Conocer las causas ha sido una de las premisas básicas de cualquier investigador que se precie desde la Antigüedad hasta la actualidad. En el caso de la pandemia de Sars-CoV-2 conocemos las consecuencias. El desastre que produjo en la salud de la población mundial, en la economía y en las relaciones diarias. Pero saber que paso en el principio, en la ciudad china de Wuhan, a fines del año 2019 e intentar rastrear al paciente cero, no parece ser un dato menor para comprender los secretos de un virus que, con sus constantes mutaciones, ha trastocado la vida entera en el planeta Tierra.
Para algunos virólogos e infectólogos de prestigio indagar por el comienzo de la pandemia es una pérdida de tiempo y recursos, en particular si tomamos en cuenta la gran cantidad de virus que han saltado desde los animales a los seres humanos en la historia de nuestra existencia como especie, sin embargo, una declaración de un investigador en jefe y una selección de personal de la OMS han puesto el tema entre los más relevantes de las últimas horas.
Además, un prestigioso y polémico investigador, habitual colaborador de revistas especializadas de medicina como Lancet y Nature, y de periódicos estadounidenses de gran circulación, ha realizado una grave denuncia que implica a funcionarios del Partido Comunista Chino en extraña connivencia con altas autoridades de los EE.UU. para ocultar y desviar información que podría esclarecer el origen de la pandemia por coronavirus.
Nicholas Wade, escritor y divulgador científico británico que en el año 2015 provocó muchos comentarios en el ámbito de la biología al publicar el libro “Una herencia incómoda” que afirmaba la tesis que la evolución humana reciente ha dado como resultado las razas y que existe una influencia genética en el comportamiento social humano, volvió a encender la polémica con su teoría acerca de “una fuga de laboratorio que explique todos los datos disponibles acerca del Sars-CoV-2”.
Ante la pregunta ¿de dónde surgió el nuevo coronavirus? existen dos grandes líneas de investigación. La primera, en la que coinciden una gran cantidad de científicos, señala que el virus se propagó de un animal a un ser humano por naturaleza. Jeremy Farrar, director de Wellcome Trust, escribió en el diario The Guardian que “la mejor evidencia científica apunta a esto”.
Ahora bien, la segunda línea de investigación, es una opción más inquietante, por las implicancias éticas y, por ende, políticas que conlleva. Consiste en la posibilidad que el virus haya evolucionado de manera natural pero que se filtró a la comunidad global cuando algún empleado de un laboratorio en Wuhan se infectó a partir de una muestra y accidentalmente se difundió. U, otra variante de esta teoría relacionada con la praxis humana, sostiene que científicos de un laboratorio en Wuhan manipularon muestras de virus y liberaron accidentalmente o intencionalmente el patógeno.
Para Nicholas Wade la teoría de un error humano “no solo es una hipótesis muy plausible, sino que es la más probable".
En un artículo de 30 páginas que fue publicado en el Bulletin of Atomic Scientists, una revista que trata temas de políticas públicas y seguridad mundial, Wade afirma que "me parece que los defensores de la fuga de laboratorio pueden explicar todos los datos disponibles sobre el SARS 2 mucho más fácilmente que aquellos que favorecen la emergencia natural" y agrega, como principal argumento en favor de la teoría de un virus originado en un laboratorio que “el patógeno fue desde el primer momento particularmente adecuado para infectar a los humanos mientras que existe poca o nula evidencia que muestre una evolución natural de un virus de los murciélagos a un virus que ataca a las personas”.
El prestigioso virólogo argentino Pablo Goldschmidt, radicado en Montecarlo, no concuerda con estas teorías relacionadas con las prácticas humanas. Autor de libros especializados en la materia, sostuvo en conferencias de las que participó NA, que “hay 5200 virus en un murciélago. Son animales que viven hacinados y amontonados. Si se le saca sangre a un murciélago, se le va a encontrar zika virus, chikunguña y distintos tipos de coronavirus. ¡Basta con las teorías del complot! Este virus no se hizo en un laboratorio, existen los murciélagos salvajes”.
