Señor Juez
Luis Ángel D´Elía, por mi propio derecho, con domicilio real
en la calle Coronel Isleños 565, Isidro Casanova, partido de La Matanza,
provincia de Buenos Aires y con el patrocinio de Mariano Jorge Marcovecchio (CPACF
Tº 72 Fº 614) (Estudio Otaño Moreno, Albor & Marcovecchio), en la causa número
8566 del registro del. Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal Nº
6 de esta ciudad, Secretaría 11 -Anexo Amia- respetuosamente me presento y, como
mejor proceda en derecho expreso:
OBJETO
Que me presento en calidad de “Amicus Curiae” –en puridad
debería ser AMICUS VERITATIS- a los efectos de colaborar con el esclarecimiento
de los horribles atentados ocurridos el 17 de marzo de 1992 y 18 de julio de
1994 al día de hoy impunes debido a que, a mi juicio, existió y existe aún hoy
una fabulosa negligencia e impericia de quienes tuvieron y tienen a su cargo la
investigación, además del sempiterno encubrimiento exhibido desde todos los
sectores de poder. En orden a ello, exijo se investigue de una buena vez y para
siempre la hipótesis que a continuación desarrollo.
PROEMIO
Desde que accedí al contenido del dictamen del Dr. Nisman
supe con apodíctica certeza que las instituciones de la República han
atravesando la más vergonzosa y tangible crisis de su historia. No pude evitar
recordar el lamentable rol desplegado por el servil Poder Ejecutivo que
gobernaba en tiempos de los atentados; vinieron a mi memoria las aciagas labores
de la Comisión Bicameral y sus risibles y funcionales conclusiones.
Merece un párrafo aparte la humillante labor del Poder
Judicial demostrada en la negligente e imperita investigación de los horrorosos
atentados que lancinaron la vida, la salud y los bienes de hermanos argentinos
que sistemáticamente son sometidos a la peor de las violencias que, para mí, es
la mentira. Es por todos sabido que no me puedo callar cuando detecto una
injusticia - y esto lo ha sufrido el país entero en carne propia con la
implementación de los piquetes que, si bien antipáticos y poco populares,
lograron que los que no tienen voz fueran escuchados -.
Con semblante netamente diletante comencé a investigar los
atentados del 17 de marzo de 1992 y del 18 de julio de 1994. Accedí a una
importante cantidad de información que me fue provista por amigos, profesionales
y gente que, como yo, se apasiona por la verdad. Tengo en mi poder recortes de
diarios, revistas, dictámenes periciales, informes, dichos y versiones de los
testigos de ambos hechos, etc.
Previo a adentrarme en el fondo del asunto que me trae,
quisiera reseñar una anécdota que bien ilustra la abrasiva bronca que le
dispenso a los funcionarios que participaron y participan del encubrimiento más
monumental de la historia de nuestro país. Resulta que le solicité a un grupo de
cinco jóvenes -aspirantes a la carrera de abogacía- que examinaran los elementos
existentes en ambas causas. Simplemente quise someter al juicio de sujetos con
un adarme de sentido común los mismos elementos que tuvieron en sus manos Nisman
y Canicoba Corral para endilgarle a la República Islámica de Irán
responsabilidad en la voladura de la sede de la AMIA. Sus conclusiones fueron
sorprendentes por varios motivos: los cinco coincidieron en que es notable la
manipulación de los elementos de prueba; ninguno de ellos pudo sostener la
existencia de un coche bomba en ambos episodios; a todos les llamó poderosamente
la atención que el país entero siga creyendo en la versión oficial.
Honestamente creo que los fiscales y el juez deberían -al
menos por vergüenza - pensar en dedicarse a otra cosa. En los párrafos que
siguen fundamento este último pensamiento así como aporto la hipótesis jamás
investigada y que en honor a la verdad exijo se encause, por la memoria y eterno
descanso de los que fallecieron, por la paz de quienes perdieron un ser querido
y por la dignidad de los que sobrevivieron a tan atroces calamidades.
HECHOS
a) El abominable oprobio.
Tal como lo anticipara supra, fue la lectura del dictamen de
Nisman lo que generó mi encendida defensa de la realidad, le duela a quien le
duela. En un farragoso libelo de más de ochocientas páginas se acusa a la
República Islámica de Irán de “estado terrorista” y se enrostra a altos
funcionarios de esa soberana nación participación directa en sendos actos de
guerra en territorio argentino.
Nada de lo que puede leerse en el abultado panfleto del
fiscal supera la categoría de "indicio". Con torpes argucias se pretende ocultar
que los mentados indicios fueron aportados por servicios de inteligencia
extranjeros – CIA y MOSSAD -, informes que fueron manipulados y tergiversados
por los servicios secretos nacionales.
Por otro lado, la fábula continúa reseñando el testimonio de
una serie de integrantes del grupo terrorista MKO, de entre los cuales algunos
están con pedido de captura internacional activo de Interpol; uno de los
testigos -el ex-agente de inteligencia Mesbahi- declaró en al causa siete veces
y se contradijo otras tantas en las cuestiones importantes.
