Por primera vez en 200 años una mujer llega al cargo de presidenta de la Suprema Corte de Justicia de México.
Es la abogada de importante trayectoria en el sistema judicial de México, Norma Lucía Piña Hernández.
Fue elegida en tres rondas de votación y consiguió los 6 votos necesarios para su nombramiento, quedando en su lugar el ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz con cinco y la otra candidata al cargo que competía, -con Piña Hernández-, Jazmín Esquivel, había alcanzado solo un voto debido al escándalo por plagio de tesis -que había trascendido públicamente-.
Es considerado para México “un hecho histórico el nombramiento de Piña Hernández, dado que es un país con una inmensa deuda de justicia hacia sus mujeres y el tribunal más importante de México va estar dirigida por una de ellas”.
De relevamientos y estadísticas –publicados- surge que en los “últimos cuatro años se han nombrado a 227 juezas de distrito —que equivale al 50% de las nombradas desde 1995—, ellas siguen siendo solo el 40% de las titulares de los juzgados”.
Relativo a Norma Lucia Piña Hernández se puede decir que su experiencia laboral comenzó desde la docencia primaria que fue su primera profesión, para continuar con sus estudios de abogacía en la Universidad Nacional Autónoma de México como Licenciada en Derecho y posterior Doctorado en la misma institución.
Realizó especialidades en Psicología Social y Comunicación; en Derecho Constitucional y Administrativo y Judicial y en Derecho Penal, así como en Argumentación Jurídica.
A partir de allí, desarrolla una importante carrera judicial de 34 años, ocupando el cargo de jueza por Oposición en el Juzgado Tercero de Distrito en el Estado de Morelos; juez Quinto de Distrito en Materia Administrativa en el Distrito Federal; magistrada de Circuito por Oposición; y magistrada ratificada en el Decimocuarto Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Primer Circuito, entre otros cargos.
Hasta que en el año 2015, es nombrada ministra integrante de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Su intención por llegar al puesto de presidenta de la Suprema Corte la expresó -en una entrevista al diario El País -cuando estaban en curso los nombramientos- manifestando “ Quiero ser la primera mujer presidenta de la Suprema Corte. Y, si los ministros son congruentes con las resoluciones que han aprobado, deberían votar por una mujer”.
Una vez designada para tal cargo, Piña Hernández mencionó su agradecimiento a sus compañeros, los otros 10 ministros por la “congruencia y reconociendo la determinación por romper lo que parecía un inaccesible techo de cristal”.
“Al ser la primera mujer que preside este máximo tribunal, represento también a las mujeres. Me siento acompañada, respaldada por todas ellas. Me siento muy fuerte, porque sé que estamos todas aquí demostrando que sí podemos. Agradezco a las que siempre han creído, a las que no se han cansado de luchar para arrinconar a nuestra cultura patriarcal, honro a las que ya no están. Nos esforzaremos todos los días por crear una sociedad más justa, más igualitaria, sin violencia para las mujeres”.
Cabe destacar que Norma Piña Hernández ha basado sus propuestas en “la independencia judicial y el acercamiento a la sociedad por considerar que son indispensables para resolver conflictos entre los poderes públicos y lograr de esta manera la pacificación social”.
“Para liberarse, la mujer debe sentirse libre. No para rivalizar con los hombres, sino libres en sus capacidades y personalidad”. Indira Ghandi (1917-1984 ).Ex primera ministra de la India.
¿Qué importa si es hombre o mujer? Lo importante es que sea una persona VIRTUOSA Y SABIA para ejercer tan alto cargo en la justicia de un país INJUSTO, donde la muerte se desplaza con la misma fluidez en que lo hace en un campo de batalla, pero solo que el escenario no es de un campo de batalla sino de pueblos y ciudadades donde pacificos ciudadanos deberían convivir en paz ocupados en su cotidianeidad.
Un ejemplo para la Argentina.-
Un ejemplo, felicitaciones a la militancia de género por su gran logro. Los ciento nueve mil desaparecidos en un año no tienen nada que ver. La decadencia generalizada es sólo una coincidencia.
¡MUJERES, A SUS CASAS!