Sin embargo, a comienzos del mes de Julio, más de 30 científicos de las principales universidades del mundo volvieron a pedir en una carta abierta una investigación exhaustiva del origen del Sars-CoV-2, en momentos en que gana, cada vez con más fuerza, la hipótesis sustentada por Nicholas Wade.
Entre los científicos que firmaron la misiva se encuentran algunos de los investigadores que han liderado el estudio del nuevo coronavirus, como la inmunóloga Akiko Iwasaki, de la Universidad de Yale (EE UU); el microbiólogo David Relman de la Universidad de Stanford (EE UU); y el epidemiólogo Marc Lipsitch, de la Universidad de Harvard (EE UU).
Los autores critican públicamente el informe de la misión conjunta de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y China, que concluyó con la hipótesis del accidente de laboratorio, al sostener que era “extremadamente improbable”, mientras que la transmisión natural desde un reservorio animal era “probable o muy probable”.
Al menos 18 de los 30 científicos opinaron que no hay pruebas para afirmar esto y recuerdan que el equipo chino se encargó de preparar la información y las muestras que luego fueron analizadas por los expertos de la OMS. La posibilidad del escape de un laboratorio solo se contempló en cuatro de las 313 páginas del informe final, enumeraron los investigadores.
La directiva de la OMS parece haber reaccionado a las críticas y convocó, el viernes 20 de agosto, a un proceso de selección de 25 expertos que formarán parte del Grupo de Asesoramiento Científico sobre los Orígenes de los Nuevos Patógenos (SAGO, por sus siglas en inglés).
Esta oficina asesorará a la OMS sobre las consideraciones técnicas y científicas relativas a los orígenes de los patógenos emergentes y reemergentes de potencial epidémico y pandémico, y estará compuesto por una amplia gama de expertos que actuarán a título personal. Y, desde luego, volverán con la investigación por el origen del Covid-19.
Un punto que, además, fue solicitado El Dr. Peter Ben Embarek, jefe del equipo que investigó el origen del Sars-CoV-2 quien afirmó a la televisión de su país, Dinamarca, que “el Covid-19 pudo comenzar después de que un investigador de un laboratorio de la ciudad china de Wuhan se infectara con un murciélago”.
Ben Embarek continuó explicando, “es allí donde el virus pasó directamente de un murciélago a un humano y, en este caso, ocurrió entre un empleado de laboratorio y no entre un campesino u otra persona que tuviese un contacto regular con este animal”.
Al ser consultado acerca de la reacción de las autoridades del gobierno comunista de China, Ben Embarek, afirmó haber tenido grandes dificultades para discutir esta teoría con las autoridades chinas. “Durante las visitas tuvimos una introducción y luego pudimos hablar y preguntar sobre todos los temas. Sin embargo, no pudimos consultar ningún tipo de documentación”, precisó el experto.
El ocultamiento de Occidente y Oriente
Esta reacción defensiva del gobierno chino tuvo su contraparte en Occidente en los Estados Unidos según se ocupó de denunciar Nicholas Wade.
“China recibió una ayuda considerable, por extraño que parezca, de altos funcionarios de investigación médica en el Reino Unido y Estados Unidos que manejaron mal y descarrilaron efectivamente la investigación inicial sobre los orígenes del virus. El mal manejo comenzó en una teleconferencia fundamental celebrada el 1 de febrero de 2020”.
La conferencia virtual que cita Wade fue organizada por Jeremy Farrar de Wellcome Trust, una gran organización benéfica de investigación médica de Londres, que sostiene la hipótesis de un traspaso natural del virus de un animal a un ser humano y cuya opinión citamos más arriba.
Ahora bien, la noticia de la conferencia surgió a la opinión pública luego de la publicación, en el mes de junio, de correos electrónicos de la oficina de Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID) de los Estados Unidos.