Los susodichos testigos sostienen que existió una reunión en
la ciudad iraní de Mashad, el 14 de agosto de 1993, en la que el Comité de
Asuntos Especiales, conformado -cuando se habría tomado la decisión de llevar
adelante el ataque-, por Alí Khamenei -Guía Espiritual del país-, Alí Akbar
Rafsanjani -Presidente de la Nación-, Alí Akbar Velayati -Ministro de Relaciones
Exteriores- y Alí Fallahijan -Ministro de Información-; y a la que fueron
especialmente convocados desde nuestro país Mohsen Rabbani y Ahmad Reza Asghari,
quien se desempeñaba como Tercer Secretario de la Embajada de Irán en Buenos
Aires. Siempre según la delirante visión de Nisman, en dicha reunión se habría
concebido el diabólico plan de volar la sede de la AMIA.
Moshen Rabbani, religioso y agregado cultural de la embajada
de Irán, además soporta la más descarada ignominia. Con elementos de cargo
evidentemente artificiosos y superficiales se le dirige la falsa imputación de
ser el cerebro local del atentado a la AMIA. Nisman participó en el juicio oral
y no puede decir que no se percató que sobre Rabbani se había realizado una
meticulosa inteligencia que se extendió por lo menos desde poco después del
atentado a la Embajada, hasta 1998, cuando luego de un viaje privado a Irán se
le negó la entrada al país en Ezeiza.
Pero además, "40 días antes del atentado a la AMIA", esa
"inteligencia" se extendió a todos los miembros de la Embajada de Irán,
interviniéndoseles clandestinamente todos los teléfonos así como los de la
oficina de Rabbani.
Lo significativo y sospechoso es que toda la profusa
información resultante de esas "inteligencias" fue hecha desaparecer. ¿Cómo
explica esto el Fiscal Nisman? ¿Investigó esa anormalidad flagrante que se
conoció recién finalizando el juicio oral por denuncia de Ribelli?
La hipótesis más razonable ante esto es que toda esa
información clave fue hecha desaparecer porque probaba justamente la ajenidad de
Irán, al no encontrárseles nada que los involucrara.
Se alega que el sheik Rabbani "habría estado cerca" de la
playa de estacionamiento, a pocas cuadras de la AMIA el 15/7/94 a las 18 hs.,
cuando se estacionó la Traffic que se supone, se habría utilizado como
coche-bomba (¿o como pista falsa de coche-bomba?), porque hay una llamada de su
teléfono celular en "esa zona". Calla estulticiamente el dictamen que la antena
que habría registrado el supuesto llamado está ubicada sobre el Colegio De La
Salle en calle Ayacucho al 600, es decir a más de 500 metros del presunto lugar
de estacionamiento de la Traffic. Una simple operación aritmética establece el
radio de cobertura de la antena, para la época del atentado (piénsese que luego
fue ampliándose el número de antenas de telefonía móvil, a medida que crecía la
demanda de estos dispositivos), en un área de 1000 por 1000 metros, es decir
cien manzanas como mínimo, abarcando las zonas de Tribunales, Barrio Norte,
Congreso, etc. Este dato ha sido maliciosamente callado, dado que es muy
efectivo para conmover a los menos despiertos, sostener que en la “célula”
correspondiente a la AMIA hubo un llamado desde el celular de un iraní, sin
destacar que ese llamado pudo haber sido hecho desde Corrientes y Callao, por
ejemplo.
Pero ese teléfono estaba intervenido por la SIDE
(clandestinamente por supuesto). ¿Qué pasó con esa llamada? ¿Cómo es posible que
no se sepa su contenido?
También se trata de incriminar a Rabbani porque varios meses
antes estuvo preguntando por Traffics en la calle Juan B. Justo. Lo cual fue
filmado por la SIDE que lo seguía en forma ostensible (más que "seguimiento" era
acoso). Cabe destacar que el presunto terrorista no prohijó integumento alguno
en disimular su identidad, dejando incluso su nombre, tarjetas personales y
teléfono donde ubicarlo en el caso de que apareciera el vehículo que estaba
buscando (conforme datos consignados increíblemente en el dictamen Fiscal como
elementos cargosos).
En el juicio oral se probó que el utilitario buscado por
Rabbani era para la mezquita de Cañuelas, lo declaro el sheik de aquel templo y
bajo juramento.
Por otra parte es absurdo pensar que Rabbani, con su
turbante, vestimenta y barba fuera a preguntar, él mismo, por el vehículo para
el coche-bomba, siendo que hacía poco más de 2 años que se había perpetrado el
ataque a la Embajada y también ahí el gobierno de Israel los había acusado a
ellos.
Es coherente para esta "coincidencia" entre la averiguación
de Rabbani y el vehículo "elegido" por los "terroristas" para "coche-bomba"(¿o
para pista falsa de coche-bomba?), la teoría que sostiene el periodista Lanata
en su libro de investigación publicado a fines del '94: "Cortinas de humo” en
pags. 153 y 214: "...¿podría imaginarse que el dato de la Traffic fuera anterior
a la Traffic misma? ¿Podría pensarse que, por motivos que se desconocen, la
información del agregado cultural iraní buscando Traffics, dio origen a la
Traffic de Telleldin?...". ¡Muy razonable!. Si hubiera preguntado por un Peugeot
504, sin dudas que los restos habrían sido de ese automóvil.
El nivel y calidad de la investigación judicial alcanza
niveles paupérrimos y pueriles cuando se confiesa impotente para probar con
exactitud y documentación las fechas del presunto viaje de Rabbani a Teherán
durante el año 1993, careciendo de precisiones sobre el particular.
