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Cancel culture, los talibanes de la cultura norteamericana

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Una verdadera anarquía, con rasgos netamente fascistas
Una verdadera anarquía, con rasgos netamente fascistas

En su monumental obra de todos los tiempos “Areopagítica“ (1644), el autor inglés John Milton nos presentaba la primera poderosa defensa de la libertad de expresión en el mundo occidental. “Dadme la libertad de conocer, de expresar, de discutir libremente de acuerdo con mi conciencia, por encima de todas las libertades”.

 

Los enemigos de la libertad de expresión han vuelto, están entre nosotros, son los adeptos de la nefasta “Cancel Culture”, que principalmente desde los EE.UU. están destruyendo, minando nuestra cultura occidental, nuestra libertad de expresión, nuestra democracia.

A principios de este año 2021 me hice una lista, como muchas otras personas, de lo que consideraba más importante que sucediera. A la cabeza de mis deseos se encontraba obviamente la desaparición de la epidemia china del Coronavirus, y en segundo lugar la desaparición, la derrota del otro virus, no menos peligroso, que está poniendo en peligro nuestra entera civilización occidental y nuestras sagradas libertades personales, la llamada “Cancel Culture”, o sea la “Cultura de la Cancelación” de nuestros valores tradicionales, históricos. Para luchar contra el primer virus letal existen ya ahora vacunas efectivas para combatirlo, pero para arremeter contra el segundo que tiraniza cada vez más, en especial en los EE.UU., no hay todavía un remedio efectivo, y ya no alcanza con aplicar la lógica, la integridad, la honestidad. Este peligroso virus que nos acecha diariamente no fue creado en China, sino en nuestro vecino del norte, y está ya contagiando a Europa, y esperemos que no llegue a afectar nunca nuestro continente.

Asistimos a una época de malignos descontroles ideológicos, tanto en el ámbito político, como cultural, universitario, y que cuenta con la ayuda masiva de muchos de los medios, sosteniendo descaradamente que todas las opiniones que no se ajusten a sus radicales creencias deben ser acalladas, canceladas y sus actores perseguidos, silenciados. Una verdadera anarquía, con rasgos netamente fascistas. La situación es tan crítica que la renombrada revista Harper’s Magazin ha publicado una Carta Abierta, firmada por un grupo de 150 intelectuales de todos los colores políticos que incluye a figuras como JK Rowling, Salman Rushdie, Margaret Atwood, Noam Chomsky, Gloria Steinem. En la Carta denuncian las consecuencias negativas de la Cancel Culture para nuestra civilización que persigue y difama a autores que no simpatizan con sus ideas extremistas. En una de las partes de la publicación podemos leer: “La libre circulación de la información y de ideas es la esencia de una sociedad verdaderamente libre, y está diariamente siendo peligrosamente restringida”.

El eco de esta Carta Abierta en los Estados Unidos y en Europa ha sido enorme, y el Cato Institute, de acuerdo a encuestas realizadas, llegó a la conclusión que aproximadamente un 70 % de la población norteamericana desaprueba el accionar de los integrantes del Cancel Culture.

Para destacar mejor la gravedad y locura de las acciones que están cometiendo estos verdaderos talibanes de la cultura norteamericana mencionemos aquí tan sólo algunas de sus acciones.

-La furia iconoclasta de estos grupos ha destrozado, derribado y vandalizado cientos de monumentos históricos a lo largo y ancho del país, entre ellos aquellos dedicados a héroes nacionales como George Washington, Thomas Jefferson, Abraham Lincoln, pero también de Cristóbal Colón, de Cervantes. Todos ellos sospechados de ser supremacistas blancos. En Nueva York el Gobernador Cuomo intenta sustituir la estatua de Colón por una dedicada a la heroína afro-americana de la colectividad Lgbtq Marsha Johnson.

-Esta malsana obsesión de cancelar la cultura tradicional, es especialmente poderosa dentro de las universidades más prestigiosas de los Estados Unidos, donde ha surgido esta pesadilla producto del marxismo cultural. En la afamada Universidad de Princeton, en el marco del departamento de estudios clásicos, se ha dispuesto eliminar todos los textos de filósofos griegos y latinos, porque la mayoría de los profesores los consideran nocivos y representativos de una ideología cercana a la supremacía blanca, y no indicada para las nuevas generaciones. En la misma universidad, el Instituto de Estudios Internacionales llamado hasta ahora “Woodrow Wilson”, en honor al ex presidente norteamericano, cambiará su nombre por uno más indicado de acuerdo al movimiento de extrema izquierda progresista.

