Hace unas semanas, la
candidata oficial, tratando de hacer una humorada en uno de sus discursos
proselitistas dijo que si sucedía al Presidente Kirchner, heredaría algo bueno y
algo malo. Lo bueno sería que ella profundizaría “el cambio”
(¿cuál cambio?) y lo malo, que no le podría echar la culpa de lo que recibía al
gobierno anterior.
Sería muy extenso, tedioso
y aburrido realizar un listado de los errores y/o promesas incumplidas del Sr.
Presidente que formarán parte de la herencia que recibirá quien lo suceda, pero
podríamos citar, entre otras cosas,
la ridícula
mentira de las “inversiones chinas”, el conflicto con Italia y Japón por la
estafa a los bonistas, el conflicto por las papeleras con Uruguay y la
incapacidad de prevenirlo y/o resolverlo, el papelón en La Haya, la pelea con la
Iglesia, la casi nula inversión externa en nuestra economía, la locura mesiánica
de D´Elía, el crecimiento de la pobreza a pesar del crecimiento económico, la
mentira de los créditos bancarios para inquilinos, el manejo de los piqueteros a
través de los “planes sociales”, la extorsión a Intendentes y Gobernadores
mediante la limosna de las obras públicas, por citar algunos casos, ya que como
dijimos, la lista sería muy extensa.
Pero existen algunos puntos sobresalientes, que más allá de
la herencia que indefectiblemente recibirá, formarán parte de los temas que
deberá afrontar si ella asume, los cuales sería interesante saber como los
solucionará; por ejemplo: La crisis energética, la inseguridad, la
inflación, las pésimas relaciones exteriores, los constantes conflictos
gremiales, la anarquía generalizada en las calles con los cortes, la situación
del INDEK (Índice Nefasto Del Estado Kirchnerista) los subsidios indiscriminados y, por último, como se resolverán los casos de corrupción,
entre los cuales podríamos incluir dónde están y a cuánto ascienden los fondos de
Santa Cruz..
También sería
bueno que explique cuál será su plan de gobierno o cuales sus políticas de
Estado para solucionar aspectos sociales tan básicos y fundamentales como la
salud y la educación, los cuales se encuentran totalmente colapsados y en el
presente período no sólo no se solucionaron, sino que muy por el contrario
empeoraron, dado que no se invirtió un solo centavo en infraestructura,
palabra que parecen no conocer desde el primero al último funcionario de
esta administración.
Todos estos temas parecen no existir en la agenda de la
Senadora, ya que en sus discursos brillan por su ausencia, y en cambio están
plagados de frases retóricas muy superficiales y teñidos de un mediocre
romanticismo que quedó al descubierto en su visita a Brasil ante empresarios
donde, sin pelos en la lengua, le hicieron notar la burda mentira del índice
inflacionario que muestra el Gobierno.
Evidentemente, si resulta victoriosa, no recibirá una herencia
“envidiable”; la incógnita es... ¿A quién le echará la culpa por lo
recibido?
Pablo Dócimo