Nicholas Wade explicó que “la conferencia se llevó a cabo para discutir la opinión unánime de un grupo de virólogos de que el virus SARS-2 había sido manipulado en un laboratorio. Sin embargo, a los pocos días de la reunión, los virólogos invirtieron abruptamente su conclusión. Los participantes de la reunión se involucraron más tarde en dos cartas a revistas científicas que afirmaban que el virus debió haber surgido de forma natural y que condenaban cualquier sugerencia de manipulación como una teoría de la conspiración. Estas dos cartas, a The Lancet y Nature Medicine, dieron forma a las opiniones de los principales medios de comunicación durante más de un año. Incluso hoy en día, nadie puede decir con certeza si el virus SARS-2 surgió de forma natural o se escapó de un laboratorio. Mucho menos podría alguien haber estado seguro en ese entonces”.
Este debate no ha hecho más que comenzar y ha escalado en el Senado de los Estados Unidos y en la Justicia Penal de ese país.
El senador republicano Rand Paul, hijo del ex legislador texano y también médico Rand Paul, sostuvo en el Senado estadounidense que “Anthony Fauci afirmó que toda la evidencia señala que el virus provino de un laboratorio y que debe haber una responsabilidad de aquellos que financiaron al laboratorio, que incluyen al mismo doctor Fauci”.
De esa manera el senador texano, cercano a las posiciones del ex presidente Donald Trump, acusó a Fauci de haber financiado la investigación conjunta en el Instituto de Virología de Wuhan, en China, para fabricar virus animales más transmisibles en humanos.
Desde luego que Anthony Fauci le replicó al senador que era un mentiroso. Y el senador texano terminó por enviar una acusación penal al Departamento de Justicia, dirigido por políticos demócratas, para enjuiciar a Anthony Fauci por sus presuntas mentiras ante el Senado estadounidense.
El antecedente de Azul en la Provincia de Buenos Aires
El biólogo, escritor y profesor Eduardo Wolovelsky, analiza desde Argentina este debate y afirma a NA que “el ocultamiento ensayado sobre la posibilidad del origen del Covid-19 muestra lo importante que es cuestionar la actitud reverencial que se tiene hacia la ciencia para reemplazarla por otra que la examine con ojo de lince y que, además, induzca a que los propios científicos y técnicos confronten con el resto de la sociedad la razón, el sentido y las consecuencias de sus decisiones”.
Su mirada crítica acerca de las decisiones adoptadas durante la pandemia es trasladada al tratamiento que tuvo el análisis del origen de la crisis sanitaria mundial.
“En relación al posible origen artificial y la consecuente diseminación accidental del virus SARS-CoV-2, es evidente que existió un esfuerzo significativo de eminentes virólogos para desmontar esta hipótesis. Sin embargo, y en función de los datos obtenidos, que van desde la estructura molecular del virus hasta los vínculos institucionales de los centros de investigación y de los departamentos gubernamentales, la perspectiva de que el SARS-CoV-2 pueda ser una forma viral elaborada en un laboratorio toma cada vez toma más fuerza y adquiere cada día mayor legitimidad”.
Y, pone como ejemplo el extraño caso, nunca aclarado por las autoridades, de lo que sucedió en Azul, localidad de la provincia de Buenos Aires en la década del ’80 del siglo pasado con una valija diplomática y operadores de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en suelo nacional.
“El SARS-CoV-2 no es el primer virus que se pudo haber fugado de un laboratorio. En 1977 una variante H1N1 del virus de la gripe se filtró de un centro de investigación produciendo una pandemia con 700 mil muertes. En 1995 ocurrió nuevamente con el virus de la Encefalitis Equina Venezolana y entre 2003 y 2004 se produjeron cuatro fugas del virus Sars-CoV responsable del SARS. Ahora bien, en 1986 ocurrió algo distinto. Una novedad. En Azul, Provincia de Buenos aires, se introdujo intencionalmente un tipo viral recombinante formulado a partir del virus vaccinia, vacuna contra la viruela, y del responsable de la rabia. Traído en valija diplomática, fue liberado al ambiente en un campo experimental dependiente de la Organización Panamericana de la Salud para ensayar su eficacia como vacuna”.
Por ello, el investigador concluye con la importancia de intentar hallar la causa de la actual pandemia al afirmar, “estudiar el origen del virus SARS-CoV-2 es fundamental para entender el COVID-19 pero no solo importa por eso. Puede enseñarnos a entender y, así evitar, las tragedias que la desmesura cientificista provoca”.