De esta locura cultural desatada por este virus maligno ni se salvó la Odisea de Homero. En el Estado de Massachusetts, en la localidad de Lawrence, el director de la institución, acompañado por muchos de los profesores, apoyó esta decisión argumentando “estamos orgullosos de cancelarla porque es fundamentalmente racista y no es adecuada para nuestros estudiantes”.

-La renombrada universidad de Howard en Washington D.C., la más importante de la comunidad afro-americana, donde se formó la actual vice presidenta del país Kamala Harris, ha decidido desmantelar, cancelar todos los cursos relativos a los estudios clásicos, tanto en el ámbito filosófico, como literario y político, por tener el pecado original de tener un contenido de “supremacía blanca”.

-La locura de la cancel culture llega hasta a atacar el estudio de las matemáticas argumentando que en el fondo es racista y que “dos más dos son cinco”, porque de acuerdo al profesor Laurie Rubel de un liceo en Brooklyn en New York “dos más dos son cuatro” huele a una supremacía blanca patriarcal y hay que absolutamente decolonizar. Esto nos recuerda la novela futurística “1984” de George Orwell, en la cual el personaje central Winston Smith vuelve locos a los miembros del partido dominante por insistir en afirmar que “dos más dos son cuatro”. Sólo después de haber sido torturado por los que detentan el poder acepta finalmente que “dos más dos son cinco”.

-También muchas de las grandes casas editoriales, distribuidoras de libros, bibliotecas públicas y librerías están siendo dominadas por esta nueva ideología, y autores libertarios, conservadores o independientes encuentran muy difícil el publicar sus obras. Es así que por más increíble que parezca existe una lista negra de los libros que ya no se pueden vender o distribuir, y que difícilmente se encuentran; entre ellos los libros de George Orwell, Ray Bradbury y los clásicos libros de autores como Scott Fitzgerald, Mark Twain y tantos otros.

-Muchas películas de la época de oro de Hollywood amadas en todo el mundo como “Lo que el viento se llevó” ya no están más disponibles en canales que se especializan en emitir clásicos de la cinematografía mundial o aparecen con advertencias previas. Hollywood abraza la cultura de la cancelación, con el resultado que en la última premiación de los Oscares el público televidente se redujo en un 50 %.

-Ni los libros infantiles y muchos de los dibujos animados de Disney se han salvado de esta censura fascista que domina el escenario cultural americano. Por lo menos 25 populares libros infantiles han sido retirados de circulación en estos últimos meses. Hasta Speedy Gonzalez no se salvó de esta furia por ser considerado xenófobo. Lo interesante de este caso es que la población mexicana y latina en los EE.UU. ha sido la que más se ha quejado por esta medida.

-En cuanto a la situación en los medios de comunicación y a la libertad de prensa la realidad es más que alarmante. Periódicos que intentan ser un poco críticos son regularmente censurados y los periodistas que valientemente escriben en ellos perseguidos y denostados sistemáticamente. Tan sólo un ejemplo: el tradicional New York Post, uno de los más antiguos periódicos del país es perseguido y censurado por publicar informes acerca de la evidente corrupción que rodea a la familia del Presidente Joe Biden.

Cancel Culture es un virus altamente contagioso; lo han reconocido varios gobernantes europeos, especialmente en Francia, Inglaterra e Italia, que tratan de frenar la llegada de la epidemia al viejo continente. En Francia el presidente Emmanuel Macron ha sido claro y enfático en señalar que su país debe cerrar fronteras a este maligno producto de exportación norteamericano. Tanto el Presidente como su Ministro de Educación consideran el peligro como existencial. Jean Michel Blanquer, a cargo de esa cartera, habló de una guerra que se debía librar contra la malsana ideología de muchas universidades norteamericanas. También el Primer Ministro inglés Boris Johnson expresó su gran preocupación por el peligro que enfrentan universidades de su país como la Universidad de Leicester de ser invadida por este maligno virus.

¿Qué hacer, cómo defendernos mejor frente a esta otra pandemia, esta vez norteamericana que enfrentamos? El director del Departamento de Psicología de la Universidad de Rutgers, el profesor Lee Jussim, toca muy bien el tema candente con gran valentía y busca explicarlo y buscarle soluciones posibles. Sus trabajos son publicados por la renombrada revista Psychology Today que valientemente se atreve a tocar este tema ignorado por tantas universidades y grandes medios de comunicación. Jassim define a este virus como “Kafkiano por lo bizarro, Orwelliano por el desprecio a la verdad, la lógica y la evidencia y Maoísta por la imposición autoritaria de nuevas normas culturales antidemocráticas “, agregando que “los ataques a las personas de pensamiento diferente se basan en la humillación pública y en tratar de aislarlas de su entorno social”.