Igualmente lamentable es la invocación a giros monetarios
procedentes del exterior, los que por sí no representan nada más que el
sostenimiento de las actividades religiosas de Rabbani ya que desde la nada
logró afianzar dos comunidades musulmanas hoy ejemplares, tanto en Buenos Aires,
como en Cañuelas.
No quiero perder la oportunidad para destilar mi capacidad de
asombro con los motivos con que adereza Nisman su adefesio pseudojurídico.
Recurriendo a la historia más reciente no pude ubicar una sola razón que
justifique que Irán realizara tamañas agresiones contra un país amigo con el que
tuvo desde siempre las mejores relaciones. Por ejemplo: durante la guerra que
les fue impuesta por los norteamericanos utilizando a su marioneta, Saddan
Hussein, que se extendió desde 1980 a 1988, uno de los principales proveedores
de armas fue el gobierno de Alfonsín, que tuvo en el de Irán el principal
destino de estas (sobre 8 embarques, 6 fueron a Irán). Mientras que Brasil había
sido proveedor de sus enemigos irakíes.
Aún después del atentado a la Embajada (y este es un dato
clave), las ventas de armas y de todo tipo de mercaderías se incrementaron más
todavía, e "hizo falta" el atentado a la AMIA para que esa situación de
excelentes relaciones recién se resintiera.
No es disparatado pensar que uno de los motivos de la "pista
israelí" bien puede haber sido "romper" esas buenas relaciones de siempre entre
su enemigo Irán y la Argentina. Lo cual fue logrado, aunque no totalmente
todavía. Tan buenas han sido las relaciones de Irán y Argentina, especialmente
vistas desde Irán, que la principal avenida de Teherán y una de sus principales
plazas se llaman justamente: República Argentina –esto lo ví y no me lo contó
nadie-, como testimonio de esas excelentes relaciones y de la importancia que ha
tenido y tiene la Argentina para ellos.
Es claro que si Irán hubiera planeado un atentado terrorista
indiscriminado en otro país, el último país del mundo que hubiera elegido como
blanco hubiera sido la Argentina. Pero Nisman pretende que haya sido el único y
2 veces.
Yendo al “motivo" intentado por Nisman, me resulta sumamente
risible, y a todas luces nesciente, que lo coloque en la suspensión de un
contrato de provisión de un pequeño reactor experimental en diciembre de 1991,
que había sido negociado por Alfonsín. Tal hipótesis ofende el sentido común y
la inteligencia del más desprevenido y distraído analista. Es que el presunto
malestar que le podría haber causado a los iraníes no guarda relación con la
respuesta: 2 terribles atentados, inéditos a esa fecha, algo que jamás había
ocurrido antes, ni ocurrió después (ya han pasado 13 años). En el mundo los
iraníes jamás fueron acusados de cosa parecida.
Nisman debería saber –o al menos le deberían haber avisado-
que cuando se realizó el atentado a la AMIA, todavía se estaba en tratativas por
esa suspensión de contrato y un poco después de éste el gobierno argentino los
indemnizó con 5.000.000 de dólares Los iraníes reclamaban 18, sin embargo se
llegó a un consensuado acuerdo que tiene de particular que fue Argentina el
único país que afrontó el costo de su incumplimiento.
¿Y la embajada? ¿Por qué diantres la volaron entonces?. Irán
estuvo 8 años en guerra con Irak, que era apoyado por "occidente" (menos por la
Argentina, que justamente, los apoyaba a ellos), los irakíes usaron armas
químicas provistas por norteamericanos y europeos. ¿Averiguó Nisman, qué
atentado terrorista realizaron los iraníes, ya sea contra los irakíes, o contra
los europeos, o contra Brasil, que había sido un gran proveedor de armas de su
enemigo Irak? Pero no, justamente, los iraníes fueron a atentar contra sus
mejores amigos, ¡¡¡los argentinos!!!
Por último no dejo de advertir que el rumbo que ha tomado la
investigación la conduce inexorablemente a VIA MUERTA.
En efecto, habiendo sido descartado por insostenible el
pedido de captura cursado a Interpol referido al ex presidente y ministros de
Irán, sólo cabe esperar el resultado que al resto de las peticiones le asigne la
Asamblea anual del organismo.
Los posibles cursos de acción dependerán del resultado de la
votación, pero ambos conducirán a un mismo resultado: LA PARALIZACION TOTAL Y
DEFINITIVA DE LA CAUSA.
En efecto, si las órdenes se libran, los imputados
permanecerán en Irán por largo tiempo, no restando medidas que practicar y
paralizándose la causa por contumacia de los requeridos.
Por otro lado si los pedidos son rechazados, el fiscal se
quedará con las manos vacías (o con la renuncia en la mano). Pero la causa se
paralizará por falta de hipótesis investigativas.
