¿Los chicos argentinos no aprenden a aprender, les enseñan mal o el sistema es pésimo? Probablemente debe ser un poco de todo. Los chicos no están motivados para aprender, los trabajadores de la educación no tienen incentivos para enseñar y el sistema es vetusto y malo.
El resultado de este combo es un futuro miserable para el país. Sarmiento, el padre de la educación argentina decía que “las escuelas son la base de la civilización”. Basta conocer los resultados de las pruebas educativas de la UNESCO 2019, entre chicos de 3º y 6º grados y se sabe que la barbarie se acerca.
Hechos. Durante la presidencia de Sarmiento se realizó el 1º censo del país (17/9/1869). Un país mucho más chico, faltaba toda la Patagonia, el Chaco y Formosa (Roca todavía no había duplicado el territorio nacional). La población, contando 93.000 indígenas llegaba a 1.830.214 personas, de los cuales el 87% eran analfabetas.
Terminada la presidencia de Sarmiento en 1874, le sucedió Nicolás Avellaneda quien fuera el ministro de educación del sanjuanino. Ninguno de los dos consiguió una ley de educación. Recién Julio A. Roca en su 1ª presidencia el 8/7/1884, después de debates tremendos, se votó la ley 1420. Educación obligatoria, gratuita y laica.
Datos de la Fundación Norte Sur. El analfabetismo en Argentina: en 1895 = 54,4% // 1914 = 37,9% // 1947 = 13,6% // 1960 = 8,4% // 1970 = 7,3% // 1980 = 6,2% // 1991 = 4% // 2001 = 2,6% // 2010 = 1,9%. ¡Qué bien, viva la Argentina!
Con los resultados de las pruebas UNESCO, los chiquitos argentinos de la primaria, 3º y 6º grados, saben leer y escribir y conocen los números. El problema es que no entienden lo que leen, desconocen las reglas gramaticales y en cuanto a los números escasamente saben para qué sirven. No basta con ser alfabeto, hace falta mucho más.
Y ese mucho más, falta. Conste que esta prueba fue anterior al cierre de escuelas durante más de un año con el pretexto de la pandemia. La Argentina, después de Paraguay, es el país con peores resultados de toda Sudamérica y el Caribe. Hace 20 años lideraba la región.
¿Qué pasó? La ley 1420 fue derogada y reemplazada por la ley de Educación Nacional Nº 26.206 del 2014. A su vez las provincias tienen sus propias leyes. La ley no es más laica, religión puede ser una materia. La religión pertenece al ámbito de lo privado, no de lo público.
Es un tema de las familias, las iglesias, templos, sinagogas, mezquitas… No de la escuela pública que debe ser de excelencia, ya que es el único rasero existente para nivelar a la población. La escuela no debe fomentar divisiones, no todos los chicos son católicos, los que no lo son aunque sean pocos, se sentirán discriminados. ¿Para qué está el INADI?
Sarmiento insistió en el delantal blanco igualitario para que no hubiera diferencias visibles entre los alumnos, diferencias que podían lastimar y desviar la atención de lo único que importaba, que los chicos aprendieran. Hoy hay un terrible retroceso educativo que sufren los argentinitos y que no les permitirá competir con el resto del planeta.
Por supuesto que no es la respuesta a la falta de educación. El problema es demasiado serio. Hay que sumar a los combativos gremios del sector y a la falta de cambios en el contenido educativo, que atrasa demasiado. Pero, o los gobiernos son completamente ineptos, es una seria posibilidad, o es un plan perfectamente diseñado para manejar gente con hambre y poco educada. Un pueblo de ovejas flacas y mansas.
Los argentinos aseguran que les importa la educación. ¿Es cierto? ¿Conocen el nombre del ministro de educación del que dependen sus hijos hoy? Es Jaime Perczyk.
Decía Sarmiento: “Hombre, pueblo, nación, estado, todo está en los humildes bancos de la escuela”. Puede que los gobiernos tengan miedo del hombre y del pueblo. Necesitan ser ellos la nación desde el estado. Pero todavía hay hombres y pueblo. Y todo tiene un límite. Con los chicos, NO.