Es indudable que el Sr. Horacio Verbitsky es un tipo de suerte, pero no solo por haber sido uno de los beneficiados en recibir la vacuna contra el Covid en el vacunatorio VIP en el mismísimo vacunatorio instalado en el Ministerio de Salud, como él mismo relatara y es de público conocimiento.
Como todos sabemos, Verbitsky formó parte -allá por los años 70- de la agrupación terrorista Montoneros, y ya el hecho de haber sobrevivido o el de no haber “desaparecido”, significa que tiene una “increíble suerte” para salvarse.
Cuando en 1968 Rodolfo Walsh dirigía el diario de la CGT de los Argentinos, Verbitsky era Secretario de Redacción.
En ese momento —y lugar— era a Verbitsky a quien le entregaron información centenares de obreros, luchadores sociales, estudiantiles, etc. Muchos de quienes le entregaron información, hoy son NN. Sin embargo, Verbitsky, gracias a su “increíble suerte” sobrevivió.
Durante sus últimos meses de vida, por temor a ser secuestrado por la dictadura, Walsh vivía escondido en una casa en San Vicente ya que una de sus dos casas en el Delta había sido allanada por la Armada.
Muy pocas personas conocían el paradero y los movimientos de Walsh. Uno de ellos era Verbitsky.
El 25 de marzo de 1977, un día después de haber enviado por correo las primeras copias de su "Carta Abierta" a las redacciones de los diarios en la Plaza Constitución, el escritor había sido citado por un contacto en el cruce de las avenidas San Juan y Entre Ríos, en el barrio de San Cristóbal. Walsh fue emboscado y secuestrado, muriendo asesinado porque “alguien” cobardemente lo entregó.
Asimismo, en 1970 Verbitsky trabajó en La Opinión con Jacobo Timerman.
A Don Jacobo lo torturaron y casi desaparece. Otra vez, casualmente y gracias a su “increíble suerte” Verbitsky ni siquiera fue detenido.
Luego, en 1973, Verbitsky trabajaba en Noticias con Francisco “Paco” Urondo. A Urondo lo mataron en Mendoza.
Otra vez, a Verbitsky lo acompañó su “increíble suerte”, ya que a él ni siquiera le tocaron el timbre.
Es tan “increíble suerte” la de Verbitsky, que si tenemos en cuenta que hasta el más tonto de los servicios, aquellos que los mandan a espiar y tocan el timbre, sabían de su actividad periodística en la CGT de los Argentinos en 1968 y en los otros diarios, no sólo jamás tuvo un problema en los 70, sino que además, trabajó para los militares del proceso.
Ya, en 1978, en plena represión, Verbitsky trabajaba tranquilamente en el libro "El Poder Aéreo de los Argentinos".
El libro se encuentra en la biblioteca del Círculo de Aeronáutica y Verbitsky es mencionado en la primera página del prólogo.
Durante estos años, su “increíble suerte” lo ayudó a conseguir un buen trabajo, lejos del peligro de aquella época y bien remunerado. La prueba está que Verbitsky nunca fue molestado por los militares. ¿Cómo hizo para salvarse mientras sus compañeros morían?
De todas maneras, Horacio Verbitsky no fue el único que se salvó. Otros que trabajaron con él y también tuvieron una “increíble suerte”, y se salvaron, fueron: Miguel Bonasso, refugiado en México primero, y luego en Londres, y Mario Firmenich, refugiado en España quien vive de lo recaudado de los millonarios rescates a quienes secuestraban los Montoneros.
Pero la “increíble suerte” de Verbitsky, Bonasso y Firmenich, que hoy, además de gozar de libertad luego de ser juzgados por la Justicia, y ser beneficiados por el indulto presidencial de Carlos Menem parece haberse multiplicado, ya que muchos otros que también fueron juzgados por la Justicia, y beneficiados por el indulto formaron y siguen formando parte de gobiernos kirchneristas.
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