El exceso de liquidez en el mercado, con una tasa de crecimiento del 80% para los agregados monetarios, pone al gobierno entre la espada y la pared y lo obliga a practicar una severa absorción, con el riesgo de evitar un shock de hiperinflación.
Sin embargo, al mismo tiempo, realizar esa absorción de dinero va a provocar un cuello de botella sobre la rentabilidad del sector financiero. En un informe, la agencia calificadora de riesgos Moody’s advierte sobre los efectos de iliquidez sobre provincias y bancos para 2021.
En relación con el sector financiero, Moody’s prevé “un deterioro de los activos bancarios sujetos a riesgo de crédito durante los primeros trimestres del 2021, en línea con la finalización de los subsidios en créditos blandos otorgados por el gobierno, los cuales totalizaron $766 mil millones a diciembre 2020. Pero el impacto en el balance de los bancos será parcialmente mitigado por las mayores previsiones que los bancos han contabilizado sobre sus carteras irregulares a partir de mayo de 2020, dado el contexto de fuerte contracción económica y deterioro de las condiciones crediticias”.
“El actual escenario de tasas reales negativas también tendrá un efecto amortiguador sobre la capacidad de repago de los tomadores, y en definitiva, sobre las métricas de mora de las instituciones financieras. En resumen, esperamos una suba en la mora crediticia durante 2021, la cual impactará negativamente en los resultados de las entidades financieras, aunque los elevados niveles de previsiones del sistema financiero ya proporcionan un efecto amortiguador sobre dicho margen”, agrega la agencia.
Durante 2021, Moody’s espera “una baja rentabilidad para el sistema financiero consolidado, impactada por una compresión de spread de tasas y una mayor presión de los gastos sobre los balances de las entidades Asimismo, la eliminación de la exención de ingresos brutos a las LELIQ y operaciones de pases en la Ciudad de Buenos Aires, podría ejercer presión adicional sobre los mismos.
Una alta exposición al sector público y una caída de los préstamos al sector privado no financiero han disminuido la rentabilidad de los bancos en el corto plazo, lo cual genera incertidumbre en el mediano plazo”.