Todo comenzó esta semana con una entrevista exclusiva con el concejal capitalino de Fuerza Republicana, Ramiro Ortega, en la misma quedó en evidencia el desmanejo de los dineros públicos por parte del intendente de San Miguel de Tucumán, Germán Alfaro.
Y es que, en la entrevista con el concejal Ortega quedó flotando en el aire la pregunta acerca de a dónde van a parar los recursos con los que cuenta el municipio que maneja el intendente Alfaro. En ese sentido, el concejal manifestó que, en su cargo de titular de la Comisión de Salud en el Concejo Deliberante de la capital, lo destinado a salud realmente es muy poco, a diferencia de lo que pregona falsamente el mandatario municipal.
Mientras en su despacho se agolpan médicos y enfermeras que claman por visibilizar su gran preocupación por cómo se maneja la salud municipal ante la carencia de insumos y servicios de parte de la gestión del intendente capitalino, lo que deberían saber estos profesionales de la salud, es que también sus propias vidas quedaron libradas a la suerte.
¿A qué se debe esta afirmación? Al hecho de que, en el presupuesto Germán Alfaro dispone en concepto de gastos discrecionales unos $1.095.000.000 (mil noventa y cinco millones de pesos), “son $3.000.000 por día aproximadamente, los 365 días del año”, así lo señaló el concejal Ortega. Esto significa que siempre existió una cantidad de dinero suficiente como para asegurar que es inadmisible que sólo se destina apenas unos $60.000.000 a la salud del Municipio en plena pandemia.
Pero, sobre todo, con ese dinero se debiera invertir en comprar las vacunas contra el COVID-19, suficientes como para que se la apliquen tanto quienes están expuestos al virus por el trabajo que desempeñan, como quienes forman parte de algún grupo de riesgo. Pero no, en vez de eso, Germán Alfaro gasta discrecionalmente para él y su esposa cerca del 7% del dinero presupuestado para el Municipio capitalino, que asciende a la cifra de $14.400.000.000 aproximadamente.
El intendente de San Miguel de Tucumán está poniendo en riesgo la vida de los tucumanos que viven en la capital, a partir del descarado despilfarro de dinero que realiza en su gestión, por medio de los denominados gastos discrecionales de los que goza. Ese dinero debería ser invertido en traer a la provincia las inoculaciones necesarias.
No hay excusa posible que pueda esgrimir el intendente, luego de que el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero sostuviera que se intentará acelerar la vacunación en abril y que “cualquier gobierno provincial o municipal, o incluso los privados, pueden salir a comprar dosis por su cuenta”.
Recordamos que Alfaro con el dinero que maneja de forma discrecional, podría comprar 400.000 dosis aproximadamente. Sin embargo, el problema es que al intendente no le importa la gente, sólo le importa el poder como a la mayoría de la clase política. Y es que es necesario remarcar que la ciudad no cuenta con infraestructura propia para hacerle frente a una segunda ola tan contagiosa como letal.
Tal vez, una respuesta certera sea que lo que predomina en el mandatario municipal es la indiferencia, algo que mutó a un egoísmo de parte del intendente, que lo único que le interesa es el manejo de estos millones sin la necesidad de rendirle cuentas a nadie. Y es que, mientras la pandemia de coronavirus avanza a pasos agigantados a lo largo y ancho del país, nuestra provincia y su capital, es uno de los distritos más afectados por el COVID-19. Sin embargo, poco parece importarle a Alfaro que se gasta esa cantidad exorbitante de millones sin que se sepa el destino. Al intendente no le importa la salud de la gente, ni siquiera la de aquellos que lo eligieron.
Es decir, el egoísmo y la búsqueda de poder para él y su mujer es el norte que guía su brújula, porque después de conocer estas cifras millonarias que gasta el mandatario municipal, queda al descubierto que al intendente Alfaro, como a su mujer la diputada Beatriz Ávila, no les importa la salud de la gente y tampoco las vacunas que podrían brindar la inmunidad para los habitantes de San Miguel de Tucumán. Y es que este dinero estaría yendo a sustentar la campaña de su esposa, cuyo objetivo es que se convierta en senadora por Tucumán en las próximas elecciones.
Alfaro tiene a su disposición en términos de gastos “secretos”, lo que equivaldría al 7% del presupuesto general con el que cuenta el municipio capitalino.
Como si eso fuera poco, es un dinero que tampoco está invertido en arreglar de una vez por todas el ruinoso estado en el que se encuentran las calles de San Miguel de Tucumán.
Y es que el abandono que existe en las arterias, da cuenta del abandono y falta de mantenimiento de las mismas. Sin embargo, pareciera ser que al intendente Alfaro poco y nada, tampoco le importa el estado en el que se encuentran, ya que el nivel de deterioro llega a tal punto, que es obvio que llevan mucho tiempo en ese lamentable estado.
Mientras tanto, las calles se han convertido en un campo minado o una hilera de sucesivas trampas mortales para los automovilistas, se acumulan las denuncias y reclamos de parte de vecinos que regularmente sufren la rotura de sus vehículos a causa del mal estado de las mismas. De esta manera, la capital se convirtió en una ciudad detonada, como así también abandonada a su suerte.
¿Los habitantes de San Miguel de Tucumán, conocerán algún día en que gasta Alfaro los $1.095.000.000 mil noventa y cinco millones de pesos?