Junto al ex presidente Carlos Menem, fallecido a los 90 años, murieron también sus secretos, mientras en la Argentina aún permanecen abiertas interrogantes vinculadas con escándalos y acontecimientos tristemente célebres ocurridos durante su mandato.
Menem gobernó el país a lo largo de una década, de 1989 a 1999, período en el que se produjeron el atentado a la Embajada de Israel, en 1992; el ataque terrorista contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), en 1994, y la voladura de la fábrica militar de Río Tercero, en Córdoba, en 1995.
Numerosas incógnitas aún persisten años después de aquellos sucesos, que se suman al accidente de helicóptero que le costó la vida a Carlitos Menem, el hijo del dirigente riojano y de Zulema Yoma, en 1995: durante un largo tiempo la ex primera dama calificó al incidente como un crimen premeditado.
Sin tomar estado público permanecerán probablemente también otros tantos arcanos relacionados con su ejercicio del Poder durante una década, en la que si bien marcó su impronta desde el comienzo mismo de la gestión, como un político de raza que era, un caudillo sumamente carismático, se produjeron -uno tras otro- escándalos por presuntos hechos de corrupción.
Las privatizaciones, sus políticas liberales, su devoción por la farándula y la frivolidad -eran épocas de pizza con champán aquellas-, sus paseos en Ferrari, su pista de aterrizaje en Anillaco, su delirante anuncio de las naves espaciales que se iban a "remontar a la estratosfera", la separación de Yoma, su matrimonio con la ex modelo chilena Cecilia Bolocco, las relaciones "carnales" con Estados Unidos, sus patillas tupidas y hasta su presunta condición de "mufa", entre otras "particularidades" de su forma de ser y de su Gobierno, cincelaron esos 10 años de gestión.
Su perfil contrastó en blanco sobre negro con la austeridad y la simpleza de su antecesor en el cargo, el radical Raúl Alfonsín, de quien tomó el mando de manera anticipada y en medio de una profunda crisis económica en el país, para devolverle "la esperanza" a la sociedad argentina.
Una esperanza de progreso y movilidad social ascendente que durante su primer mandato efectivamente se vio apuntalada por el plan de convertibilidad, que le permitió a Menem generar las condiciones económicas necesarias y suficientes para lograr su reelección en 1995.
Se hablaba del "voto cuota" en aquel momento, a partir de las facilidades otorgadas para la compra de electrodoméstico en medio de un escenario nacional que ya mostraba niveles de desempleo en ascenso, aunque el peronista Menem consiguió finalmente renovar por cuatro años más su mandato, tras la reforma constitucional de 1994.
El segundo tramo de su Presidencia estuvo lejos de ser virtuoso y luego, el desgaste, el agotamiento del plan de convertibilidad precipitó nada más ni nada menos que la crisis de 2001 y la caída del gobierno de otro radical, Fernando de la Rúa, el mismo año en el que Menem fue detenido por el escándalo de la venta de armas a Ecuador y Croacia.
El dirigente riojano permaneció poco más de cinco meses con arresto domiciliario en ese momento y ciertamente, desde entonces no volvió a purgar cuentas ante la Justicia.
Incluso, se aferró a su banca en el Senado para evitar cumplir una condena a cuatro años y medio de prisión por sobresueldos.
Este 14 de febrero murió el "Turco" Menem, un hombre que dedicó su vida a la política, que irrumpió en Buenos Aires como un torbellino procedente de La Rioja, que dejó su sello en cada paso que dio como presidente de la Nación y que se marchó de este mundo llevándose sus secretos consigo.