Nuestra “emperatriz hotelera” está dispuesta a destruir lo que queda del país para buscar una ya imposible impunidad. El camino hacia el martes próximo, día elegido por el Tribunal Oral para dictar la sentencia en la causa Vialidad, que tendrá sólo consecuencias simbólicas por años hasta quedar firme, estuvo sembrado de obstáculos que puso el kirchnerismo para impedirla; hasta ahora, la República consiguió removerlos.
Las maniobras que intentó para evitar el principio de un fin tan amargo –seguirán otros fallos adversos para Cristina Fernández, sus hijos y sus cómplices de todo tipo- comenzaron en su propia gestión e incluyeron la modificación de la integración del Consejo de la Magistratura (el organismo que escoge y destituye a los jueces y administra el presupuesto del Poder Judicial), la presión a los magistrados para que se jubilaran y dejaran vacantes susceptibles de ser llenadas con militantes, las falsas denuncias contra todos los considerados enemigos de su santa causa, la tentativa de “democratizar” la Justicia, los inmundos ataques a la Corte Suprema, al Procurador y a jueces y fiscales y la persecución a los medios de prensa, pero todas ellas fracasaron.
El jueves, en la Cámara de Diputados y en medio de un escándalo, se frustró la renovación del mandato de la Presidente, Cecilia Moreau, por su maniobra de respaldar tanto el golpe de Estado que la emperatriz hotelera encabeza contra el Poder Judicial como su maniobra para paralizar ese Consejo, y quedó demostrada la enorme debilidad legislativa y política que afecta al Frente para Todos, que ha perdido hasta el apoyo de los diputados de la izquierda trotskista.
Con el provocador lema “Si la tocan a Cristina …”, ya se pararon de manos ATE Capital, los camioneros de Pablo Moyano y los “¿Miles?” de Luis D’Elía quienes, con su habitual lenguaje extorsivo, amenazan con paralizar la administración del Estado y con cortar todas las rutas del país; también anticiparon que resistirán, a como dé lugar, una victoria opositora en las próximas elecciones. La pregunta de oro debiera ser cómo reaccionará esta vez una sociedad tan apática, que sólo se distrae mirando hacia Qatar, para rechazar estas invasiones bárbaras que prometen asolar Roma.
Nada hicimos cuando los salvajes energúmenos apedrearon a la Policía de la Ciudad mientras se discutía en el Congreso una reforma previsional que, como está a la vista, hubiera beneficiado a tantos jubilados, o cuando acampan en avenidas impidiéndonos circular; ¿toleraremos pacíficamente que nuevamente agredan a la democracia e intenten arrasar con Comodoro Py?, ¿de qué fuerzas reales dispone el Estado para asegurar la paz?, ¿querrá utilizarlas o será cómplice de estos fanáticos enloquecidos, como sucedió recientemente en el sur con los terroristas pseudo-mapuches?
La situación se aproxima a un desenlace que promete ser violento; la proximidad de las fiestas de fin de año, que ponen en primer plano las necesidades más elementales de individuos y familias, en un marco de pobreza y miseria generalizadas, de creciente inseguridad, de inflación al 100%, de una inminente recesión, de corrupción rampante (subsidios, vacunas, sobreprecios y nuevos aviones), de indignación y descontento generalizados, tienden a reforzar esa promesa.
La PresidenteVice ha jugado a ser oposición al gobierno que inventó e integra; nadie describió mejor ese rol esquizofrénico que Jorge Liotti cuando escribió: “Cristina Kirchner elogia en público y en privado a Massa, porque necesita que siga sosteniendo la gestión de un gobierno con el que es muy crítica”. Pero otro ingrediente de la insalubre sopa es la salud de Alberto Fernández, que podría obligarlo a renunciar o pedir licencia; la Constitución dice que ella debería asumir en su lugar y, junta, la responsabilidad de timonear este Titanic que se está hundiendo.
Si se planteara esa situación, deberá elegir entre aceptar o renunciar a su vez, dejando la brasa candente en manos de la Senadora Claudia Ledesma Abdala de Zamora (o, sucesivamente, la Diputada Cecilia Moreau y el Presidente de la Corte Suprema, Horacio Rosatti), que debería convocar a la Asamblea Legislativa para designar a quien deba completar el período. ¿Intentará la “abogada exitosa” recurrir a sus propios “jóvenes idealistas” para derrotar a la Justicia o utilizará nuevamente como excusa la salud de su hija para huir a Cuba? Tal vez haya sido tema de la reunión que mantuvo recientemente en su despacho del Senado con el ex Presidente de Ecuador, Rafael Correa, convicto, prófugo y refugiado en Bélgica.
Otra posibilidad, no descartable ab initio, es que el kircherismo proponga a la oposición adelantar el calendario electoral. No lo creo pero, si se diera, puede que Juntos por el Cambio lo acepte, aunque sólo fuera para evitar que continúe deteriorándose la desastrosa situación socio-económica del país y se incremente el peso de la herencia que –supone- recibirá.
Como se ve, la realidad jamás da respiro en esta enloquecida Argentina, un país siempre al borde de un abismo aún más terrible que la absoluta decadencia que emprendió con vocación suicida hace tantas décadas. Reitero mi consejo de rezar pero, también, de comprar cascos y chalecos antibalas, porque resultarán indispensables a muy corto plazo.