Las noticias falsas (bulo o fake news) consisten en un contenido pseudo periodístico difundido a través de portales de noticias, prensa escrita, radio, televisión y redes sociales, cuyo objetivo es la desinformación. Este es un subconjunto de la información errónea y está relacionada estrechamente con la propaganda.
Siempre han existido las noticias engañosas, pero a partir de Internet y de nuevas tecnologías de comunicación e información, las noticias falsas ( Bulo o Fake News) han proliferado a lo largo y ancho del planeta. Las redes sociales permiten que los usuarios sean productores y consumidores de contenidos a la vez, y han facilitado la difusión de contenido engañoso, falso o fabricado. Esto genera un circuito vicioso, y una noticia falsa se replica miles de veces en cuestión de segundos.
Todo esto sucede en un contexto de posverdad, término definido por el diccionario de Oxford como la palabra del año en 2016 y se refiere a las circunstancias en que los hechos objetivos son menos importantes a la hora de modelar la opinión pública que las apelaciones a la emoción o a las creencias personales.
El periodismo de calidad y el derecho de los ciudadanos a informarse debidamente están sufriendo el impacto de este fenómeno que se vuelve cada vez más peligroso y que influye de distintas maneras en las prácticas democráticas. Pero lo que mejor caracteriza a la posverdad es la falta de respeto por la verdad o el desprecio hacia la misma.
En La microfísica de la Posverdad, ensayo publicado en Digitalisimo por Hugo Pardo Kulinski, se afirma que la comunicación política sabe desde siempre que, entre racionalidad y emoción, predomina la emoción, y que la manipulación, las medias verdades o directamente las mentiras estratégicas hacen su juego para construir una base electoral o, peor aún, consolidar una idea política.
La influencia continuada
El llamado efecto de la influencia continuada se refiere a un fenómeno de la psicología cognitiva, del cual seguimos confiando en información que ha sido corregida de forma creíble a pesar de que somos conscientes de su falsedad. Esta realidad fue observada entre un tercio y la mitad de los sujetos que participaron en una investigación realizada por el departamento de psicología de la Universidad de Londres, a cargo de la Lic. Saoirse Connor Desai. El estudio muestra esa discrepancia por lo cual la información corregida continúa influyendo en los recuerdos y la capacidad de razonar sobre ciertas situaciones, aunque admitan que dicha información se haya corregido.
Cuando la gente recibe información la representamos en lo que se conoce como modos mentales; una especie de representación abstracta de una situación que nos han descrito, una de las tesis es que cada vez que corregimos información y la damos como válida, estamos generando un vacío en nuestra representación mental de dicha situación y como no nos gustan las representaciones incompletas, preferimos seguir conservando la información errónea antes de tener lagunas en la representación de un suceso determinado.
Aunque es cierto que las noticias falsas han existido siempre, ahora están más extendidas que antes, porque existen muchas fuentes de información. Esto desempeña un papel fundamental porque obviamente existen muchas fuentes de información lícitas, pero también están las noticias ciudadanas, los twitter, Facebook, Instagram y los blogs, de gente que vive los sucesos en directo. Es decir, existen muchísimas opiniones distintas que debemos tener en cuenta cuando tratamos de entender algo que ha ocurrido. Por eso, en determinadas situaciones puede que nos cueste identificar de dónde proviene la información.
Algunas personas simplemente aceptarán sin más la información que reciben, lo que oyen, lo que ven, sin plantearse y analizar si esa información es verídica o no, así que es probable que eso influya mucho en la toma de sus decisiones.
Las investigaciones realizadas, también indican que una determinada información que se había corregido, se había diseminado con la intención de engañar o si se trataba de un error, ha determinado que realmente no importa si se le dice a la gente que la información era mentira, o que era fruto de una equivocación. Esto sólo ayuda a reducir hasta cierto punto la medida en que las personas aluden a la información falsa después de que fuera corregida, pero no elimina por completo su influencia y no se percibe ninguna diferencia entre ambas situaciones.
La Posverdad
La posverdad consiste en que los hechos que se conocen y son públicos, que están a disposición de todo el mundo, se ocultan, a veces a propósito, otras sin querer y se priorizan las emociones o las creencias de las personas.
Por otra parte, si se conocen los hechos, sabemos que es la realidad, pero no tomamos eso en cuenta, posiblemente tomaremos posturas que están equivocadas y eso a pequeño nivel ciudadano empieza a generar quiebres, fragmentaciones por lo que uno considera cierto, y otro lo considera falso, perdiéndose ese conjunto común de mundo real en el que se necesita convivir.
