Cruzando los puentes
Almirante Brown, Victorino de la Plaza, Pueyrredón y Uriburu (el nostálgico
Puente Alsina), que separan a la Capital Federal de los partidos más próximos
del conurbano sur, aparecen de inmediato Avellaneda al transponer los tres
primeros, y Lanús al atravesar el segundo. Dos de los distritos en los que estos
meses preelectorales que llevan hasta octubre han generado, como es habitual,
una lucha encarnizada en la que no escasean los ataques y diatribas entre
candidatos y punteros, las chicanas y las denuncias. Obviamente estas últimas
emergen de oscuras carpetas en estas circunstancias y no antes, cuando también
deberían haberse hecho.
Luna de Avellaneda
En Avellaneda, los
principales candidatos a ocupar la intendencia municipal son su actual titular,
Baldomero Alvarez de Oliveira (más conocido como “Cacho” Alvarez), el presidente
del bloque de concejales del Frente para la Victoria (FPV) José Alessi, el
diputado provincial y secretario del Sindicato de Trabajadores Municipales de
Avellaneda, Rubén “Cholo” García, y el ex intendente Oscar Laborde.
El intendente Alvarez ya comenzó en estos días a
sentir los avatares de la lucha electoral al tener que enfrentar duros
cuestionamientos de sus principales rivales políticos.
En primer lugar Hernán
Doval, concejal del FPV y hombre de “Cholo” García en el Concejo Deliberante, se
hizo eco de las sospechas de un grupo de socios y vecinos del Club Mitre, acerca
del intento de intervención del club por parte del intendente, para llevar a
cabo un “negocio inmobiliario”. En lo que semeja una alegoría de la película
nacional “Luna de Avellaneda”, Doval denuncia que “si bien la intervención
aún no se ha concretado hay una resolución de Personería Jurídica de la
Provincia de Buenos Aires, y esto se da en momentos en que hay una normalización
del club”. Según el edil, “la intervención, sin ningún motivo fundado,
fue solicitada por ‘Cacho’ Alvarez, que también habría propuesto al interventor.
Se la estarían por dar a un empleado municipal que no sabemos en qué sector
trabaja, pero que es esposo de la concejal del PJ Sandra Alice. Así pretenden
hacer una intervención por 90 días, con la posibilidad de ampliarla”.
Doval explicó que el club
tiene gran cantidad de terrenos que están ubicados en el lugar más caro de la
ciudad y que desde hace varios días comenzó a correr el rumor de que el
intendente Alvarez tendría la intención de hacer un negocio inmobiliario. “Son
versiones que comentan los socios y que demuestran su preocupación por este
caso. Lo cierto es que el intendente demostró un interés inusual por este club”,
señaló Doval, a quien le llamó poderosamente la atención que el ministro de
Justicia bonaerense, Alfredo Di Roco, se haya reunido con el jefe comunal para
resolver todo lo relacionado con el Polo Judicial y cuatro días después salga la
intervención judicial por parte de Personería Jurídica, que depende del
ministro.
Finalmente, y tras acusar de “mala fe” la actuación de Personería Jurídica, el
concejal mostró su preocupación por una escuela que se encuentra en las
instalaciones del club, al expresar: “Lo grave es que aquí hay una escuela
primaria, y me pregunto qué vamos a hacer con tantos niños que asisten a ella”.
Además, desde fines de
abril está pendiente un pedido de interpelación contra el intendente Alvarez por
parte del titular de la bancada kirchnerista y precandidato a titular de la
comuna, José Alessi, en relación a un tema candente que conmovió a toda la
comunidad: el incendio de un geriátrico en el que fallecieron varios ancianos
internados. Pese a que el expediente no obtuvo el quórum necesario para ser
tratado en sesión, lo cierto es que existe un manto de duda sobre la presunta
responsabilidad de Alvarez sobre lo sucedido en ese geriátrico, el cual, según
el concejal Alessi, “no poseía la habilitación municipal correspondiente”.
