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El derrotero de los hospitales públicos, una realidad incómoda y cotidiana

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Un caso en primera persona.
Un caso en primera persona.

La realidad en las guardias de los hospitales públicos del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires es una suerte de quimera y peregrinar constante.

 

La burocracia está presente, y ya no hay excusa en la pandemia, ni el aislamiento, es simple y uno sencillamente debe tener la suerte de ser atendido/a y que exista la especialidad, médicos, lugar adecuado ante la urgencia.

Quien asiste a una guardia hospitalaria responde a un problema de salud concreto, inmediato, que aqueja a su salud y lo primero; más allá de todo, es recurrir a un nosocomio público, en esta oportunidad en CABA.

Cuando se habla de la excelencia de nuestros médicos en los hospitales, es cierta y real, certera; toda vez que existen profesionales adecuados, formados, que han se destacan a nivel nacional y mundial. Sin embargo, ese personal médico se encuentra limitado, con especialidades que no están, no se pueden cubrir. Con guardias que no pueden atender los distintos casos de emergencia que se presentan, imposible efectuar una adecuada atención médica que corresponda.

En concreto, en esta oportunidad se trata de una situación que está cronista –personalmente con un familiar- le tocó vivir en el Hospital General de Agudos Dr. Juan A Fernández, Comuna 14, barrio de Palermo.

Con un renombre importante históricamente, por su excelencia médica y siempre “se ofrece este sistema de salud público, gratuito y de calidad a todos los ciudadanos que viven y transitan la ciudad de Buenos Aires”.

Al llegar a la guardia hay que esperar, haciendo fila frente a unas ventanillas transparentes, bajo el título: “Admisión Guardia”. Quién atiende – en este caso- es una médica, con la indumentaria adecuada, un estetoscopio colgando de su cuello y la encargada de filtrar o derivar a la gente.

Luego de preguntar “qué le pasa”, siempre detrás de la ventanilla, de acuerdo a lo que esa persona le ocurre en su salud, de escuchar el relato -frente a una joven que presentaba dolores de oídos- dice: “que con un dolor de oídos muy fuerte, no se la puede atender, no tienen en la guardia un aparato adecuado para revisarla y ver qué pasa. Tampoco la puede medicar”.

Muy amablemente le sugiere ir hasta el Hospital de Clínicas que tienen esa especialidad o bien que pida un turno en el teléfono de Atención Ciudadana 147 del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

En otro caso, se presentó un Señor que manifestaba que tenía la mitad del cuerpo adormecido, que no se sentía bien, que le costaba mover el brazo. Detrás de la ventanilla y por una abertura abierta y con un oxímetro de pulso médico, que coloco en el dedo de la persona, brindó los valores y le dijo: “que estaba bien su presión, que saturaba bien. Que podría llegar a ser un virus o bien algún tema nervioso ante tal adormecimiento”.

La persona insistía y le pedía por favor que lo atendieran para quedarse tranquilo, porque su médica de cabecera estaba de vacaciones. Que él vivía solo y que estaba muy flojo y temía caerse. Durante el día anterior se había mareado y si le pasaba algo, imposible llamar a la emergencia, repitiendo que estaba solo.

Aquí también, se lo invitó a pedir un turno urgente con un neurólogo, que siguiera con los remedios que le estaba mostrando, como de costumbre para la presión y el corazón y sin más el señor en cuestión se tuvo que ir como llegó, sin atención médica.

-Para el caso de una urgencia renal severa dolorosa por litiasis, observo todos los estudios que se mostraron y dijo solo puedo colocar una inyección antinflamatoria, porque no hay tampoco especialista en riñones o nefrólogo.

También se lo derivo al Hospital Durand que en la guardia tienen esa especialidad.

La conclusión: Esta es forma que se atiende en la guardia de este nosocomio, pero que se hace extensivo para otros hospitales públicos; que ante la falta de una especialidad, espacio, lugar o lo que fuere se limitan a sugerir o derivar.

Por tal motivo, cuando dialogo con las personas que estaban en la fila para la guardia, todas dicen lo mismo: “llegan de otros hospitales que los derivaron y que no pueden hacer nada, no tienen la especialidad. Vienen desesperadas a la guardia por sus dolencias el comentario es el mismo: “en otros hospitales están en la misma situación y no tienen especialistas en las guardias y los derivan”.

Entonces, la pregunta y el gran interrogante que nos hacemos es: ¿qué pasa con nuestra salud pública, con los hospitales públicos? ¿Con la falta de médicos para cubrir especialidades en guardia y consultorios ¿Qué pasa con los funcionarios en ejercicio del ministerio de Salud de CABA?

Conocen, reciben información de sus secretarios, intermediarios o como sea, relativo a lo que pasa a diario, recorren los hospitales, vivencian la realidad de la gente que “han tenido obra sociales o prepaga y no pueden seguir sosteniendo”. Que 3 de cada diez personas, se van de las prepagas por la situación económica insostenible a la atención pública.

Que el Hospital General de Agudos Carlos G. Durand atiende en su guardia como puede, que llega un momento que no pueden recibir más pacientes; porque no tienen espacio físico para la atención y la gente se enoja, protesta, se van. Esperan que los pacientes que están en observación mejoren y después vuelven otra vez a dar números para seguir atendiendo a la hora que sea, “Clínica Médica” que es lo esencial para revisar y derivar a la especialidad que sea.

Mientras tanto y en pleno año electoral, los políticos están a full con sus campañas, con candidatos que se bajan, otros que se regodean entre la gente, dando entrevistas con latiguillos que son conocidos y hablando de “nosotros vamos hacer, “nosotros vamos a realizar”, “estamos convencidos”; y así frases hechas con las que envuelven y es más de lo mismo.

Todo queda en la nada. Dimes y diretes, hablan de la gastada grieta, se pasan facturas constantes y todos los trapitos al sol salen a luz. Pero la realidad es que el ciudadano, el laburante de a pie está cansado hasta el hartazgo de estos discursos demagogos; toda vez que forman parte de un círculo vicioso que siempre está y aparece como tal.

Esta es una de las tantas realidades difíciles y dolorosas que existen como tal.

“Los progresos de la medicina y de la bioingeniería podrán considerarse verdaderos logros para la humanidad cuando todas las personas tengan acceso a sus beneficios y dejen de ser un privilegio para las minorías". Dr. Rene Favaloro.

 
 

8 comentarios Dejá tu comentario

  1. LARRETA tiene a su cargo 182 mil trabajadores. La Municipalidad de córdoba, en el año 2019 la gestión terminó con 10. 418 empleados.No creo que tengan dificultades para cubrir vacantes, cubrir vacaciones, carpetas médicas y demás.Con respecto a que la gente que tienen Obras Sociales, concurren a los Hospitales públicos,ocupando turnos como también personas extranjeras. La nota da a entender que los profesionales de guardia de Hospitales Públicos de la Ciudad de Buenos Aires no cumplen con sus funciones., perfectamente establecidas , sobre yofo en Salud Públoioca por tratar con seres humanos,

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