Es decir que la conformidad que demuestran las pobres
víctimas del atentado con la presunta “actividad investigativa” que ha tomado a
la causa, no es otra cosa que una Pírrica victoria que –a no dudarlo- conducirá
a una nueva parálisis, ahora definitiva, que permitirá por segunda vez el
encubrimiento orquestado de la verdad.
b) La pista de la “Derecha Israelí” como hipótesis
investigativa en ambos atentados:
Públicamente expresé que se nos quiere imponer con categoría de "cosa juzgada"
la acusación infundada a Irán. Es más, el propio Canicoba Corral admitió a la
BBC que aunque él, como juez, no recibió ninguna presión para imputarle el
ataque a Irán, en su condición de ciudadano común no tiene ninguna duda que ha
existido presión sobre las autoridades argentinas para unirse a los intentos
internacionales de aislar al régimen de Teherán (Conforme artículo cuyo autor es
el Sr. Nick Caistor, corresponsal de la BBC News en Buenos Aires).
Ahora bien, fue de público y notorio conocimiento el Juicio
Político al que fue sometida la Corte Suprema de Justicia de la Nación debido,
entre otras cosas, a la avocación en la investigación del atentado a la Embajada
de Israel. En aquel proceso declaró, el 5 de marzo de 2002, el Dr. Alfredo
Horacio Bisordi y sus apreciaciones sobre el particular providencialmente
cayeron en mis manos.
Luego de leer dicho material no llego a comprender por qué
debo ser yo –y no el Sr. Fiscal- quien emprenda la labor que vengo a exigir. Es
que Bisordi, como Secretario Letrado de la Corte fue quien liminarmente estuvo a
cargo de la investigación y diligencias practicadas para esclarecer aquel
ataque.
En la copia que tengo en mi poder el Dr. Bisordi, menciona
entre otras irregularidades la aparición de testigos falsos; la irrupción de un
funcionario israelí que pretende orientar las pesquisas; el misterioso e ilegal
hallazgo del motor del supuesto coche bomba; los aprietes padecidos por personal
del Mossad y de la CIA; la absoluta falta de colaboración de las autoridades del
Estado de Israel; la manipulación de las peritaciones; la absoluta ausencia de
testigos que hubieran visto el pretendido coche bomba, etc.
Curiosamente se repite el mismo modus operandi en la causa
AMIA, como si se tratara de una calcada operación de encubrimiento.
El planteo de la hipótesis investigativa israelí encuentra
como primer obstáculo una barrera de tipo intelectual, que consiste en sortear
la fácil acusación de intolerancia religiosa, racial o simplemente
antisemitismo.
Se caería en el facilismo de desacreditar la idea,
pretendiendo desacreditar toda investigación que tenga por objeto a las propias
víctimas.
Sin embargo corresponde aquí diferenciar a las víctimas de
los victimarios. Las víctimas han sido sin lugar a dudas todos los argentinos
muertos o mutilados en el atentado sin distinción de credo, lugar de nacimiento
u origen étnico. También han sido víctimas institucionales la AMIA y la DAIA y
nada han tenido que ver con la consecución del atentado. Por eso no hablo de “autoatentado”,
sino de un atentado perpetrado por deleznables enemigos de la pacífica comunidad
judía argentina.
Durante muchos años ha existido la creencia dogmática de que
no sería posible un atentado de judíos contra judíos. Sin embargo, con el
magnicidio perpetrado contra la figura del premier israelí, Rabín, ha surgido a
la luz pública la profunda división que existe en el seno mismo del Estado
Israelí.
El gobierno de Rabín abarcó el período comprendido entre 1992
y 1995 coincidiendo justamente con los momentos en los que se producen en la
Argentina los atentados contra objetivos judíos.
No escapará al conocimiento del menos avispado de mis
interlocutores que la gestión desplegada por Rabín constituyó el mayor avance en
torno a conseguir la paz definitiva en Medio Oriente, desde la constitución
misma del Estado de Israel.
Tampoco podrá soslayarse que los planes de paz iniciados
recibieron una fuerte oposición por parte de los sectores más radicalizados de
la derecha israelí, la que se negaba sistemáticamente a la resignación de
territorios ocupados para cumplir el objetivo pacifista.
En el marco de las negociaciones de paz, la perpetración de
los atentados cometidos en Buenos Aires sustentan la hipótesis investigativa, en
atención a los siguientes hechos:
El 17 de marzo de 1992, por la mañana, se celebró un
encuentro en la Embajada de Israel en Buenos Aires, encaminado a analizar si las
comunidades israelitas del Cono Sur iban a apoyar, o no, el proceso de paz
instado por los Estados Unidos.(conf. Exposición testimonial del Secretario de
actuación de la causa “Embajada” ante la Comisión de Juicio Político de la
Honorable Cámara de Diputados de la Nación del 5 de marzo de 2002)
Luego que se retiraron los más de ciento cincuenta
asistentes, se produce la explosión.
Es lógico entonces suponer que quien cometió el atentado tuvo
en miras evitar la masacre de 150 personas sin dejar de formular un claro
mensaje que sus destinatarios debieron comprender: La prosecución de las
negociaciones de paz supondrían una oposición violenta dentro de la propia
esfera israelí.
Si por el contrario se hubiera pretendido el máximo daño
posible, entonces el atentado –planeado con fina meticulosidad- hubiera acaecido
un par de horas antes.
Con respecto a la AMIA, debemos señalar que la orientación de
la Comunidad Judía Argentina así como la de las prestigiosas organizaciones que
la representan siempre se encaminó hacia la consecución de objetivos de paz,
resultando por lo tanto contrarios a los intereses de los activistas más
radicalizados.
