Rusia admitió en los últimos días demoras en la producción masiva de la Sputnik V, lo que complicó los planes del Gobierno vinculados con la provisión del fármaco en la Argentina y desinfló la épica que el oficialismo procuró imprimirle a la campaña de vacunación contra el coronavirus iniciada a fines del año pasado.
La Argentina escogió como aliado al país que lidera Vladimir Putin para disputar la carrera global en pos de abastecerse de la tan precisada vacuna, pero quedó relegada en la competencia y las proyecciones de la Casa Rosada, largamente desacreditadas por las complicaciones de las últimas semanas.
El Gobierno argentino, envalentonado en aquel momento por su convenio con Rusia, se había animado a pronosticar la llegada de más de cinco millones de dosis hacia fines de enero (ahora) y de otras 14,7 millones en febrero, para completar unas 20 millones de dosis recibidas en poco más de un bimestre.
"En los meses de enero y febrero terminaremos de completar la llegada de 20 millones de vacunas Sputnik V y con eso vamos a comenzar la campaña de vacunación masiva para todos los argentinos", había aventurado el ministro de Defensa, Agustín Rossi, antes de que concluyera 2020.
La "épica" de la campaña de vacunación incluyó días atrás la difusión de fotografías oficiales del presidente Alberto Fernández y de la número dos del Poder Ejecutivo nacional y líder del Frente de Todos, Cristina Fernández de Kirchner, aplicándose una dosis del fármaco de origen ruso.
De todos modos, esa puesta en escena comenzó a deshilacharse a medida que el Gobierno no lograba cumplir con sus proyecciones y casi que se desmoronó por completo cuando este jueves apenas llegaron a la Argentina 220 mil vacunas: ese mismo día, Chile anunció el arribo de casi dos millones de dosis elaboradas por la farmacéutica china Sinovac.
El presidente Fernández y el ministro de Salud, Ginés González García, también lanzaron augurios con relación a la campaña sanitaria comenzada por la Nación a fines de diciembre pasado que finalmente no se concretaron, en momentos en los que la Argentina transita por una segunda ola de la pandemia.
El país se encamina hacia los dos millones de contagios de Covid-19 y las 50.000 víctimas fatales a causa de la enfermedad, una cifra que podría alcanzarse en los próximos 10 días.
En este contexto, las demoras en el proceso de vacunación, además de consecuencias sanitarias, podrían afectar también las perspectivas de reactivación económica en la Argentina durante el año en curso, después de la parálisis comercial y productiva ocasionada en 2020 por la pandemia.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) recortó en las últimas horas sus estimaciones de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) del país para 2021, a 4,5 por ciento, además de proyectar una caída del PIB nacional para el año pasado del 10,4% y una mejora de apenas el 2,7% para 2022.
"Es un problema mundial"
De todas maneras, fuentes del Gobierno consultadas por la agencia Noticias Argentinas dijeron que no existe "preocupación" en el seno de la Casa Rosada con motivo de la demora en la llegada al país de las millones de dosis de la Sputnik V prometidas semanas atrás porque "no es un problema" de la Argentina.
"Es un problema mundial; a todos los países les sucede. Se anunciaron cinco millones (de vacunas) para enero en función de la negociación con el laboratorio, pero ahora el laboratorio dice que no puede cumplir. El retraso es del laboratorio y nosotros estamos atados a eso", afirmaron.
"Obviamente, quisiéramos que el esquema de vacunas fuera superior al que tenemos, pero existe un cuello de botella en la producción y Argentina no queda exenta de ese inconveniente", apuntó otro vocero consultado por esta agencia, que insistió: "Preocupación no hay con respecto a las vacunas".
También consideró que "está comprobado que el proceso de distribución y aplicación de vacunas diseñado ha funcionado en todo el territorio" nacional, pero "es desde el Instituto Gamaleya (ruso) donde se presentaron demoras para poder cumplimentar lo firmado en el acuerdo país-país con Rusia".
"Incluso en Europa podemos ver que se están planteando juicios contra diferentes laboratorios por el abastecimiento.
Eso demuestra que la provisión de vacunas es un problema estructural, no sólo de la Sputnik en Argentina", insistió, y agregó que "las negociaciones por las diferentes vacunas siguen todas en curso como se dijo desde un primer momento".
De cualquier manera, los inconvenientes con la producción de dosis en Rusia dejaron mal parado al Gobierno, que confío hasta ahora únicamente en el país de Putin como proveedor del fármaco y ve postergados sus planes de lanzar una masiva campaña de vacunación en la Argentina en los albores de 2021.
Éste es un año particular para el país, dado que se combinan distintos factores que en la Casa Rosada lógicamente no pierden de vista: la crisis económica, la pandemia de Covid-19 y las elecciones de medio término previstas para octubre, en las que el Gobierno someterá a escrutinio su gestión.
Si los argentinos resuelven, una vez más, votar en función del "bolsillo", los comicios podrían terminar significando un dolor de cabeza para la administración Fernández, toda vez que se espera que nuevamente una inflación alta se conjugue con las dificultades económicas que el país ya viene arrastrando.
El aumento del costo de vida que aguardan para los próximos 12 meses consumidores en el país consultados en una encuesta del Centro de Investigación en Finanzas de la Universidad Torcuato Di Tella asciende al 45% en la mediana de las respuestas -un salto de cinco puntos porcentuales entre diciembre de 2020 y enero de 2021- y al 44,1% en promedio.
Las demoras en la llegada de las dosis de Sputnik V es un escollo más con el que el Gobierno debe lidiar en este tramo del año, mientras ve cómo se desinfla la épica que buscó imprimirle inicialmente a un proceso de vacunación nacional que, por el momento, avanza a cuentagotas.