¿Qué les quita el sueño a los argentinos? Primero, los problemas económicos. ¿En segundo lugar? Los problemas económicos. ¿En tercer lugar? Sí: lo mismo. La inseguridad viene después. ¿Cuándo llega el Covid? Después. Después de la inflación, el desempleo, la inseguridad y la corrupción.
Aun después de más de cien mil muertos, los temas económicos son, por lejos, y según todos los encuestadores, la primera preocupación de los argentinos.
Y los argentinos son especiales también en sus expectativas: Sin diferencias de clientes o tendencia política, los encuestólogos coinciden en que los optimistas no superan hoy el 30 por ciento del electorado. Más de la mitad cree que estaremos peor. El resto cree que todo seguirá igual: igual de mal.
¿Lo saben los políticos? Sí, porque son ávidos consumidores de encuestas.
No. El tema económico es una materia que reprueban tanto el oficialismo como la oposición. Cada uno tiene motivos diferentes. El gobierno tiene un problema de performance evidente: aumentó la pobreza, la inflación no para, no hay inversiones, y las expectativas en el futuro económico de la Argentina son negras. El 80 por ciento de los jóvenes dice que emigraría si tuviera una opción para hacerlo.
La gran apuesta del gobierno del presidente Alberto Fernández es inyectar todos los billetes posibles en los bolsillos de sus potenciales votantes mediante planes sociales o a través de paritarias que ya tienen vía libre: liberaron el “cepo” de 29 por ciento que había sugerido a principios de año el ministro de economía, Martín Guzmán, para que no se desmadre la inflación. No tiene más para ofrecer.
Por eso se entiende que el presidente Alberto Fernández firmara el decreto que habilita comprar o permitir donaciones de vacunas de Estados Unidos a pesar de los cuestionamientos del instituto Patria. No se puede pretender pedir el voto habiendo fracasado tanto en economía como en la vacunación, pensó el presidente.
Desde el gobierno ya están abriendo el paraguas con un eslogan de “mucho realizado y mucho por hacer”, para abrir la puerta a justificar el desastre económico actual con la pandemia y -obviamente- la herencia recibida del anterior gobierno de Mauricio Macri.
Y la oposición, ¿está aprovechando esta desorientación del gobierno para convencer al electorado de que es una mejor opción y que aprendió de los errores que cometió cuando le tocó ser gobierno?
Mejor no hablar de ciertas cosas. Se viene una elección legislativa, justifican en la oposición: no se elige a quién debe gobernar el país, sino la composición de parte del Congreso para alentar o frenar al gobierno. El presidente Alberto Fernández seguirá por dos años más.
Sin embargo, el votante no hace disquisiciones tan finas, y por eso las elecciones de medio término son verdaderos plebiscitos de la gestión o apuestas a nuevas esperanzas.
El ex presidente Mauricio Macri aprobó cómodo las legislativas de 2017. Pero después no supo qué hacer con esa bocanada de aliento que le dio el electorado y eligió seguir en el piloto automático del “gradualismo”.
El final de la historia es conocido
¿Podría esta vez ser diferente? Macri tuvo en octubre de 2017 un plebiscito a favor porque tenía una aprobación de gestión que había arrancado en 70 por ciento, y, pese a algunos contratiempos, recuperó terreno y llegó a las legislativas con 60 por ciento de aprobación.
Hoy, según datos de la Universidad de San Andrés, ese es el nivel de desaprobación que tiene la gestión del presidente Alberto Fernández.
Suena sencillo: bastaría con convencer al electorado de que la actual oposición aprendió de su fracaso en el gobierno. Es tal la desesperanza de la opinión pública argentina, que cualquier atisbo de que los políticos entienden sus errores y están en condiciones de superarlos puede generar una chispa y hacer explotar de esperanza a una sociedad tan depresiva.
Sin embargo, esta opción no parece tan sencilla. Ante la primera pregunta del oficialismo de “y por qué no lo hicieron cuando fueron gobierno”, la oposición se queda sin respuesta.
Hoy Jaime Durán Barba está en Ecuador y no dirige la campaña electoral. Pero el legado del gurú ecuatoriano hizo carne en la filosofía electoral de lo que alguna vez fue Cambiemos y hoy se llama Juntos: leer bien las encuestas y buscar la forma de ofrecerle al electorado lo que pide. Demostrarle que se lo escucha. No plantear nada de complejos planes económicos ni nada que pueda ser tildado de “ajuste” por la contra. No hacer grandes discursos ni explicar demasiado, porque la gente se cansa de escuchar.
Además, dice el credo, explicar mucho, en la era de las redes sociales, es “viejo”.
Por el contrario, hay que demostrarle al votante que se lo escucha: la campaña no es para transmitir planes, diagnósticos ni ideas nuevas, sino para convencer al electorado de que se lo escucha, reza el credo duranbarbiano.
Los líderes que ofrecían visiones y planes y tenían que explicar sus propuestas son “del pasado”, sostiene esa filosofía electoral, que fue una máquina de ganar elecciones para el PRO, primero, y para Cambiemos, hasta 2019.