En los meses previos, se habían producido importantes avances
en los procesos de paz, con la culminación, el 1º de julio de 1994 del regreso
de Yasir Arafat a Palestina tras 27 años de exilio (amén del acuerdo de paz
entre Jordania e Israel en mayo de 1994 y los acuerdos de El Cairo entre febrero
y mayo del mismo año).
También se había producido un hecho atípico que no puede ser
minimizado. El 25 de febrero se produce la masacre de 40 palestinos en una
mezquita en Hebrón, lo que manifiesta la virulencia de la oposición israelí.
Comprendo la incredulidad y espanto que provoca la idea de un
atentado por parte de israelitas a las comunidades argentinas, pero esa
incredulidad no debe cegar el entendimiento de los hombres de buena fe que –no
dudo- integran la dirigencia de la Comunidad Judía Argentina.
La hipótesis expuesta encuentra fundamento en la opinión de
un ex integrante del staff del propio Rabin.
En efecto, el señor Gad Ben Ari, quien se desempeñó como
vocero y asesor del malogrado primer ministro entre los años 1992 y 1995 ha
formulado en una entrevista periodística y en alusión al autor material del
magnicidio:
“Él fue instrumento de un fenómeno marginal de la sociedad
israelí, muy a mi pesar, de un fenómeno que todavía existe, aunque no esté tan a
la vista. Existe en grupos extremistas, que no son pocos en Israel. Se trata de
un fenómeno cuya expresión es que cuando los valores democráticos contradicen o
entran en conflicto con los valores judíos como ellos los interpretan
–obviamente una interpretación retorcida y enfermiza– entonces sus valores son
más importantes que los de la democracia. Y si para eso hay que matar a un
primer ministro, se lo mata. Por lo tanto, a mi entender ese hombre es tan sólo
un instrumento carente de importancia. Lo que a mí me preocupa son las
corrientes con ese tipo de ideas, que todavía hoy en día existen en no pocos
sectores de la sociedad israelí.” (Entrevista celebrada con la periodista Roxana
Levinson, publicada bajo el título “Igal Amir fue un instrumento. Ese hombre no
vale ni siquiera una palabra” para Revista Horizonte que puede consultarse en:
“http://www.revistahorizonte.org/articulos/view.asp?id=2174”).
Entiendo, y soporto estoicamente, los embates contra mí
persona por “atreverme” a plantear lo que a la luz de la razón resulta
ineludible de investigar para llegar a la verdad.
Ahora bien, cuando Galeano emitió su dictamen que daba por
“probado” que el atentado a la AMIA había sido realizado mediante la utilización
de un coche-bomba, jamás se supieron cuáles habían sido las pruebas de su
contundente afirmación.
Para ese entonces, la hipótesis del coche bomba había sido
totalmente descartada por la generalidad de los expertos convocados, menos por
uno, que curiosamente varió su opinión al ser contratado como perito de parte
por una de las querellas. Me refiero al Sr. Osvaldo Laborda, que supo ser perito
de la causa de la Embajada, quien, antes de erigirse en experto de parte,
sostuvo en un reportaje que le hiciera la agencia de noticias Interdiarios que
la hipótesis de un coche-bomba en el atentado de la AMIA debía ser descartada de
plano. Este idóneo sostuvo después de ser contratado para apoyar el interés de
una parte, que el coche-bomba debió transportar un contenedor cúbico con cinco
lados bloqueados y uno, dirigido hacia la AMIA, libre.
Si el experto hubiera exhibido un adarme de conocimientos
físicos elementales, necesariamente habría advertido que por el efecto del
llamado principio de “acción-reacción”, la camioneta hubiera terminado
incrustada en el edificio de enfrente. Pero claro, esta hipótesis se tornó
irrebatible a partir de la opinión de supuestos expertos israelíes.
La impronta no fue para nada novedosa, ya que la misma
imposición había sido incluida en la investigación del atentado a la Embajada de
Israel. Esta circunstancia está muy bien relatada en el testimonio del Dr.
Alfredo Bisordi, en oportunidad de declarar ante la Comisión de Juicio Político,
el día 5 de marzo de 2002: “...cerca de las 9 o 9 y media de la noche se hizo
presente en la seccional una persona que se identificó como el jefe de seguridad
de la embajada, un señor que dijo ser y llamarse Ronie Gornie. Esta persona, que
demostraba tener un muy fluido contacto con las autoridades de la seccional N°
15, trajo la teoría de que el episodio no podía ser investigado del lado del
ingreso de los materiales sino por la hipótesis de la existencia de un coche
bomba, de acuerdo con experiencia en otros hechos de esa naturaleza”(pág. 9).
Tampoco resulta novedosa la intromisión de falsos
testimonios, ya en los albores del atentado a la Embajada –cuenta el Dr. Bisordi
– que espontáneamente se había presentado un personaje llamado Israel Man. Fue
tan burda la aparición que resulta interesante transcribir los pormenores del
interrogatorio al que fue sometido por Bisordi: “…Le pegunto “¿Còmo se llama
usted?, “Me llamo Israel Man”, le digo “No me joda”, “¿Por què, doctor?, “Así
que usted se llama El Hombre de Israel y es taxista”. Le pregunto: “¿Vos en qué
guerra participaste?”, se puso muy nervioso y me dijo: “En realidad yo fui
coronel en la Guerra de los Seis Días”. Entonces digo “Mire comisario yo esta
clase de porquerías no quiero” (versión taquigráfica de la declaración del 5 de
marzo de 2002, brindada en la Comisión de Juicio Político).
