“El miércoles llenemos la Plaza de Mayo y celebremos este triunfo como corresponde”, mencionó el presidente Alberto Fernández el domingo tras conocerse los primeros resultados provisorios de la elección legislativa.
Luego fue el turno de la electa diputada nacional por la provincia de Buenos Aires del Frente de Todos Victoria Tolosa Paz, quien manifestó: “A nosotros nos tocó perder ganando, ellos pueden haber ganado perdiendo”.
Ello lo dijo luego del “supido” que dio mucho que hablar este domingo. No suena a la Tolosa Paz que estuvo en campaña, más ágil y esquiva de lo incómodo. Más bien suena como una alumna del gobernador bonaerense Axel Kicillof, muy acostumbrado a decir frases sin sentido y a conjugar los verbos de forma errónea.
La pregunta que se desprende es, por lógica, ¿cuál es el triunfo que se adjudica el oficialismo? ¿Acaso no están dispuestos a escuchar a la gente?
Si bien no resulta conveniente comparar una elección presidencial con una de medio término, es dable destacar que desde 2019 a la fecha, a nivel nacional, el Gobierno perdió 4 millones de votos. Entonces, ¿de qué están hablando Tolosa Paz y Fernández?
Lo curioso es que, según contó el primer diputado electo por la provincia de Buenos Aires de Juntos por el Cambio, Diego Santilli, la flamante legisladora le mandó un mensaje para felicitarlo. ¿Reconoce entonces la derrota en privado?
No se entiende bien cuál es el juego de darse por ganadores en una clara pérdida de apoyo popular, sobre todo en una provincia, como lo es Buenos Aires, donde los barones peronistas dominan el terreno.
Incluso, en La Matanza de Fernando Espinoza, desde 2019 a la fecha, el oficialismo perdió 17 puntos porcentuales. Hasta en Santa Cruz, lugar de nacimiento del proyecto kirchnerista, los candidatos de Alicia Kirchner quedaron en tercer puesto.
“Ganamos ganando y ellos perdieron perdiendo”, contestó la presidenta del PRO Patricia Bullrich. “Nosotros ganamos y ellos perdieron, no hay otra interpretación”, añadió el jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta.
Parece necesario tener que aclarar lo obvio, una victoria contundente de la oposición (histórica en relación a los resultados), y una evidente derrota del oficialismo.
El hecho de que el Gobierno no entienda lo que las urnas dicen es peligroso institucional y democráticamente, porque ¿quién va a hacer cambios en la aplicación de políticas si desconoce el descontento de la gente? ¿Seguirá el Gobierno administrando la cosa pública de la misma manera que lo ha hecho hasta ahora?
Es lamentable, pero sobre todo para quienes forman parte del Frente de Todos, porque si no tienen la capacidad de escuchar al pueblo entero –no sólo al peronista/kirchnerista-, se llevarán una amarga sorpresa en 2023.
El problema es que los perjudicados serán siempre los ciudadanos de a pie, aquellos que fomentan y apuestan al sector privado en un país totalmente inviable.
V de Victoria
Por otro lado, la oposición no debe quedarse en el resultado de estas elecciones de medio término, porque los próximos años, sin pandemia y con actividad productiva en crecimiento, los resultados pueden terminar favoreciendo al Frente de Todos de cara al 2023.
Es natural que así sea, dado que, tras el parate absoluto que se dio durante el 2020 a raíz de la cuarentena eterna impuesta por el Gobierno nacional, todas las variables van a resultar positivas si se las compara con ese año.
Ahora es el momento para que Juntos por el Cambio haga una reflexión evitando las internas y las disputas de egos que se generan diariamente.
Algo que deben aprender desde la oposición es que los liderazgos son decididos por la sociedad, no mediante una interna política dentro del partido. Esto último solo va a generar incertidumbre y, consecuentemente, una perdida en el caudal de votos.
Si, vale destacar, es una movida inteligente la que viene realizando el ex presidente Mauricio Macri de sumarse a la ola de liberalismo iniciada por los flamantes diputados nacionales Javier Milei y José Luis Espert.
En términos políticos y electorales resulta ser redituable. “Las ideas que expresa Milei son las que expresé yo”, manifestó el ex jefe de Estado hace unas dos semanas. Anoche, en el marco de una entrevista brindada al colega Joaquín Morales Solá, volvió a guiñarle el ojo a los libertarios: “Como buen liberal que soy, no me gusta que me digan que ‘no puede ser’, pero tampoco, ‘usted tiene que ser”, expresó.
El inconveniente que representa ello es que la lucha por un liderazgo fuerte de cara a las próximas presidenciales abre el camino a nuevos actores, por lo que la interna, si no se resuelve, será implosiva.
La parte positiva para la oposición es que, con esa unión política, habrá una coalición con la posibilidad de vencer a todo el peronismo unido.
Pero se insiste, de acá en adelante Juntos por el Cambio, si quiere volver a ser Gobierno, deberá trabajar muy bien las proyecciones políticas y no estancarse en una victoria, aunque contundente, transitoria.
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