Algo así como la saga de Aníbal Ibarra y Cromañón trasladada a Avellaneda.
Otro de los duros rivales
con que debe enfrentarse “Cacho” Alvarez es el conductor del Sindicato de
Trabajadores Municipales y diputado provincial por el FPV, Rubén “Cholo” García.
A la histórica rivalidad interna entre ambos vinieron a sumarse las dos
denuncias penales presentadas contra el intendente hace menos de un mes, en las
que se lo hace responsable de la represión sufrida por un grupo de trabajadores
cuando, el 2 de noviembre de 2005, estaban realizando una protesta gremial por
mejoras salariales. Mientras una de las denuncias acusa a Alvarez de “abuso
de autoridad, violación de los deberes de funcionario público y malversación de
fondos”, la restante, efectuada por Miguel Gadea, trabajador que recibiera
un impacto de bala, atribuye a Alvarez cierto grado de participación criminal en
ese episodio.
El reino de “Q”
Como es sabido, Lanús está
gobernado municipalmente por el octogenario (y víctima de una grave afección en
el colon) Manuel Quindimil desde hace más de veinte años en forma ininterrumpida,
sumándose otros años más a la gestión iniciada en 1973 y que cesara tras el
golpe militar de 1976. Al regreso de la democracia en 1983 Quindimil recuperó su
sillón de intendente, del que no se ha logrado desatornillarlo hasta ahora. Toda
una trayectoria si las hay, lo cual de todas maneras no habla de una buena
administración.
Con el paso de los años, el
mandatario municipal fue sumando edad y el partido por él gobernado disminuyendo
en obras necesarias para un mejor vivir de sus habitantes. Al día de hoy su
realidad es ésta: cientos de calles anegadas al menor atisbo de lluvia; falta de
arreglos en otros cientos que están destrozadas; carencia de servicios cloacales
en numerosos barrios; el olvido directo de que a Lanús también pertenecen
Remedios de Escalada, una ciudad que parece detenida en el tiempo, y zonas como
Villa Diamante y Monte Chingolo, que no logran emerger de su aspecto marginal,
aunque no lo sean; y como corolario que se suma a los aspectos de
infraestructura, la tremenda inseguridad que se abate sobre la población, a
cualquier hora del día y en cualquier lugar, dejando la sensación entre los
habitantes de que para el delito Lanús es un “zona liberada”. En realidad, más
que una sensación un convencimiento.
Actualmente, el geronte
mandatario municipal no maneja tanto como antes las cuestiones que llegan a su
despacho. En realidad el trabajo que le compete lo está haciendo el entorno de
los familiares y funcionarios de mayor confianza. Quindimil hoy en día está más
para concurrir a actos oficiales o conmemoraciones por fechas patrias o por los
aniversarios de las muertes de Perón y Evita, nombres a los que cita
invariablemente en sus repetidos discursos.
Por lo demás, Lanús y las
restantes localidades del partido son un verdadero desastre. Las dificultades
citadas anteriormente están haciendo incluso que ocurra algo que el anciano
intendente odia: que le hagan piquetes o marchas de protesta frente mismo al
Palacio Municipal. Tiempo atrás “Manolo”, como todavía lo llaman amigos y
enemigos, solía pasearse por las calles de Valentín Alsina, donde reside, y
dialogar con los vecinos, siempre, claro, que no le plantearan reclamos. Es tal
su aversión a escuchar críticas que un ejemplo de ello ocurrió hace pocas
semanas: había echado a andar por la Plaza Belgrano, ubicada frente a la
estación Lanús del lado oeste, y como comenzaba a lloviznar decidió tomar uno de
los taxis allí estacionados hasta la municipalidad, distante de allí unas seis
cuadras. En un momento el conductor, con todo respeto, le preguntó a “Manolo” si
iban en algún momento a arreglar algunas calles que estaban intransitables. Por
toda respuesta escuchó del intendente una andanada de insultos, hasta que éste
le dijo que se detuviera y descendió. Eso sí, sin siquiera abonarle el viaje.
