En las recorridas con Tribuna de Periodistas cubriendo diversas notas y crónicas, el personaje para nuestra entrevista se relaciona con el mundo del arte, teatro y del cine.
De este modo nos contactamos con un “Señor Maestro de Actores”, que en su largo andar conserva intacto su sello, vocación y pasión por el teatro independiente.
Se trata de Hugo Álvarez, nacido en la ciudad de Villa Mercedes, San Luis, un 18 de febrero de 1934, Actor, Director de Teatro y Cine, de una generación, de profesionales representantes del Teatro Popular Fray Mocho, y con una carrera que no se detuvo a pesar de su forzado exilio de tantos años y no hizo mella en su pasión por seguir dirigiendo actores y trabajando más allá de las dificultades.
Fue nominado al Premio A.C.E en 2017/2018 como mejor Dirección Teatral y con la obra “Historia de un pequeño hombrecito” de Barbro Lindgren recibió Primer Premio Clown de Oro 2000, Festival de Necochea 2000.
Mejor espectáculo infantil, Festival de Necochea 2000.
Primer Premio Protagonistas Masculinos: Claudio Martínez Bel – José Cobrana. Festival de Necochea 2000.
Nominación a Mejor Dirección, Hugo álvarez, Festival de Necochea 2000.
Nominación a Mejor Espectáculo Infantil 2000, Premio ACE.
Nominación Mejor Espectáculo Infantil 2000, Premio Teatro del Mundo.
Ganador del Certamen Metropolitano del Teatro 2000, Rubro Teatro Infantil.
Premio Clarín 2000, Mejor espectáculo infantil.
Premio Internacional -5to.Festival Infantil Teatralia 2001-Madrid.
Primer Premio Mejor Intérprete Masculino, Atina 2011: Gustavo Bohm.
Premio Mejor Adaptación, Atina 2011, Hugo Álvarez
Se presenta cordial, amable, dispuesto a iniciar el dialogo con TDP y nos cuenta sobre su estudios actorales que comenzaron en el año 1956, en la Escuela de Teatro Popular Fray Mocho.
Debuta con la obra teatral “La peste viene de Melos” de Osvaldo Dragún, su primera obra, que implicó para ambos el debut, siendo dirigidos por el talentoso y recordado Oscar Ferrigno.
Participó en numerosas producciones, como en el “Gaucho Martín Fierro” de José Hernández, y en 1962, fueron desalojados ante la imposibilidad de pagar el alquiler, ya que en ese momento no existían los subsidios estatales. Luego de esa experiencia empezó a trabajar como actor freelance y alrededor de 1970 filma como actor, en el cine nacional, en las películas “Operación Masacre”, “Los Traidores”, “El familiar”, “Los hijos de Fierro” y “Los Velazquez”.
Este cine es el que se conoce como el “Cine de la Resistencia” y sus realizadores, actores y técnicos, fueron perseguidos y asesinados. El resto entre los que se encuentra él, fueron al exilio durante 22 años en Suecia.
A su regreso al país se integra con dificultades a la vida artística y actúa en la película “Mentiras Piadosas”, “La Revolución es un Sueño Eterno”,“Eva Perón”, entre otras.
Relativo al teatro, monto varias piezas teatrales en teatros independiente y también en televisión.
Funda la Sala Corrientes Azul en el año 2004, en la Avenida Corrientes 5965 y continúa allí hasta la pandemia, decidiendo entregar la conducción de la Sala a su hijo el actor Fernando Álvarez.
En la actualidad, se encuentra actuando de manera independiente tanto como actor o director.
TDP- ¿Cómo nace su vocación por el teatro y la actuación?
HA- Desde niño asistía a las funciones de los circos que llegaban a mi ciudad, Mercedes /San Luis.
-Estas me deslumbraban, en particular los payasos y sus juegos graciosos, absurdos ¡y me decía! , “cuando sea grande seré payaso”.
TDP ¿Qué implicó en su vida profesional y personal el exilio?
HA- Un cambio, diría brutal en todo. Desplazarse violentamente de mi lugar de vida, con mi familia y un niño de 4 años, como decía Cortázar: “Era un salto al Vacío”.
-Primero, fui a Perú, luego de casi 14 meses allí, debí abandonar Lima y viajar a Suecia.
-En Perú pude recuperar mi profesión, hice cine y televisión. En Suecia no hablaba sueco, en un principio.
-Así fue como comencé a trabajar en Filminstitutet, organismo del cine sueco como empleado.
-Ahora, al año de llegar, inicie mi trabajo como docente creando una escuela de teatro con otros colegas, para jóvenes latinoamericanos que poblaban la diáspora del cono sur.
-Relativo a mi vida personal, mi familia debió acomodarse a esa nueva realidad, que era diferente para cada uno.
-Es decir, el niño –su hijo más chico - fue quién primero aprendió el idioma y nos ayudó. Nos guiaba en muchas cosas, en particular en traducir el entorno.
TDP- En cuanto a lo que nos comenta de ir acomodándose ¿qué pasa con los sentimientos de añoranza y concretamente de extrañar su país, sus raíces?
HA- La verdad, no extrañábamos Argentina, teníamos tanto para hacer en este nuevo destino que nos sorprendía todos los días.
TDP- ¿Qué pasa cuando regresan al país y otra vez “volver a empezar”?
HA- Regresamos en el 1996, después de 22 años, porque mi esposa y mi hijo tenían que terminar sus estudios.
-Mi esposa se recibió de Química en la Universidad de Estocolmo y allí era donde trabajaba.