Ahora se plantea un desafío totalmente distinto: cómo vender una propuesta que ya fracasó sin explicar nada y solo “escuchando” a la gente. ¿Servirá la misma medicina para otra enfermedad?
Para complicar más las cosas a los candidatos de la oposición, el ex presidente Mauricio Macri lanzó un libro, Primer Tiempo, que es una suerte de “cepo” a cualquier autocrítica y demostración de aprendizaje que permitiría hoy a la oposición mostrarse superadora de su fracaso. El expresidente planteó su libro como su “autocrítica” definitiva. Cualquier otra crítica sería un parricidio.
Los ojos de los analistas están puestos en el economista Martín Tetaz, segundo en la lista de diputados capitalinos encabezada por María Eugenia Vidal y crítico de la política económica del gobierno de Macri: está ahí porque el jefe de gobierno Horacio Rodríguez Larreta está entendiendo que necesita regenerar algún tipo de esperanza en el tema económico.
¿Alcanzará su sola presencia para convencer al electorado que la oposición aprendió de su fracaso?
Difícilmente pueda un candidato a diputado en un distrito generar un cambio de expectativas en el electorado de todo el país si en todos los distritos los candidatos no adoptan un discurso unificado que regenere la esperanza que generó en su momento el propio Mauricio Macri, que desde la ciudad supo instalar el “relato” de que si llegaba al gobierno iba a poder resolver el desastre económico único en el que se convirtió la Argentina.
Ese es el gran desafío de la oposición. En la Argentina el voto es “obligatorio”. Pero es obligatorio entre comillas, porque un electorado desencantado, sin esperanzas, sabe que el costo de elegir asado o fulbito ese domingo -en lugar de ir a votar- es prácticamente nulo.
al gobierno comandado por Cristina le interesa ganar las elecciones para su impunidad, a Alberto para que no diga que el es culpable de la derrota y a kicillof por que es el besa pies de su patrona,y a la oposicion le interesa unicamente para ganarle al peronismo, y otra ves estamos ante la maravillosa idea de De la Rua -Alvarez una juntada para ganarle a Menem,por lo visto no aprendimos nada, propuestas no se les cae ninguna,ni al pesimo gobierno peronista ni a la oposicion,y encima el presidente ahora quiere tomar mediadas anticonstitucionales con respecto a los jueces.le sugiero a Don Alberto deberia leer la constitucion en el capitulo tercero art.99 son pocos 20 items que le mostraran que Ud, sabe tanto de la constitucoion como yo se de abogacia,sugiero que curse otra ves la materia de derecho constitucional,pero trate que sea un idoneo en la materia ,el pais agradecido,por que le aseguro que entre sus aduladores ninguno no leyo ni siquiera el preambulo en el septimo grado de la primaria,
Estamos viviendo en un sistema capitalista, ¿¡cómo no va a ser los problemas económicos lo que más preocupa!? Si se cae la economía, se cae todo, porque todo se maneja con dinero, la salud, la educación, la seguridad, el trabajo,… todo se cae, es obvio que lo que más importe sea la economía. Es por eso que en plena pandemia, no podemos permanecer en cuarentena por mucho tiempo, pues la máquina de hacer dinero “no se puede parar”, si se pudiese parar y encerrarnos por un mes (parar todo, no la payasada que se hizo como cuarentena), ya hubiésemos salido de esta pandemia y sin la necesidad de fabricar vacunas, que al final están demostrando que, al menos las que hay en curso, no van a parar la pandemia sin la ayuda de estrictas restricciones. Esto es algo que invita a la reflexión, ¿no estaremos equivocándonos haciendo que las cosas que son de vital importancia, como por ejemplo la salud y la educación dependan tanto de la economía?, ¿no será esta una falla del sistema capitalista que deberíamos corregir? Ya que hemos decidido vivir en comunidad, ¿no sería mejor organizarnos de manera tal que las cosas importantes para la vida no dependan de la economía, y así garantizar su buen funcionamiento en momentos de crisis, que es justamente cuando mejor deben funcionar?. Por si alguno piensa que soy comunista, aclaro que no me interesa ningún “ismo” en absoluto, encerrarse en una idea es limitar el pensamiento, no conduce a nada positivo, prefiero tener libertad de pensamiento. Pienso que lo que realmente debe interesarnos, es organizarnos para vivir en sociedad de la mejor manera posible. Además la historia nos demuestra que los “ismos” solo sirven para crear grietas en las sociedades, fraccionarlas y enfrentarlas, nada positivo.
¿Organizarse? ¿Ser ordenado, ser responsable? ¿Ser razonable en los actos? Eso no va con el kakismo, esta gente criminal, corrupta y desvegonzada, genera el caos, para barrer mejor (la guita) por eso politizan todo. Para generar confusión por doquier... Asi luego implantar su autoritarismo. El peronismo ya sabemos se ordena verticalmente.