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Acerca del maltrato animal, las redes sociales y la solidaridad

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Una historia triste con un final feliz
Una historia triste con un final feliz

Fue algo veloz, casi frenético, una situación un poco estresante, pero con un final satisfactorio. A las 23:30 del miércoles publicaba un video, con algunos datos precisos. Una perra golpeada, un departamento en Floresta y la desesperación por un rescate rápido.

 

A las 7 de la mañana del jueves miles de personas habían visto las imágenes que se terminaron viralizando en Twitter. Mucho retuit y, sobre todo, mucho pedido de ayuda. Miles de personas solicitando que la perra, Tara en ese momento, sea sacada de ese lugar. Todos temían lo peor.

El Ministerio Público Fiscal se hizo eco, se comunicó y avanzó con eficiencia y celeridad. Esta resultó ser una de esas veces en las que la Justicia toma cartas en el asunto con una velocidad extraordinaria.

 

Casi al instante comenzaron a comunicarse periodistas de todos los medios, grandes medios. Para el mediodía las imágenes ya recorrían los canales de televisión y eran publicadas en medios digitales.

Nunca esperé que eso suceda, pero sucedió y fue grato. Sin embargo, lo más importante aún no había sucedido. Tara aún estaba bajo el cuidado de sus dos agresores, padre e hijo.

Los mensajes llegaban de a docenas por segundo, todos querían saber cómo avanzaba el caso. Todos pusieron su granito de arena. Además de Twitter distintas páginas y personas comenzaban a hacer publicaciones en Instagram y Facebook con el fin de hacer aún más viral la situación.

Llegó un momento donde la presión era insostenible. La olla estaba a punto de explotar y un grupo de personas comenzó a acumularse en el edificio de la calle Venancio Flores 3715 del barrio de Floresta, en la Capital Federal.

El movimiento era extraordinario y más allá del repudio que generó el video sobre el agresor, todos esperaban ver salir a la perrita sana y salva.

Las horas pasaban lentas y estiradas como chicle. La publicación original no dejaba de ser compartida por los miles de usuarios indignados.

Mientras tanto, en el edificio donde se hallaba Tara, los vecinos, y sobre todo aquella señora que fue a hacer la denuncia, se encontraban algo atemorizados. Algunos hablaron, otros prefirieron mantenerse en silencio, ayudando desde otro lado a resolver esta situación.

Hubo quien calificó la presencia de las personas allí aglomeradas como “desubicado”. Pero esa es otra historia, quizá antipática y poco racional, pero por suerte no dejó de ser una excepción.

Para las 5:30 de la tarde ya avisaban desde el Ministerio Público Fiscal que se iba a realizar un allanamiento, Tara sería rescatada en los próximos minutos.

Tras la llegada de personal policial las aguas de inquietaron. Eran aproximadamente las 18 horas, el sol caía y todos nos encontrábamos expectantes. Sólo 15 minutos después ocurrió el maravilloso hecho: Tara salía sana y salva.

Tenía un poco de temor, pero inquietó su colita cuando vio al cúmulo de gente esperándola para saludarla. “Gracias” le decían los vecinos a los policías presentes. “Gracias” me decían a mí por haber difundido el hecho.

Pero acá sucedió algo maravilloso, porque no hubo una persona a la que agradecer, sino miles. Miles que aportaron desde su lugar lo que pudieron. Miles que compartieron y lograron viralizar esta situación.

¿De qué hubiese servido publicar el video y la información si no la hubiese visto nadie? ¿Qué hubiera pasado si cada uno no aportaba a la viralización? Acá, más allá de las ideologías, más allá de las disidencias, todos, absolutamente todos, se unieron para hacer fuerza por una causa noble.

Así que antes de agradecerme a mí, a la Policía, o a la Justicia, cada uno debe mirarse y decir: “Hoy hice algo bueno. Hoy el mundo es un poquitito mejor. Hoy llevé a cabo una buena acción y gracias a ello se salvó a una perrita”.

Sin más que decir quiero agradecerles a todos los que se preocuparon –y se ocuparon- para que Reina –como bautizaron ahora a la perra- se encuentre en un lugar mejor. Un millón de gracias a todos los que participaron y alzaron la voz.

 

© Tribuna de Periodistas, todos los derechos reservados

 

3 comentarios Dejá tu comentario

  1. Hay que ser muy malnacido, muy cobarde, muy canalla, para maltratar a un animal. La ley es muy benigna con estos seres tan abominables, pero quién sabe cuánto tiempo pasará hasta que en el Congreso la legislación se actualice. Felicitaciones por la acción; indudablemente, es una colaboración positiva para hacer un poco mejor la realidad.

  2. La sociedad se pasa de vueltas, o reemplaza a los SERES HUMANOS con mascotas, humanizandolas hasta el extremo del ridiculo y la falta de respeto a la NATURALEZA ANIMAL de esa mascota, a tratarla como sádicos perversos. ¿Cuando se entenderá que el PERRO es PERRO, el GATO es GATO los PAJAROS aves que deben volar LIBRES en su habitat y no encerrados para el disfrute egoista de un/a "amante de la naturaleza". ¿Cuándo van a respetar la NATURALEZA del animal con el que conviven?

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