Luego Bisordi fue apartado de la causa y pese a los titánicos
esfuerzos invertidos en evitar la contaminación de la investigación, es ya
evidente que la proliferación de “porquerías” fue lo que impidió esclarecer el
primer atentado, garantizando impunidad, y posibilitando la concreción de la
segunda salvaje agresión. Recuerde Sr. Fiscal que la impunidad es la condición
de la reincidencia.
Es del caso destacar que, en ninguno de los dos atentados,
alguno de los testigos declaró haber visto la presencia del tan mentado coche
bomba. Sin embargo, forzoso es reconocerlo, se encontraron entre los escombros
restos de sendos utilitarios.
De otro lado, existe un dato por demás curioso: en la foja
114 del expediente principal de la investigación del atentado a la AMIA luce una
orden datada el 20 de julio de 1994, para intervenir varios teléfonos –entre
ellos el de Carlos Telleldín, su hermano y Alejandro Monjo-, pero el motor del
supuesto coche-bomba aparece recién el 25 de julio a la noche.
Con respecto a esto último, el diario “La Prensa” del 26 de
julio de 1994 da cuenta que: “...Después del mediodía, hubo otro hallazgo que
los movilizó. Mientras el grupo de rescate (Unidad de Rescate Israelí) juntaba
sus materiales y guardaba cuidadosamente los equipos especiales, el General Zeev
Livne atravesó el vallado y anunció: Hemos encontrado partes de un auto con un
cadáver adentro. Posiblemente sea el suicida que conducía el coche bomba, pero
no se puede identificar a la víctima porque está completamente destrozada...”.
Como se ve, todo indica que la hipótesis del “coche-bomba”
surge antes que las pruebas de su existencia y coincide –vaya casualidad- con la
investigación preliminar realizada por el organismo de “inteligencia” del estado
sobre la persona del señor Rabbani, sobre la que me explayara más arriba.
Sustenta el dictamen, como un dogma de fe, la existencia de
la Traffic como coche bomba. Para ello adhiere a las conclusiones a las que
arribó el TOF 3.
Sin embargo, de la lectura de la sentencia, se puede razonar
que el Tribunal acoge la teoría del “coche-bomba” porque nadie –hasta ahora-
introdujo la posibilidad de que los restos de la Traffic hayan sido PLANTADOS
por parte de los equipos de “rescate” extranjeros que intervinieron en la escena
de desastre durante los días posteriores a la explosión, o bien que esos restos
ya estuvieran estivados dentro de la sede de la AMIA, y entreverados con los
escombros que debían depositarse en el volquete.
Insisto en que esto sería conteste con los dichos de los
testigos, ya que ninguno observó la presencia de la Traffic en el lugar, a
excepción del cuestionable testimonio de la Sra. Romero, el que fuera
desacreditado inmediatamente por su hermana, que estaba junto a ella el día de
los hechos- y con el informe de los expertos que indica que el epicentro de la
explosión se situaría un metro dentro de la línea de edificación.
Asimismo coincidiría con todas las imágenes fotográficas
extraídas inmediatamente después del atentado, que dan cuenta de la “expulsión”
de elementos –papeles, mercaderías de los negocios vecinos y restos de
mampostería no desprendidos del todo- de “adentro hacia afuera”.
También explicaría por qué el edificio se desplomó
limpiamente sobre sí mismo (sin afectar significativamente a los linderos), como
si se tratara de una demolición controlada.
El pandemonium que siguió a la explosión, y la confusión y
superposición de equipos de trabajo, nacionales y extranjeros, constituyó el
escenario propicio para la “desaparición” y “aparición” de elementos de prueba.
Entre las “desapariciones” notables, sería bueno conocer el
destino de las pesadas puertas de bronce del edificio, que no pudieron bajo
ningún aspecto “desmaterializarse” en el éter y cuya peritación permitiría
extraer conclusiones respecto a la mecánica de la explosión.
Por otro lado, entre las “apariciones”, los restos
correspondientes a la “Traffic” pudieron haber sido introducidos adrede con el
fin de implantar desde el vamos la teoría que concluyó con la vergonzosa
elevación a juicio y posterior debate.
Todas las consideraciones sobre el “descontrol” de la zona
del siniestro son asimismo aplicables al caso del atentado de la Embajada,
resultando por lo menos sospechoso que, luego de las críticas que recibieran las
fuerzas de seguridad sobre la caótica preservación de la zona de desastre,
vuelva a repetirse –en este caso magnificada- la desidia en ese aspecto.
A expensas del gobierno del Dr. Kirchner se ha aceptado ante
organismos internacionales: que entre 1992 y 1999 el estado argentino encubrió
en lugar de investigar los atentados.
Es más que obvio que el Estado de Israel fue co-partícipe en
ese encubrimiento, que se extendió por lo menos desde 1992 hasta el 2003 (11
años) en que se hizo cargo este gobierno, y esto los hace sospechosos.
En la causa de la Embajada surge más clara la intencionalidad
de desviar la investigación, no porque en la AMIA no lo hayan hecho también,
sino que en la primera tenían menos experiencia.