En el año 213 a.C. el emperador Chino Qin Shi Huang enterró vivos a 460 escritores antes de quemar todos sus libros y manuscritos en todo su reino, de manera de poder hacer que la historia lo recordara a él y a su reino positivamente. Claro que hoy en día la situación es bien diferente, pero es una buena advertencia para estar bien atentos y luchar por nuestros valores, nuestra civilización occidental, y a no ser tibios y a no dejarnos engañar, porque lo que estamos viviendo tiene fuertes reminiscencias del puritanismo del siglo 17 y de la Inquisición Española.


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3 comentarios Dejá tu comentario

  1. Un tema muy actual que creo que ya se ha instalado en Argentina. Es un indicio de una cultura autoritaria, fascista. Muy buena nota, gracias.

  2. Zapata...no hay forma de cancelar nada. La posmodernidad dio lugar a la era neo medieval que tiene mucho de revanchismo. No se preocupe, en unos años volvemos a la normalidad. Lo bueno es que todavía no empezamos con la quema de libros, ni creo que pase ni haga falta. Es un inicio. Tal vez volvamos al racismo, a censurar violentamente a los gays....que la mujer vuelva a sus raices (a la cocina). Al mundo que usted y yo conocimos y que reconocemos como valido. Sepa esperar...

  3. El autor exagera su ingenuidad cuando nos desinforma asegurando que esto es como un virus y que es de origen yanqui. Es el riesgo de la fenomenología, nos fuerza a volvernos gnorantes sobre las causas y a enfocarnos en el fenómeno como si fuera autónomo o espontáneo. Seguro van a encontrarle algún equivalente a los murciélagos y a los pangolines. Pero no, la cultura de la cancelación tiene un origen bien claro y definido, en alguna medida cultural y en gran medida como estrategia de poder. Lo que pasa es que el virus fue smbrado hace mucho y los que lo sembraron ya ni siquiera siguen vivos ni las personas ni el sistema que originalmente lo creó. Pero el virus sobrevivió en las academias y en las universidades y el resultado es lo que hay. La cultura de la cancelación viene de la militancia social y la teoría crítica, pevia redefinición de lo que es identidad y de lo que es la critica a una especie de defensa de guerra para la defensa de los trapos. La correcta defensa de los trapos requiere indefectiblemente el ataque constante a los enemigos. Hay mucho más y cada detalle cierra perfectamente. Esto no es otra cosa que el sistema de pensamiento pre marxista, el idealismo absoluto y sus derivados. Identidad social, condena al individualismo, verdades relativas, relatos convenientes, muerte de la objetividad y de los hechos, teoría crítica, grupos oprimidos y opresores, justicia social, dialéctica, la política como la guerra, el culto de la personalidad del líder, preferencia por el pensamiento de grupo, imposición del pensamiento único, totalitarismo, dictadura militar. Se puede mostrar como todos estos aspectos o etapas se encadenan como fichas de dominó de manera inexorable. Pero también sabemos cuál es la primera ficha y es el abuso de eufemismos, esencias, abstracciones y figuras literarias, surgidas del neoplatonismo que invadió la literatura desde la edad media hasta las ciencias naturales en el siglo diecinueve. Es muy instructivo en este aspecto el decreto del Papa que instauró la inquisición comenzaba con una lista de grupos que incluían y definían a los diversos tipos de personas que serían destinadas al proceso y al castigo. Lo que juzgaba la inquisición no eran los hechos ni los dichos, era el SER del procesado, su espíritu, para determinar si se podía sospechar que estuviera en alguna de las categorías condenadas. La inquisición y la cancelación se parecen tanto porque tienen el mismo origen neoplatónico. Ahora existe lo que denominan "unconscious bias", que sería una tendencia inconsciente al racismo. El alcance de esto no se limita a algunas culturas o tribus urbanas, porque esto ya es un hecho forzoso en el sistema educativo y laboral en muchos estados de la unión. Como queda claro, la preocupación de esta gente no es ni lo que se dice ni lo que se hace sino la psicología del acusado, y esa psicología o esa desviación es "juzgada", y castigada junto a sus supuestos portadores, por gente que obviamente tiene unas tendencias y necesidades explícitas en su contra. Ni hablar de cómo harían los que persigue la tendencia inconsciente de los otros para demostrar que ellos mismos no la tienen, y que por eso estarían sobre actuando por la contraria. Las teorías crítica e raza y de género, son abiertamente impuestas por la fuerza en el sistema educativo de muchos estados con gobierno del partido demócrata. Nadie niega ni oculta que el origen y la propiedad intelectual de esas "teorías" es de la Escuela de Francfort y que son una estrategia para la instalación del pensamiento premarxista como parte del sentido común, mediante la instalación de sus conflictos y sus "actores".

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