Pero hay en Lanús
cuestiones mucho más graves aún, como el mencionado tema de la inseguridad. En
los últimos años han sido numerosos los comerciantes asesinados en medio de un
asalto, incluso a pleno día. También los transeúntes o las amas de casa que
salen a hacer sus compras son víctimas de los delincuentes. La droga circula a
discreción por todos los barrios, plazas y boliches bailables. Todo sin que la
policía actúe y, en muchos casos, acepte recibir las denuncias correspondientes.
Los comentarios de vecinos
hacen referencia a que el propio intendente, que también tendría sus “negocios”
al respecto, apaña ese tráfico. Hay quienes mencionan los extraños vuelos
nocturnos del “avioncito”, que especialmente en las noches de jueves y viernes
sobrevuela el distrito con rumbo y objetivos desconocidos, arriesgando la
opinión de que transporta droga y que descendería en un campo cercano, con el
fin de distribuir la droga para el fin de semana en los alrededores. En cuanto
al inexistente accionar policial y la carencia de patrullajes, la versión
popular consigna que esa fuerza, que en Lanús depende del intendente, sólo está
para cuidar sus “negocios”.
También han proliferado en
la zona, al amparo del jefe comunal, la instalación de villas y asentamientos.
Desde esos lugares salen no pocos delincuentes para asolar los respectivos
vecindarios y traficar drogas, sino también los “muchachos” que Quindimil
utiliza ya sea como fuerza de choque para “ablandar” díscolos, para las pintadas
en las campañas electorales o para “hacer número” en sus actos y atronar con sus
bombos y consignas. El intendente siempre apañó a estos marginales “aptos para
todo servicio”, e incluso solía obsequiarles entradas gratuitas para las
principales discos, en especial “La Casona”, de triste recuerdo y actualmente
clausurada.
Un ejemplo del uso de
patoteros que suele hacer “Manolo” se dio hace pocas semanas en una reunión del
Concejo Deliberante en la que iba a tratarse la emergencia hídrica del distrito,
un tema que el jefe comunal desconoce absolutamente, rechazando su existencia,
pese al estado más que lamentable de numerosas calles cuando llueve y el
sufrimiento de las casas de los habitantes afectados por la crecida de las
aguas. En esa ocasión, en momentos en que la oposición había alcanzado un
acuerdo con otros sectores para sancionar la emergencia hídrica, irrumpió una
“patota manolista” que generó un gran desorden y hasta llegó a agredir a algunos
ediles, por lo cual esa sesión debió ser suspendida. Muchos reconocieron, entre
los patoteros, a empleados de la Municipalidad de Lanús que, obviamente, no
estaban en esos momentos dedicados a sus tareas específicas.
Otro tema protegido por el
municipio, y sobre el cual hasta el momento se frena cualquier investigación al
respecto, es el de la irregularidad en la construcción de edificios. En Lanús se
edifica continuamente a un ritmo vertiginoso, y no deja de llamar la atención
las facilidades y las rápidas habilitaciones para levantar obras que se
concretan en muy poco tiempo. Lo que lleva a pensar a muchos que allí fluye el
dinero sin problemas, si bien también se recuerda que una de las formas usuales
para lavarlo es la construcción. Por otra parte, la profusión de edificios
construidos puede en cualquier momento hacer colapsar los servicios de agua
corriente y cloacas, ya que la capacidad de éstos fue diseñada mucho tiempo
atrás y no estaba contemplada, obviamente, para soportar el aluvión de nuevas
construcciones en el distrito.
