Mario Félix Naranjo trabaja en el Ministerio de Economía de la Nación, pero no vela por el bolsillo de los argentinos. Se dedica a coordinar las tareas relacionadas a la recuperación y conservación del patrimonio cultural del organismo. Fue entrevistado por el portal El Auditor y dejó interesantes conceptos.
-¿Cómo se creó la Coordinación General de Recuperación y Conservación del Patrimonio Cultural del Ministerio de Economía?
-En 1991 se anunciaba la reforma del Estado. En ese entonces, del Ministerio de Economía dependían 66 organismos y se vio la necesidad de crear un área de patrimonio que sea la encargada de recuperar más de 10.000 bienes culturales repartidos por todo el territorio, desde Ushuaia hasta La Quiaca. El creador fue Manuel González y el primer coordinador Ernesto Atila, quien decía que el mejor seguro de una obra es la difusión, esa es la garantía de que no entre en el mercado negro.
-¿Cuál es específicamente la tarea que cumple?
-Recuperar, que vuelva al lugar de origen y no permitir que las obras entren en el mercado negro. Tiene un doble mensaje. Por un lado, recuperás un bien cultural que hasta ese momento no estaba oficialmente registrado y le das salubridad desde el lado del mantenimiento.
-¿Hay otras áreas del Estado que tengan una oficina específica para cuidar el Patrimonio Cultural?
-Esta área sentó un precedente en el ámbito nacional porque hasta antes de 1991 ni existía algo así. Luego lo replicó el Ministerio de Defensa, el Ministerio de Seguridad, el Banco Nación y el Banco Central de la República Argentina.
-¿Cómo está compuesto el Patrimonio Cultural del Estado?
-La diversidad es grandísima. Hay desde pinturas, dibujos esculturas, mobiliario histórico, elementos tanto tangibles como intangibles, testimonios que hacen a la memoria.
-¿De quiénes son esos bienes?
-Las obras no le pertenecen al Estado. El Ministerio custodia. Las obras son de los 45 millones de argentinos. El Estado es tutor transitoriamente o es el cancerbero de esas obras.
-¿Cómo cambió a lo largo de la historia el cuidado del Patrimonio Cultural del Estado?
- En la década del 30 o del 40 era común que los organismos tengan un salón con cuadros presidenciales. Pero no había control. Ahora hay un inventario. Se sabe con exactitud, por ejemplo, lo que hace el Ministerio, la cantidad de obras que hay. Cada una con su legajo, con observaciones, con registro fotográfico. Dos veces por año hay auditorías para relevar que cada obra esté en su lugar. Tenemos como lema que para cuidar el patrimonio cultural hay una necesidad básica que es el sentido común: no se puede cuidar lo que no se conoce.
- ¿Se debe seguir mejorando la conservación del patrimonio?
- Se tomó dimensión de la importancia de los bienes culturales en los organismos, no sólo en la memoria del lugar, sino también en el valor económico. Falta un poco más de toma de consciencia. Hay mucho por trabajar en este aspecto.
- ¿Qué determina el valor de un bien cultural?
- Son muchos y diversos los factores que marcan el valor económico. Desde el autor, el contexto donde se hizo. El mercado fija un precio, pero diría que siempre el precio lo pone el artista. Artistas consagrados tienen un determinado valor, como que hay un estimativo. En las nuevas obras, el valor lo pone el artista, generalmente en dólares. Pero hay algo que es irrevocable. Una vez que se pierde una obra es irrecuperable. Solo recuperas el valor económico. La obra es única e irrepetible.
- ¿Hay gente que quiere comprar los bienes culturales del Estado?
- Hay gente que quiere comprar. Al principio preguntaban, después dejaron de consultar porque es imposible.
Tremenda burrada desinformativa. El patrimonio cultural suele ser una frase usada para referirse a algo abstracto e inmaterial. Hablar de patrimonio cultural del Estado es un eufemismo que no significa nada. En este caso, están hablando de bienes muebles, antigüedades y obras de arte que no pertenecen ni a todos los argentinos ni al estado en general sino que se encuentran en posesión de organismos oficiales específicos que deberían encargarse y se responsables de su resguardo y conservación. Por el contrario, lo que expresa ls nota es más o menos que si alguien roba o hurta cualquiera de esas cosas, o incluso un museo completo, sería un crímen sin víctima ni responsables.