Especialmente destacable es la labor que les cupo –en el caso
Embajada- a los expertos en ingeniería y explosivos de Gendarmería y Bomberos,
cuyas conclusiones fueron rebatidas “in totum” por los peritos de la Academia
Nacional de Ingeniería quienes sostuvieron con fundamento, y con el auxilio de
modelos matemáticos y computacionales, que la voladura del edificio se originó
puertas adentro.
Lo mismo ocurrió en el caso AMIA, situándose el epicentro de
la explosión dentro del edificio, conforme pericia oficial.
En ambos casos, los objetivos se encontraban en refacción,
brindando la posibilidad, para el accionar de los criminales, de introducir
explosivos en calidad de simulados materiales de construcción.
Las bolsas que se encontraban en el hall de entrada del
edificio de la AMIA minutos antes de la explosión, y cuya existencia fue
constatada por testigos, tienen mucha mayor entidad como posible explosivo –dada
su ubicación coincidente con el foco de la deflagración- que la hipótesis del
coche-bomba que nadie vio.
Así como se han practicado experticias de oficio, también han
aportado conclusiones y estudios diversos profesionales de la construcción, como
el arquitecto López León y el ingeniero Pedro de Aguirre, quienes mediante
sesudos estudios, y por separado, han arribado coincidentemente a la teoría de
la explosión puertas adentro.
Tampoco se investigó la versión que indica que la empresa de
limpieza que prestaba servicios en la Embajada y en la AMIA al momento de los
atentados sería la misma: “Linser”, cuyos dependientes ingresarían productos de
limpieza y materiales sin el debido control del personal de seguridad.
Por último la hipótesis de la explosión interior ha sido
expuesta por diversos periodistas que han investigado los hechos con mayor rigor
científico –sin lugar a dudas- que la justicia y las fuerzas de seguridad, las
que por inoperancia o intereses reñidos con la búsqueda de la verdad se
empecinan en tergiversar hechos y encubrir acciones.
Tal ha sido la relevancia de estos estudios que el TOF 3 ha
escuchado a sus autores en calidad de testigos, pudiendo mencionar al señor
Jorge Lanata y al señor Gabriel Levinas, quienes expusieron sus conclusiones en
los libros “Cortinas de humo” y “La ley bajo los escombros” respectivamente,
cuya lectura recomiendo al señor fiscal ya que podría así expandir su escueto
horizonte de pensamiento.
Si bien ambos autores sostienen la teoría de la explosión
interior, no se atreven –por la barrera intelectual que veda cualquier
señalamiento de una autoría de origen extremista israelí- a avanzar en la
premisa lógica que de la explosión interna se desprende: quienes perpetraron el
atentado tenían libre acceso a los objetivos.
Como conclusión y fundamento a la hipótesis investigativa,
creo conveniente destacar las siguientes coincidencias fácticas que, sin
hesitación, imponen la prosecución de la pesquisa:
1) Tanto la Embajada como la sede de la AMIA se encontraban en curso de
refacción, con ingreso de materiales y personas.
2) En ambos casos, los personajes a cargo de la seguridad de los edificios
siniestrados introdujeron desde el vamos la teoría del “coche bomba”, en una
actitud más cercana a evitar la responsabilidad por el deficiente control de los
objetivos a su cargo, que a las constancias de la realidad.
3) En los dos escenarios, los testigos niegan la existencia de sendos “coche
bomba”.
4) También en las dos ocasiones los blocks de motor de los “coches bomba”–con la
numeración legible-, son hallados mediante procedimientos ilegales e
inmediatamente después de que agentes extranjeros participantes en las tareas de
rescate adelantaran su aparición.
5) También en los dos casos, se produce una fuerte controversia pericial en
torno a la mecánica de la explosión, concluyéndose que el epicentro de las
detonaciones ocurrió “puertas adentro”.
6) En el período inmediato posterior a las explosiones, se produce un descontrol
manifiesto en las áreas que debían preservarse para la investigación,
favoreciéndose la manipulación de la prueba.
Si a todo esto sumamos la presión ejercida sobre los
funcionarios que intervinieron a nivel gubernamental y judicial en ambos
atentados por parte del FBI, CIA, Mossad y otros grupos de presión, todos
orientados a dirigir las acusaciones contra Irán, entonces podremos comprender
mejor la magnitud del encubrimiento.
COLOFÓN
Stuart Mill alguna vez dijo que “Silenciar una opinión es
robar a la humanidad porque, si esa opinión es verdadera, se le roba a la
humanidad la verdad, y si no lo es, se roba a la verdad la mayor fuerza que
hubiese obtenido gracias al choque o la colisión con el error”.
Tengo la luctuosa sensación que al convocarme a prestar
declaración testimonial se pretendió presionarme para que volviera sobre mis
pasos. No digo que ello sea así, pero que quede muy claro que no cederé un ápice
en la empresa de lograr que se investigue y devele la verdad para así castigar a
los culpables.
PROPOSICIÓN PRUEBAS
a) Testimoniales: partiendo de la hipótesis que exijo se investigue, creo
sumamente importante citar a prestar declaración testimonial a la siguientes
personas:
1) Ronie GORNIE, Jefe de Seguridad de la Embajada en los tiempos del atentado.
Ignoro su domicilio actual pero descarto que el Sr. Fiscal sabrá cómo ubicarlo.
