaban leves subas y todo transcurría normalmente hasta que apareció en el
salón la encargada del lugar y pidió frenar la tarea. Hurgó detrás del mostrador
y sacó un fax que le habían enviado desde la casa central con el título: "Lista
de precios para el INDEC". "Estos son los precios que le tenemos que dar a
ustedes", dijo la encargada del comercio, corrigiendo la primera información.
¿Quién otro que un funcionario oficial estaría interesado en girar a los
comercios encuestados una lista con los precios que debe informar al INDEC?
No es necesario aclarar que esa "lista" era muy parecida a la
de los acuerdos de precios fijados entre el Gobierno y las empresas. No
incluía ninguna de los aumentos que sí estaban marcados en los productos
exhibidos en la tienda. La encuestadora se negó a registrar esos precios y
lo denunció puertas adentro del INDEC, pero sería bueno saber cuántos comercios
cometieron la "torpeza" de exhibir lo que debía ser un "non paper" y cuántos
habrán recibido al encuestador con los deberes prolijamente hechos, es decir
ocultando la verdad.
El caso muestra a las claras que la violación del secreto
estadístico que debe proteger el Instituto Nacional de Estadística y Censos ya
es un hecho. Pero es sólo el inicio de una cadena de intervenciones destinadas a
borrar de los papeles (aunque no de la realidad) la inflación de precios que
tiene como brazo ejecutor a la flamante directora de precios, Beatriz Paglieri,
y como ideólogo al secretario de Comercio, Guillermo Moreno.
El “método”
El master plan para dibujar la inflación sigue con la
incorporación de tropa propia al equipo de "data entries", los que ingresan los
datos. Entre los nuevos encargados figura Ulises Valentín, un hombre señalado
por los técnicos del organismo como ex custodio de Moreno. Los flamantes
funcionarios encargados de adulterar los datos tienen tareas adicionales a las
de sus antecesores: ahora deben resaltar en las listas que entregan los
encuestadores los precios que registran subas.
Así, luego es más fácil señalar dónde se debe entrar a
"dibujar". Un ejemplo del “sistema”: si los relevamientos de los encuestadores
dieron como resultado que el hueso con carne subió más del 1% en marzo, el
documento final mostraba una caída en el precio de ese producto de 10,2 %. Este
fraude fue denunciado por los empleados del INDEC, pero entre los economistas
privados que realizan sus propias encuestas aparecieron otros datos llamativos
en el Índice de Precios al Consumidor, IPC. Mientras que el rubro carne registró
para el INDEC una suba de apenas el 0,8%, en el relevamiento de la consultora
Tomadato -que considera una canasta de 1.000 productos- salta un aumento del
1,05%. Algo similar sucedió con el rubro frutas y verduras, que para el INDEC
tuvo en marzo una baja, mientras que para la encuestadora privada el capítulo
"frutería" fue el que registró la mayor suba de ese mes: 5,1%.
Con la indumentaria ocurrió otro papelón. En el mes en el que
se presenta la nueva temporada –con precios estacionalmente más altos- el rubro
"ropa" tuvo un alza del 5,6%, 3,2 puntos porcentuales por debajo de la medición
privada. Además, la indumentaria sólo habría aumentado un 1.1% en la comparación
de marzo 2007 con diciembre 2006, algo decididamente improbable a menos que la
dupla Moreno-Paglieri también pueda explicar que los precios de las bikinis, al
acercarse la liquidación, son casi igual de costosos que la ropa de abrigo de la
temporada otoño-invierno.
Los pasos fraudulentos para dibujar el índice de inflación
empiezan por testear sólo la lista de precios "oficiales" –los presuntamente
acordados por las empresas con Moreno-; siguen por la eliminación arbitraria de
productos –que forman la base estadística del INDEC- y terminan por promediar
precios que no podrían promediarse por su distinto impacto estacional y por su
diferente influencia en el rubro general. El "método" Moreno:
- Los comercios encuestados (que ya no son secretos) reciben
una lista con los precios que deben darle a los encuestadores del INDEC.
- Se alteran los datos ingresados de las encuestas: cada uno
de los relevamientos está "marcado" con los precios en alza.
- Esos precios en alza se modifican en el sistema por los que
figuran en el acuerdo del Gobierno con las empresas.
- Se exige la clave de cada uno de los empleados para revisar
la información que ingresan a diario al sistema y "tocarla" según las
necesidades de la intervención.
La inoperancia
Aún así, y para confirmar la inoperancia de los funcionarios,
a la dupla Moreno-Paglieri se le "escapó" el aumento de la canasta básica de un
3,6%, totalmente incongruente con una inflación general del 0,8%, también
dibujada. ¿Cómo fue posible? Por un error de la directora que aprobó la difusión
de la información y supervisó el documento final. Moreno mandó a redactar un
comunicado con la "corrección": una deflación del 0,2% de la canasta básica.
Desde la Secretaría de Comercio, ante el papelón, insiste en
denunciar los complots de los técnicos del INDEC que cuestionan el
desplazamiento de la funcionaria de carrera Graciela Bevacqua, reemplazada por
Paglieri.
La verdad es que, si hubiera existido ese complot, la
interventora también lo podría haber detectado, ya que le pidió al equipo de
sistemas que le revelara el usuario y la clave de seguridad de cada uno de los
empleados del área del IPC para poder determinar qué modificaciones hace cada
uno a diario. Lejos quedó el mandato de secreto estadístico que rige al
organismo. A esta altura, el error con la canasta básica no refleja otra cosa
que no sea la falta de conocimientos técnicos de la intervención que tomó de su
propia medicina y en la maraña de modificar datos terminó haciendo lo único que
tenía
En el Ministerio de Economía hablan ahora de nombrar a un
nuevo funcionario en el INDEC con el rol de auditar todas las cifras antes de
que sean difundidas. Básicamente, alguien que llame a Balcarse 50 para chequear
si los datos son del agrado del Presidente. ¿No estaba para eso Paglieri?
Ahora habrá un interventor de la intervención. Todo vale,
menos tomar medidas de fondo para controlar la inflación.
Cecilia Boufflet
cboufflet@perfil.com.ar
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