Duró apenas seis meses el amor entre Mariel Fernández y Pablo Moyano. Desde el jueves a las 0.00 horas los empleados municipales del servicio de recolección de residuos, sindicalizados bajo la tutela de Camioneros (clausula taxativa) sitiaron la plaza frente al palacio municipal.
Para ello, utilizando los vehículos de propiedad municipal y algunos alquilados a una empresa cordobesa, realizaron barricadas en tres de las cuatro esquinas del emplazamiento.
El supuesto reclamo radica en una deuda indemnizatoria con los trabajadores cesados por la empresa concesionaria saliente El Trébol. Los mismos que hora son remunerados por el erario municipal e ingresan sin antigüedad a la nómina del estado.
Hablamos reiteradas veces de la falta de pericia e improvisación de este ejecutivo “Evitista”, acostumbrados a estar del otro lado del mostrador, utilizando la extorsión como arma principal. Mariel Fernández y el entorno acercado por su pareja el gringo Castro, Grabois y ahora Máximo Kirchner; intenta por todos los medios dejar de lado a los dinosaurios pejotistas de la localidad, pero en su desconocimiento supino del manejo de los resortes de la administración pública, comete errores forzados que le van a costar muy caros en la elección intermedia que se acerca.
A escasos diez y seis meses de haber ganado una elección dibujada por la maquinaria electoralista del Instituto Patria, Fernández se muestra poco y mal, aislada por lo menos tres veces por contacto estrecho con personas contagiadas de Covid, cuando aparece, lo hace con una falta pasmosa de carácter y personalidad para manejar estas lides. Ya ha manifestado reiteradas veces que no cree en la reelección para un segundo período.
En el caso del conflicto suscitado con los recolectores, la Intendenta esquivó el bulto nuevamente. La voz autorizada desde el municipio ha vuelto a ser Alberto Conca, su Secretario de Gobierno que esgrimió la endeble excusa de haber solucionado el tema en la última reunión entre los letrados de ambas partes, en la cual la tesorería emitió un cheque para la firma El trébol por 242 millones de pesos como pago final de la deuda contraída desde el periodo anterior a cargo de la administración de Walter Festa.
De esta manera finalizaba la relación contractual entre una empresa proveedora de servicios, siempre sospechada de haber sido introducida por Mariano West y sus secuaces de aquel momento, y el estado municipal.
Por otro lado, restaba solucionar la indemnización que exige Camioneros a todas las firmas que cambian de propietarios y se vuelven a quedar con los empleados (Francisco De Narváez cuando tomó el control de Walmart). Claro que esto resultaría más sencillo si se lo pedís a un municipio fundido que depende en un 70% de fondos coparticipables y dádivas de la caja provincial.
Todos los actores creyeron matar varios pájaros de un solo tiro: mientras que Mariel Fernández rompía definitivamente con el negocia El Trébol-PJ local, Moyano le sacaba un peso de encima a Ferraresi con una cooperativa de recolección de residuos que solo acumulo pasivo mientras presto el servicio en Avellaneda. Además, doble premio a la estrategia, mientras que arreglaba la indemnización de empleados que volverían a ser ingresados como municipales, pero sindicalizados bajo la estructura del gremio; le provocaba un desbarajuste fenomenal al escalafón municipal, al ingresar agentes con sueldos altos para una estructura salarial paupérrima como es la municipal.
Lo cierto es que El Trébol agarro el cheque del municipio y les pago solo el 80% de la indemnización a sus ex empleados.
¿Qué ocurrió en el medio? Lo que nadie quiere decir. El ejecutivo local descontó el acumulado de las multas de la empresa ya liquidada. Por tanto, los antiguos licenciatarios trasladaron el problema hacia abajo. El miércoles pasado había sido fijada como fecha tope para hacer efectivo el restante y no sucedió.
Los muchachos se instalaron frente al municipio a las 0.00 del jueves y permanecieron hasta el sábado al mediodía. En el medio la plaza quedo hecha un basural, plagada de envases de alcohol y de liturgia camionera; gorro, bandera vincha, bombo, sombrillas y trapos por todos lados, hacían de escenografía al lamentable asentamiento. Al mismo tiempo se quemaron decenas de gomas que terminaron por estallar el ya deteriorado asfalto de la calle Asconape.
Algo para destacar, a la falta de tacto de Fernández, debe sumarse el, a esta altura, pésimo trabajo de HCD local de mayoría oficialista, que junto a los aliados peronistas como la concejala Karina Álvarez (a su vez sindicalista), se muestran totalmente inconexos con el ejecutivo haciéndole cometer errores garrafales, como fue la aprobación de esta Ordenanza que involucra a Camioneros con el servicio de recolección de residuos local.
El impasse será hasta el martes venidero, de seguro aparecerá la plata de algún lado… bah, del lado del bolsillo del contribuyente sin lugar a dudas.
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