Según lo indicara supra el susodicho era jefe de seguridad de la Embajada de
Israel y podrá aportar datos respecto a
2) Nick CAISTOR, periodista y corresponsal de la BBC News en Buenos Aires.
3) Gad BEN-ARI, con domicilio en la calle Jabotinsky N° 3a, piso 26, Ramat Gan
52.520, Estado de Israel. El nombrado era asesor y colaborador del Premier Rabin.
Podrá sin dudas colaborar con el Sr. Fiscal respecto de las particulares e
intrincadas internas de la política israelí y explicar los mecanismos que llegan
a utilizar las facciones disidentes para lograr sus objetivos.
4) Oscar ABUDARA BINI, con domicilio en la calle Agüero 1330, 4° piso
departamento J, ciudad de Buenos Aires. Si bien ya ha prestado declaración y
colaboración en el expediente, bueno será que el Sr. Fiscal repase las
declaraciones brindadas y lo cite a que amplíe sus dichos y aporte su vasto
cartabón de elementos probatorios.
5) Pedro A. de AGUIRRE, ingeniero, autor de una serie de investigaciones
recogidas en el opúsculo intitulado “Verdad y Libertad”. Desconozco el domicilio
del nombrado pero descarto que lo ubicará el Sr. Fiscal.
6) Alfredo H. BISORDI, Presidente de la Cámara de Casación Penal, con domicilio
en la calle Condarco 4863, Capital Federal. Resulta ser un testigo fundamental
para entender el modus operandi de ambos atentados. Previo a su declaración
bueno sería que el Sr. Fiscal procurara conseguir la pieza instrumental que se
nomina en el N° 1 del punto d), de este capítulo dedicado a la prueba.
7) Alejandro OLMOS GAONA, autor de “Reflexiones sobre la causa Amia”. No conozco
el domicilio del nombrado pero seguramente aportará una visión conteste con la
que vengo a esbozar en el presente.
b) Se libre exhorto a la Cancillería del Estado de Israel para que, por medio de
quien corresponda, se remita copia certificada y debidamente traducida de los
antecedentes del proceso seguido contra el señor Igal Amir, homicida del premier
Rabin.
c) Instrumental: recomiendo al Sr. Fiscal la incorporación y lectura del libro
“Cortinas de Humo”, de Jorge Lanata y Joe Goldman; “La Ley Bajo los Escombros”
de Gabriel Levinas. La bibliografía indicada exhibe un rigor investigativo y una
solvencia intelectual de los que adolece absolutamente toda la pesquisa
jurisdiccional.
d) Informativa: 1) se libre oficio al Congreso de la Nación a fin de que se
remita copia certificada de la versión taquigráfica brindada por el Dr. Alfredo
H. Bisordi, el día 5 de marzo de 2002, por ante la Comisión de Juicio Político
de la Honorable Cámara de Diputados de ese cuerpo colegiado. 2) Se libre exhorto
a Interpol a fin de que informe la situación de los Sres. Hadi ROSHAN RABANI,
Seyed Mohammad SEIEDALMOHADESIN y Hamidreza ES HAGHI, cuya copia de órdenes de
arresto internacional acompaño en fotocopia.
Es por todo lo expuesto que elevo el siguiente
PETITORIO
1) Tenga por presentado el escrito que me trae.
2) Exijo se investigue la hipótesis que –aunque para nada novedosa- no ha sido
investigada.
3) Oportunamente se devele la verdad de este monumental encubrimiento.
Provea V.S de conformidad que así
AFIANZARÁ LA JUSTICIA
Con relación a la parte del texto que dice : "A expensas del gobierno del Dr. Kirchner se ha aceptado ante organismos internacionales: que entre 1992 y 1999 el estado argentino encubrió en lugar de investigar los atentados." Al afirmar esto lleva a considerar que el responsable de este encubrimiento es el que fuera en su momento el presidente de la república, Dr. Carlos Saul Menem, y el esta imputado como encubridor, junto con Beraja, Corach, Galeano etc,. Sin embargo aquí en la rioja el "Dr" es hoy candidato por la oposición con el apoyo del Kirchnerismo local. Y hoy mientras veía el acto de conmemoración del atentado de la AMIA, la veía a la señora presidenta con su cara de compungida (hipócrita), mientras sus secuaces aquí en esta provincia lo apalanca para que obtenga nuevamente la grada de senador para que la inmunidad del cargo lo mantenga alejado de la justicia y de la posibilidad de que declare todo lo que sabe y que sea castigado como se lo merece.
Aquí una nota de un diario digital riojano donde habla del tema, que sera denunciado por los radicales a sus autoridades nacionales, que ven la posibilidad de perder su lugar como oposición al gobierno provincial Kristinodependiente, y la justa razón de obtener la banca de senador como opositor a este modelo. BASTA DE HIPOCRESÍA KIRCHNERISTA Y DE LAS OTRAS FUERZAS QUE QUIEREN SUS BENEFICIOS PROPIO Y NO DE LA REPÚBLICA TODA.
AQUÍ UNA NOTA DE UN DIARIO DIGITAL RIOJANO DONDE DENOTA LA PREOCUPACIÓN DE RADICALES POR LA SITUACIÓN DE MENEM http://www.riojaya.com/index.php?option=com_content&view=article&id=3443:martinez-preocupado-por-la-candidatura-de-menem-&catid=34:provinciales&Itemid=28