Inesperado para propios y extraños, el resultado de las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias causó conmoción en el oficialismo, por la magnitud de la derrota. Lo bueno para el Frente de Todos es que nada se definió aún formalmente, y que tiene dos meses para recomponerse… Lo malo es que todo puede ser peor.
Hay antecedentes que pueden llegar a entusiasmar a los oficialistas, como la recuperación de puntos que tuvo Mauricio Macri en 2019, de una elección a la otra, dato que refrescó tras la catástrofe oficialista José Pablo Feinmann: tan grande había sido la derrota inicial, que la recomposición posterior maquilló en gran medida el traspié.
¿Puede revertir la derrota el Frente de Todos? Es difícil, a luz de los antecedentes. En 2011, primera vez en que se aplicó el sistema de elecciones PASO, el kirchnerismo ganó por el 47,98 en las primarias y luego elevó ese porcentaje al recordado 54,11%. En 2015 el Frente para la Victoria creció menos que Cambiemos de una elección a otra: fue del 36,69% alcanzado por Daniel Scioli en las PASO al 37,08% en octubre; mientras que Cambiemos escaló del 28,57 al 34,15%.
En 2019 las diferentes performances entre una elección y otra fueron aun más notorias. Tras una gran victoria, el Frente de Todos creció menos de un punto en las generales (47,79% – 48,24%); mientras que Macri mejoró más de 8 (31,80 – 40,28).
Teniendo en cuenta el fuerte ausentismo que hubo en estas PASO, en el oficialismo se ilusionan con que una mayor presencialidad en noviembre mejore sus números raleados. La apuesta real está en recomponerse al menos en algunos distritos. La experiencia en esta década que llevamos del sistema PASO indica que eso es posible, aunque no que sea generalizado. Lo indica la matemática: desde 2011 a 2019, se desarrollaron 120 elecciones, considerando los 24 distritos del país. 123, si tenemos en cuenta además las tres presidenciales. Y solo hubo 14 elecciones que se dieron vuelta. Esto es, el 11,4% apenas.
Eso sí, salvo en 2011, cuando el Frente para la Victoria obtuvo un arrollador triunfo, en cada elección hubo varias en las que se revirtieron los resultados. Y no solo de parte del peronismo.
En 2011 tan contundente fue la victoria del kirchnerismo (reelección de Cristina Fernández de Kirchner) y tan atomizada estaba la oposición, que nada cambió entre las primarias y las generales. Para encontrar casos hay que llegar entonces a 2013, cuando en las elecciones porteñas el Pro dio vuelta las legislativas ante el frente UNEN. En esa oportunidad, la sumatoria de la interna de ese espacio, donde ganaron Elisa Carrió para Diputados y “Pino” Solanas para el Senado, les había dado ventaja en las PASO por 35,51 a 27,56 y 31,88 a 31,39, respectivamente. En las elecciones generales, la lista del Pro encabezada por el rabino Sergio Bergman se impuso luego para Diputados 34,46 a 32,21, y la de Gabriela Michetti y Diego Santilli derrotó a “Pino” 39,26% a 27,67%, quedándose el Pro con los senadores por la mayoría. Para diputados, la paridad final se reflejó en las bancas obtenidas: 5 para cada uno.
En la provincia de Córdoba esto sucedió en 2015, también en una elección en la que se elegían senadores. Para diputados en las PASO de ese año Unión por Córdoba se impuso 36,02% a 31,98 de Cambiemos, que en octubre revirtió fuertemente el resultado, elevando su porcentaje a 49,83 (5 bancas) contra 21,12 (2) del peronismo local.
Con la elección de senadores pasó lo mismo: el schiarettismo se había impuesto 36,10 a 30,96 en agosto, y el huracán de octubre lo afectó de igual manera: 50,23 a 21,11.
En Chaco también se dio una vez, con Cambiemos como beneficiario. Fue en las elecciones que el entonces oficialismo nacional ganó en 2017, cuando el Frente Chaco Merece Más había ganado 43,93% en agosto, contra 37,08 de Cambiemos. Dos meses después, esta última lista dio vuelta la elección 41,79 a 39,62, repartiéndose ambos sectores las 4 bancas en juego.
Chubut 2017. Acá vamos a tener que considerar tres competidores, y se da el dato de que el ganador de las PASO quedó tercero en las elecciones generales. En agosto el Frente para la Victoria había conseguido 32,94%; el oficialismo local representado por Chubut para Todos 26,95 y Cambiemos Chubut sumó 25,65. Pero fue Chubut para todos el que terminó imponiéndose en octubre, con un 33,23%, y Cambiemos quedó segundo, con 31,16%. Entre ambos se repartieron las dos bancas en juego y tercero quedó el FpV, que había ganado las PASO y en las generales vio reducida su cosecha a apenas un 23,88%.
Otra provincia donde han sabido dar vuelta la elección ha sido Entre Ríos. En 2019, el Frente de Todos se impuso en las PASO para diputados por un 44,01% contra un 36,14 de JxC. En octubre, el final fue cabeza a cabeza, ganando Juntos por el Cambio 45,72 a 45,20, y se repartieron las 4 bancas.
