Con motivo de la Cumbre Digital 2021, organizada por CERTAL (Centro de Estudios Regulatorios y de Telecomunicaciones para América Latina), esta semana reguladores y operadores de telecomunicaciones latinoamericanos se reunieron en Miami (incluyendo una comitiva local encabezada por el presidente del Enacom). Como suele suceder en este tipo de eventos, además de los paneles y presentaciones, hubo una declaración final que sintetiza lo conversado. En este aspecto, resultó significativo que el documento abordara problemas que, evidentemente, son comunes a distintos países de la región.
Se reclamó por una regulación más homogénea y ligera para todos los servicios en competencia. También se pidió evitar la implantación automática de regulaciones del mundo analógico para los nuevos servicios digitales. Lógicamente, estuvo presente el tema inversiones, habiendo coincidencia en identificar la necesidad de movilizarlas. Un dato interesante fue que la región aún invierte la mitad que Asia, tres veces menos que Europa y siete veces menos que EE.UU., identificándose como barreras a evitar las altas cargas regulatorias al sector y los elevados precios del espectro.
También se mencionó la necesidad de fortalecer y mejorar la eficacia de los fondos de conectividad, así como repensar y renovar las habilidades de los trabajadores latinoamericanos tal como lo exige el mercado laboral actual.
Como se puede observar, muchos de los problemas que se encuentran en Argentina no son exclusivos sino comunes a la región. Algunos países parecen estar encontrando una regulación que potencie y no que frene el desarrollo del sector (caso Brasil), mientras que otros siguen mirando por el retrovisor, tal como quedó demostrado en algunas licitaciones de espectro que estuvieron por debajo de las expectativas de los que las impulsaron. En otras palabras, no estamos solos, aunque esto no debería actuar de consuelo sino como incentivo para buscar nuevos modelos, más eficientes y eficaces. Estamos a tiempo.