Lo nuevo es la velocidad en que está pasando, en la penetración que tiene el hecho de que nos pasa a todos en mayor o menor medida. Muchas veces nos cuesta hacernos cargo de lo que nos toca. Otras veces, aparecen grupos de poder que tratan de instalar determinadas verdades en muchos campos distintos y esa velocidad, esa insistencia, tal vez sea nueva, pero la idea de que existe algo que se conoce y es distorsionado o manipulado, es viejo.
¿Cómo detectar Noticias Falsas?
1. Analizar la sección “Acerca de” o “About” del sitio: En los medios más confiables, esta parte de la página incluye datos importantes acerca del equipo, el financiamiento, la dirección donde funciona el medio, el contacto u otras características verificables. En aquellos sitios creados específicamente para difundir contenido falso, esta sección generalmente no existe o está incompleta. La ortografía, las referencias, los vínculos, cada uno de estos detalles nos da pistas sobre el lugar que estamos consultando.
2. Chequear links y citas: Es importante verificar las fuentes que tiene la noticia, si los vínculos que se indican como fuente no funcionan o redirigen a páginas que no están relacionadas con lo referido, el artículo ya es sospechoso y no debería compartirse. Para ello, buscar las citas mencionadas en Google u otro buscador, para verificar que efectivamente hayan sido declaraciones de las personas a quienes se les atribuye, puede ser una buena opción.
3. Desconfiar de sitios similares a los conocidos: Una estrategia de los sitios que difunden noticias falsas es utilizar un vínculo bastante similar a otros portales conocidos. Esto lo hacen para confundir al lector y que éste difunda datos falsos.
4. Consultar fuentes: Alguien que está en el lugar de los hechos puede proveer información crucial, y no se necesita ser parte de un medio con un corresponsal para poder hacer esto.
5. Búsqueda de imágenes: El contenido engañoso hace uso de fotos fuera de contexto o que no se corresponden con las originales. Con sólo buscar esas imágenes en Google, se puede fácilmente desestimar una información que es presentada como cierta.
La propagación de información falsa es un negocio real para algunos. Es necesario evitar convertirse en una de las miles de personas que dan crédito a un tweet falso al retwittear. Por otra parte, siempre existen ciertas personas con las que se puede consultar para comprobar conclusiones. Los expertos a menudo están dispuestos a difundir la verdad; es muy probable que respondan a un tweet destinado a desacreditar la información errónea en línea dentro de su campo de especialización.
A todo esto, el hecho de compartir información implica, también, un grado de responsabilidad. Un dato no es cierto por estar pegado con una foto y una noticia no puede ser verdad porque está publicada en un sitio web. Distribuir un chisme falso es como romper una almohada de plumas en la terraza de un edificio. El viento se las lleva y no existe manera de volver a ponerlas en su lugar, por mucho que uno salga en público a rectificar. Es imposible que las personas que creyeron una mentira, estén nuevamente para enterarse que existe la verdad. Basta con poner un poco de atención. Mentiras existen en todas partes, el problema está en distinguir quienes nos mienten de las personas que merecen nuestra confianza.
A largo plazo siempre ganará la verdad. Tal vez el periodista pueda pensar en que su trabajo ha fracasado al suministrar material para la historia. Pero la historia no fracasará mientras él esté con la verdad. La Ética es la moral de la consciencia.
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El manejo de la información es antiguo; lo único que ahora se lo llama "posverdad". Cuando CFK intervino el Indec para "explicarnos" que no había inflación, y que se comía por seis pesos, es una muestra más del manual de Goebbels aplicado. El tema es que ahora, tanto para el que quiere informar de verdad como para el que quiere mentir, la difusión es mucho mas rápida y generosa. Hay medios grandes, medianos y chicos. Hay redes sociales. El boca a boca en tiempos del Goebbels original era por carta; casi nadie tenía teléfono. Hoy se entera todo el mundo en instantes.
Si bien no se relaciona con la información periodística pensaba que la 'posverdad' alcanza hasta a la escuela pública, con excepciones, claro, en virtud del adoctrinamiento Lo que se ha perdido es en gran medida el respeto por la verdad. Las personas eligen creer todo aquello que confirme sus propias ideas, no aquellas que las confronten.
No leí en ninguna parte (ni usando el buscador del navegador) el término "fact-checkers" ni su papel en la postverdad.
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