Pasando al aspecto
puramente político, Lanús no escapa a la tradición de los intendentes,
funcionarios y punteros que transmutan repentinamente, cuando las circunstancias
lo aconsejan, sus ideas, pensamientos y lealtades. Quindimil siempre había
estado con Eduardo Duhalde “a muerte”. No había acto o reunión del justicialismo
en la provincia en la que ambos no aparecieran juntos, y en las que “Manolo” era
objeto de las cariñosas demostraciones de los dirigentes, por su edad y su
acendrado caudillismo. Más aún, hasta hace un año atrás, el anciano jefe comunal
despotricaba y lanzaba pestes contra el presidente Kirchner, su esposa y el
resto de su entorno, expresando por ejemplo, en febrero de 2006: “Duhalde se
equivocó con este zurdo, montonero h... de p...” y comparando a Cristina
con Luis Barrionuevo: “Ella es de Santa Cruz y no corresponde que integre las
listas bonaerenses, por lo que le recomiendo que siga representando a su
provincia”. Por su parte los Kirchner no pudieron haber olvidado lo que les
hizo Quindimil en las elecciones del 2003, ni lo que tuvo que pasar Cristina
durante un acto que encabezó en un club de Lanús durante su campaña por la
senaduría.
Sin embargo, como “la
política es el arte de lo posible”, dicen algunos, lo que parecía imposible se
tornó posible. Hoy Quindimil se abraza y besa con Kirchner y su esposa, lo llama
a él “mi hijo adoptivo” y aquél dice que “Manolo” es como “el padre
que perdí hace mucho y que no llegó a verme intendente ni gobernador”. Otro
milagro de la Argentina política actual, aunque todos saben perfectamente que
ambos, el presidente y el intendente, se miran de reojo y no confían un ápice el
uno en el otro. De todas maneras, en medio de este “odiarse cordialmente” han
ajustado los detalles como para que “Manolo” vuelva a ser candidato una vez más
a la intendencia en las elecciones de octubre.
El que, en medio de una
gran actividad proselitista a través de una campaña profusa en afiches,
publicidad y caminatas por todo el distrito se ha quedado boquiabierto ante el
“dedo” indicador de Kirchner a “Manolo”, es el otro candidato a intendente por
el kirchnerismo, Darío Díaz Pérez, que hasta hace pocos días se consideraba el
delfín privilegiado del presidente en Lanús. Quizás mantenga las esperanzas dado
que, como todos saben, Kirchner prefiere tener dos o más listas distintas que lo
representen, así aspira a ganar de cualquier manera con alguna de ellas.
Pero acaba de aparecer una
denuncia que puede ensombrecer el futuro político de Díaz Pérez en Lanús. El
concejal justicialista Omar García sostuvo recientemente que “Díaz Pérez está
rodeado de criminales y delincuentes que lo ‘bancan’ económicamente”,
agregando que “su ambición, soberbia y arrogancia no tienen límites”. Con
los tapones de punta y más explícito, el edil señaló: “Se pone la ropa de
monja cuando está haciendo las peores porquerías acompañado de verdaderos
criminales y delincuentes”. No sólo aseguró que la campaña del máximo
adversario político de Manuel Quindimil se hace con “dinero sucio”, sino
que, respecto de la procedencia de los posibles fondos para ella, utilizó el
término “traficantes”. Decididamente, aunque sin dar nombres, García
afirmó: “Hay un empresario vinculado con el gobierno del dictador Jorge
Rafael Videla que es uno de sus principales sostenes económico-financieros, y
otro que es un traficante de la zona de Monte Chingolo”.
En cuanto a la serie de
elementos concretos en que se basan sus denuncias, el legislador sostuvo que
“éstos serán aportados a la Justicia en las próximas semanas”, acotando que
prefería “callar cierto tipo de datos”. En tal sentido señaló que “la
acusación la voy a hacer en los Tribunales cuando reúna todos los elementos.
Tengo fotos y por supuesto que no hablaría de ésto si no tuviera pruebas”.
Estos son, en suma, algunos
de los avatares políticos que se suceden en dos importantes distritos del sur
del conurbano bonaerense como son Avellaneda y Lanús. Y otra demostración más de
que, si los intendentes y sus funcionarios se asemejan a topadoras cuando
anteponen sus intereses “non sanctos” a los de sus gobernados, se transforman en
verdaderos tanques de guerra y a la vez en transvertidos si de mantenerse en el
poder o escalar más posiciones se trata.
Carlos Machado