-En ese momento, aclara Hugo- que, en la Embajada Argentina aparece un anuncio con un proyecto que el gobierno argentino tiene para repatriar científicos y nos anotamos. Le pagaban a mi esposa, pasajes conteiner para traer nuestras pertenencias y le aseguraban un sueldo durante un año y trabajo.
De esta forma, nos inscribimos y viajamos. Pero cuando ella –su esposa- fue a decir ¡Aquí estoy! Ese departamento había sido disuelto y nadie del gobierno se hizo cargo de esa irresponsabilidad.
TDP- ¿Ese momento de su regreso fue durante el gobierno de Carlos Menen?
HA- Sí, gobernaba Carlos Menen, ¡un horror! Estábamos aquí, con los muebles, sin trabajo y las consecuencias que se imagina.
“Esta era la Argentina que nos echó brutalmente una vez, nos llamó engañosamente y nos cerró la puerta”.
TDP- Su actual libro “Relatos de Infancia del hijo de un suicida “de Editorial Prosa que se publicó durante el año pasado, ¿es un proyecto que ya lo tenía plasmado o tuvo una motivación particular al respecto?
HA- Mi libro, era un compromiso con mi hijo menor que un día me dijo: “no me cuentes tu historia, escribila”
-Y, así lo hice. Es un repaso no solo de mi infancia, sino un alerta para todos, para responderse ¿De dónde venimos? ¿Qué cultura recibimos los niños?
-Que después debemos luchar con psicólogos, analistas, para desentrañar las barbaridades, “... que una cultura patriarcal, machista, homofóbica, racista, religiosa, etc. Nos imponen”.
“Marcan a muchos y dañan a millones de niños en todo el mundo”
TDP- En la actualidad y en esta pos pandemia, ¿está en algún proyecto actoral?
HA- Estoy grabando 3 capítulos en una miniserie para televisión, lo que es un halago para un actor de 88 años ser convocado. Tengo planes, para poner en escena una pieza teatral y sigo leyendo.
TDP- ¿Qué sucede actualmente con el tema de los directores y actores que filmaron durante el “Cine de la Resistencia”?
HA- Esté es un tema del cine llamado de la Resistencia de los años 70, que casi nada se habla y sobre todo para las nuevas generaciones que ignoran mucho de este cine y sus realizadores.
-Estamos trabajando con un joven Director documentalista, Javier de Silva sobre un documental “que toma a partir de mi testimonio en este tema, donde yo, soy el único actor que participó en los 5 films realizados en ese periodo”.
-Y allí nos menciona-: “Operación Masacre” de Rodolfo Walsh y Jorge Cedrón, “Los Traidores” de Raymundo Gleyzer, “Los Velázquez” de Pablo Szir, “El Familiar” de Octavio Gettino, “Los Hijos de Fierro” de Pino Solanas.
Aclara que de esos cineastas, fueron asesinados Jorge Cedrón, Pablo Szir, Julio Troxler (actor), Rodolfo Walsh, Armando Imaz (asistente de dirección), Quique Juarez (actor)
TDP – ¿Cómo obtienen información y testimonios para llevar adelante el documental?
HA- Fue a través de entrevistas a técnicos, participantes, familiares, esposas que cuentan del valor de esos hombres y el valor de esas películas.
“Queremos que esta memoria sea conocida y rendir homenaje a los compañeros asesinados, a los cientos de otros que salieron al exilio exterior. Muchos de ellos nunca más volvieron y fallecieron en su exilio”.
-Pero, además otros compañeros en su gran mayoría optaron por diferentes razones, buscar protección en ciudades del interior de nuestro país y en muchos casos, las manos de la dictadura los sorprendió allí y perdieron la vida. Queremos homenajear a todos.
TDP- En este proyecto, ¿cuentan con el título del documental?
HA- Sí, tenemos un título provisorio del trabajo del film documental que sería
"Cuando los actores hablan".
TDP- ¿Quién ha dejado, huellas, surcos en su camino?
HA- Dejaron huellas estos hombres del cine y es nuestro deber recuperar esos surcos y acercarlos, en “particular al joven de hoy”.
-El futuro, arranca con las enseñanzas que nos dejaron esos surcos profundos.
Cabe destacar que, Hugo I. Álvarez, actor, director de teatro tiene nada más y nada menos que 88 jóvenes años, increíble pero real, porque su apariencia, su porte, su actitud, su dinamismo en el dialogo es sorprendente . Su vitalidad da paso a la creación, al arte de “su gran pasión como es el teatro”.
Tal vez que, el exilio forzado y todo lo que ello implicó, ha dejado huellas, surcos, marcas, cicatrices en su camino.
Sin embargo, en cada situación y comentario en su relato desdramatiza y se muestra optimista, no hay queja o lamento. Todo lo contrario toda vez que seguramente y como dijo alguna vez: “Lo que pretende con su arte, es que la vida sea más tolerable”.
Y está convencido, de que la máxima del teatro sigue siendo que “el hombre deje de comerse al hombre”.
Experiencia, sabiduría, caminos, senderos, dignidad, enseñanza y libertad marcan la vida de Hugo Álvarez.
“Al cabo de los años tuve que deshacerme de todas mis técnicas cuidadosamente aprendidas. Finalmente descubrí que lo único que necesitaba realmente era la libertad”. Yoshi Oída.
¿Ningún homenaje para los que nos quedamos, que no solo sufrimos los golpes sino que siempre estamos recomenzando?