Pero también se elegían senadores en esa provincia ese año, y el FdT se había impuesto en agosto 44,27 a 36,15. En octubre la extrema paridad también terminó premiando a JxC: 45,59 a 45,47, lo cual le valió un senador más.
Volvamos a 2013, esta vez en Jujuy. La elección para diputados fue ganada en las primarias por el Frente para la Victoria 33,36 a 30,90 sobre el Frente Jujeño, que la dio vuelta dos meses después, 39,81 a 39,41. Esas 4 décimas le permitieron a la oposición tener un diputado más.
El caso pampeano
Mucho se ha dicho por estos días en torno a La Pampa, donde muchos hablaron de la primera derrota del peronismo en esa provincia. En realidad, esa caída tiene un antecedente en 2017, cuando en la elección para diputados Cambiemos derrotó en las PASO por 10 puntos al PJ: 49,15 a 38,50. Pero en octubre el peronismo se recompuso y venció por poco más de 70 votos a la oposición (45,42 a 45,39) y se quedó con 2 de los 3 diputados en juego.
La Rioja es el distrito donde más veces la elección se dio vuelta: en 2013, 2015 y 2017, con beneficiarios distintos. La primera vez Fuerza Cívica Riojana había ganado las PASO 41,43% a 37,80% del Frente para la Victoria, que se recompuso dos meses después llegando a un 46,94%, contra el 46,53 de su rival. Igual, se dividieron los dos diputados en juego.
Dos años después, Cambiemos tuvo más premio, pues se quedó con un diputado más, al pasar del 32,17% de las PASO a un 51,29% en las generales, justo 10 puntos más que el Frente para la Victoria, que en las primarias había sumado 40,22%.
Y en 2017 el Frente Justicialista Riojano había ganado 43,16% a 32%, pero en las generales Cambiemos se impuso por 44,78 a 44,15, en la elección de diputados, en tanto que en la de senadores el Frente Justicialista se había impuesto en las primarias 44,7 a 35,71, y luego Cambiemos lo dio vuelta 48,02 a 45,50.
En Salta 2017, el Frente Unidad y Renovación ganó las PASO 38,22, contra 23,80 de Cambiemos País, que en las elecciones generales se impuso por 30,25 a 24,44. Dividieron los dos diputados entre sí.
La reacción de los Rodríguez Saá
En San Luis el senador Claudio Poggi acaba de ganar las PASO y la pregunta del millón es si en las generales de noviembre pasará como hace cuatro años. En 2017 se elegían también senadores y compitió precisamente Poggi con la alianza Avanzar y Cambiemos por San Luis, que venció en las primarias por 57,65% a 38,24 del Frente Unidad Justicialista. Para Diputados también se había impuesto Avanzar y Cambiemos 54,58 a 37,02. Semejante diferencia fue revertida en las elecciones generales de manera sorprendente, y el caso es tomado por eso como “testigo”. Por entonces todavía cercanos, los hermanos Rodríguez Saá hicieron campaña juntos y el Estado provincial puso “toda la carne en el asador” para torcer las voluntades de los ciudadanos. Hubo mucho dinero derramado en la sociedad y hasta “caza de traidores”, y todo eso tuvo efecto.
En la elección de diputados, Avanzar y Cambiemos bajó a 43,01 y el FUJ trepó a 55%, quedándose con 2 de los 3 diputados que se votaban ese año.
Para el Senado, la lista encabezada por Poggi bajó a 42,94 y se impuso la del gobernador Rodríguez Saá por 55,48%.
Por último, tenemos dos elecciones realizadas en Santa Fe. La de 2017, en que el Frente Justicialista ganó ajustadamente en las PASO 27,95% a 27,09, pero en las generales Cambiemos trepó a 37,80, contra 25,09. Cinco diputados fueron para Cambiemos y 3 para el peronismo.
En las elecciones de 2019 se impuso el Frente de Todos en las PASO por 42,5%, contra un 33,02% de Juntos por el Cambio, que en las generales escaló hasta 43,30, contra 42,26 del FdT. Cinco diputados fueron para JxC y 4 para el peronismo.
Como dijimos, es absolutamente habitual que en cada elección se registre más de un caso en el que se dé vuelta algún resultado de las PASO, lo que debe alentar cierto optimismo de parte del Frente de Todos. Pero debe tenerse en cuenta también otro detalle: de las 14 elecciones en que se revirtió el resultado desde que existen las PASO, solo en 3 ocasiones el que terminó imponiéndose fue el peronismo.
Cualquier cálculo que se pueda especular es inútil si tenemos en cuenta el fraude que permanentemente realiza el peronismo. De todos modos, creo que el horno no está para bollos. Deberían tener en cuenta que un estallido social puede ser mucho peor que perder las elecciones.
No hace falta el fraude, 14 millones no fueron a votar; que ahora, orden mediante (1959 sucedió) vayan 7 millones solamente, dan vuelta cualquier elección. Cuidado con los muertos.
Parece que DIMAURO le encanta el oficialismo, vive en un país como los del primer mundo porque quiere que en el 2023 no se repita lo que va a ocurrir hoy 14 de Noviembre. Que tal el Planeta Marte. Pueden dejar de mirar al pasado.