El ingeniero industrial de la UBA y experto en economía del petróleo y el gas natural, Daniel Gerold, suele expresar que “el núcleo del problema político argentino, de gobernanza de este país, pasa por la cuestión energética. Que es un enorme problema de corto plazo a la vez que significa una oportunidad para el futuro. Pero nadie puede gobernar este país sino entiende cómo manejar los temas de energía”.
Es tan sólo una opinión, de un experto, que grafica la importancia decisiva que tendrá, en los próximos cuatro días, la resolución de la licitación que realizará el martes 29 la empresa estatal IEASA para adquirir seis barcos de GNL para la terminal regasificadora de Escobar y otros tres cargamentos para la planta de Bahía Blanca que se deberán entregar a partir de mediados del mes de mayo.
El otro hito, podría señalarse en el calendario para el próximo jueves 31, cuando vencerá el plazo de negociación de la adenda al contrato con Bolivia. El incremento del precio del gas por la crisis europea llevó al vecino país a endurecer sus condiciones para firmar un acuerdo con su "nación hermana", Argentina.
Por lo que, si desglosamos estos dos ítems de la agenda del secretario de Energía de la Nación, Darío Martínez, que debió apagar un incendio con nafta cuando hace unas semanas solicitó presupuesto urgente a su superior, el ministro de Economía, Martín Guzmán, a través de una carta en la que describió un escenario apocalíptico para los meses más fríos del año con incumplimientos en el suministro de gas para el sector privado de la economía incluido, nos encontraremos con que del resultado de estas dos operaciones se decidirán posibles racionamientos de energía para la industria que tiene en vilo a los gobernadores Axel Kicillof, de Buenos Aires, Juan Schiaretti de Córdoba y Omar Perotti de Santa Fe.
El tema más urgente es la licitación convocada por IEASA, Integración Energética Argentina Sociedad Anónima es una empresa pública argentina del sector petrolero y energético, creada el 29 de diciembre de 2004 por la administración de Néstor Kirchner bajo el nombre de Energía Argentina S.A. (ENARSA), el cual fue cambiado por el actual en noviembre de 2017, y es dirigida por el abogado santacruceño, Agustín Gerez.
Ya en el pasado mes de enero, el directorio que conduce Gerez, realizó una compra para la terminal de Escobar y abonó un precio que hoy sería apreciado como un regalo. Pagó 27,24 U$D por millón de BTU, unidad de medida de origen inglés British Thermal Unit (BTU) que mide la capacidad de calor que brinda una estufa por metros cuadrados.
Con la invasión de Putin y compañía a Ucrania mediante, el precio del GNL subió por el ascensor y hoy, los funcionarios de la administración de Alberto Fernández, estarían dispuestos a convalidar una oferta de 35U$D por millón de BTU, a pesar que consultores privados piensan que el precio de la subasta será cercano a los 45-48 U$D por millón de BTU.
Para comprender la importancia en la matriz energética del GNL o gas natural licuado, gas natural que ha sido procesado para ser transportado en forma líquida, hay que anotar que se utiliza como insumo de numerosos rubros de la economía nacional. En la actividad agrícola y en la logística es fundamental y se torna indispensable para la generación de electricidad a través de energía térmica. Dos tercios de la electricidad de nuestro país se explican por el método térmico.
Sin embargo, no es el precio el mayor de los dolores de cabeza para los funcionarios del área energética sino la disponibilidad de cargamentos de GNL que existe en la actualidad.
La oferta comienza a escasear y se producen cuellos de botella en la cadena de suministros lo que corporeiza el fantasma conjurado por el empresario Marcos Bulgheroni de Pan American Energy que presagió, “Argentina planeaba importar entre 60 y 65 cargamentos de GNL pero, por los precios, estará obligada a ajustar esos pedidos”. Si bien fuentes oficiales aseguraron a NA que se necesitarán cerca de 70 barcos de GNL para atender el 20% de la demanda de gas durante este invierno no pusieron en duda que realizarán las licitaciones que sean necesarias para cubrir las necesidades residenciales, en primer lugar, e industriales, en segundo puesto.
Bolivia siempre estuvo cerca
Las relaciones carnales con el país andino pueden dejar de ser lo que eran en el corto plazo. A fin de mes. Porque a pesar de las coincidencias ideológicas entre los gobiernos de los Fernández y del contador Luis Arce apoyado por Evo Morales, negocios son negocios, y el gas boliviano fluirá con mayor fuerza hacia el Brasil presidido por el Presidente de derecha, Jair Bolsonaro.
Bolivia ya le aseguró a Brasil que reforzará sus exportaciones al gigante sudamericano con industrias ávidas del fluido y priorizará el abastecimiento local por lo que los pedidos de mayores ventas que están realizando los funcionarios de la Cancillería nacional, conducida por Santiago Cafiero, pueden caer en el vacío a principios del mes próximo.
En este caso, se repite el mismo problema que existe con los barcos de GNL, la puja por el precio y el volumen en un contexto de cotizaciones volátiles.
La cúpula de la estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) ofrecería, tan sólo, 10 millones de metros cúbicos diarios durante los meses invernales contra los 26 millones que había acordado el extinto presidente Néstor Kirchner en el año 2006. Más modesta, la administración de Alberto Fernández negocia por, al menos, 15 millones de metros cúbicos diarios a un precio que aún es una incógnita.
En declaraciones recientes el secretario Darío Martínez había asegurado que “tenemos los fondos para importar gas en invierno, pero a precios racionales”.
El problema es el calendario porque los funcionarios bolivianos tomarán nota de la racionalidad de los precios que la Argentina pagará en la subasta de GNL del martes 29 para continuar negociando, en las jornadas siguientes, una mejora en el precio del gas que producen y exportan al país. En la temporada invernal pasada la Argentina pagó u$s7,4 por millón de BTU.
Ahora bien, no hay que poner el carro delante de los caballos, en el Palacio San Martín, sede de la Cancillería nacional, explicaron a NA que “...primero se debe llegar a un acuerdo por los volúmenes a adquirir y luego por el precio. Porque al factor de la demanda de Brasil hay que agregarle que Bolivia está produciendo, año tras año, menos gas natural. Y, si bien ahora busca aprovechar el contexto de precios altos del mercado internacional, el saldo positivo lo genera por el precio de venta”.
La Cancillería no llego a prever una invasión de Putin a Ucrania que terminó por disparar los precios y generar el presente escenario. A su favor se encuentra que ninguna capital occidental previó esta acción del Kremlin a tiempo.
Por ello, la estrategia de la administración de Alberto Fernández fue apostar por un descenso de los precios internacionales durante el verano en el hemisferio norte. Pero, el comienzo de las hostilidades en el este de Europa, provocó que los precios se tripliquen y que los funcionarios nacionales dejaran de ser banca para pasar a ser punto en las negociaciones con Bolivia.
Pero lo que FALTA HOY, 29 de Marzo del 2022 EN EL INTERIOR DE ARGENTINA es COMBUSTIBLE.
Estos genios van a seguir haciendo lo único que saben hacer... Desastres y después van a echarle la culpa a Macri y al Diablo
Por favor Sr D'Eramo, ¿en qué año perdimos la soberanía energética? No se escucha. Cuando MM dejó el gobierno, ¿No exportábamos gas?