Dicen que no hay peor ciego que el que no quiere ver ni peor sordo que aquel que no quiere escuchar. Ese es justamente el caso de Osvaldo Jaldo, quien resultara el gran derrotado en las PASO del domingo. Y es que el titular de la Legislatura se dejó vender espejitos de colores con uno de los integrantes del parlamento tucumano, el ex intendente de Tafí del Valle y actual legislador “jaldista” procesado por corrupción, Jorge Yapura Astorga.
Típico accionar de parte de alguien que no es de fiar, Yapura Astorga le habría mentido al mismísimo vicegobernador que él es el dueño absoluto de los Valles y Osvaldo Jaldo habría incurrido en el grosero error de haber creído en las palabras de un dirigente político cuestionado a diestra y siniestra dentro de la clase política. En ese marco, el presidente de la Legislatura se dejó llevar por la desesperación.
Y es que Osvaldo Jaldo cometió el error de confiar en la posibilidad de poder sumar la mayor cantidad de votos guiado por la idea equivocada acerca de que podría vencer al gobernador y presidente del Partido Justicialista de la provincia, Juan Manzur. En ese contexto, es que Osvaldo Jaldo se rodeó de la gente equivocada, algo que dejaron en evidencia las urnas que así lo demostraron.
Pero cabe señalar que el error en el que habría incurrido Osvaldo Jaldo no solamente implica haberse creído las mentiras del procesado por corrupción Jorge Yapura Astorga. Sino que, además, esa confianza estaría acompañada de una fuerte inversión de millones de pesos en el legislador, que le mintió en la cara, que tenía a los valles en la palma de su mano. De esta forma, la gente de Tafí del Valle le demostró al vicegobernador que se equivocó al elegir al procesado legislador.
Incluso, a la vista de los magros resultados conseguidos por Osvaldo Jaldo en la provincia en general, y en Tafí del Valle en particular, el vicegobernador debería evaluar seriamente si fue estafado por el propio Yapura Astorga. ¿Acaso no era vox populi que el nombre del legislador jaldista es mala palabra en los valles y que quedó manchado luego de que se conociera sus fechorías de la época en la que era intendente?
En ese sentido, cabe preguntarse entonces: ¿Osvaldo Jaldo le recriminará a Yapura Astorga el haberlo engañado de vil forma? ¿Irá más lejos todavía y romperá relaciones de forma definitiva con quien llegó a la legislatura sólo en busca de fueros que lo salven de terminar encerrado en la cárcel? Y si de prisión hablamos, lo ocurrido el domingo, ¿Será el puntapié definitivo para que el vicegobernador le suelte la mano a Yapura Astorga?
El refrán popular indica que para el engaño hacen falta dos personas. En ese sentido, estas son horas en las que, en la intimidad, Osvaldo Jaldo no sólo mastica la bronca de la derrota estrepitosa ante el gobernador Juan Manzur. No sólo es consciente de que su oportunidad de suceder al titular del PJ al frente del Poder Ejecutivo se convirtió en un barco que se hundió sin siquiera haber partido.
Por estas horas, Osvaldo Jaldo lamenta más que nada el haber sido engañado por las mentiras de Yapura Astorga. Y es que, al igual que se pregunta la opinión pública, ¿Cómo es posible que un dirigente político de la vasta experiencia y trayectoria del vicegobernador pueda dejarse engañar con un impresentable como el procesado legislador provincial? No se trató de un canto de sirenas, sino del embuste de parte de un hombre marcado por las acusaciones de corrupción.
¿Acaso no deja planteado el interrogante acerca del destino que en verdad le dio Yapura Astorga a los millones de pesos que Osvaldo Jaldo le habría dado pensando que podría ganar en Tafí del Valle? El vicegobernador debería reflexionar por estas horas sobre la inocencia con la que se dejó engañar por parte de un dirigente político que debería estar sentado en el banquillo de los acusados y respondiéndole a la sociedad por sus espurios actos.
Actos delictivos, según la acusación de parte de la Justicia de Tucumán, por lo que todavía no ha sido juzgado, entre otras razones, por la protección que le brindaría la legislatura que conduce, justamente, Osvaldo Jaldo. Un sitio que se ha convertido en un aguantadero de delincuentes, sobre el cual su titular tendrá la oportunidad histórica de comenzar a limpiar con el fin de resguardar el honor de esa institución y que no sea mancillado por un personaje como Jorge Yapura Astorga.